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diana martínez
Miércoles, 25 de enero 2023, 14:49
La decisión de varios países aliados de suministrar tanques a Ucrania ha tenido una respuesta inmediata del Kremlin, que esta mañana ha criticado con especial dureza a Alemania y Estados Unidos, además de advertir que las posibilidades de una negociación de paz son ahora mismo ... prácticamente nulas. El Gobierno ruso considera que ha sido «engañado» por Washington, que ha anunciado el envío de una treintena de carros Abrams, mientras su embajador en Berlín, Serguéi Nechaev, ha advertido al Ejecutivo germano que el suministro de los Leopard 2 «eleva el nivel de confrontación». Nechaev ha aludido a razones históricas para arremeter contra el canciller Olaf Scholz, a quien ha recordado que su decisión propiciará un nuevo enfrentamiento entre los tanques alemanes y rusos en el «frente oriental», como sucedió durante la invasión nazi, y enviará «al olvido el difícil camino de la reconciliación de la posguerra entre rusos y alemanes».
Las reacciones más belicistas han quedado, de momento, aminoradas frente a las de carácter diplomático, político e histórico. Moscú se ha limitado a repetir la amenaza que ya hizo hace dos semanas el presidente Vladímir Putin: «Los tanques que lleguen arderán, al igual que todos los demás», según ha recordado el embajador ruso en Estados Unidos, Anatoli Antonov, quien cree que la operación aliada constituye «otra provocación flagrante contra Rusia». Su homólogo en Berlín ha calificado por su parte de «extremadamente peligroso» el suministro de tanques occidentales a Kiev. Así quedará demostrado, según Nachaev, que Occidente no está interesado en promover una salida «diplomática» al conflicto mediante un proceso de paz.
«La decisión de Berlín significa la negativa final de la República Federal Alemana a reconocer su responsabilidad histórica con nuestro pueblo por los terribles y eternos crímenes del nazismo», ha añadido el embajador tras poner el máximo énfasis en que los tanques con »cruces alemanas« serán enviados al »frente oriental« y causarán la muerte de numerosos civiles. «Se destruyen los restos de confianza mutua, causa un daño irreparable al ya deplorable estado de las relaciones ruso-alemanas y arroja dudas sobre la posibilidad de su normalización en el futuro previsible», ha advertido Nechaev en 'Izvestia'.
No obstante, el Kremlin minimiza de momento el efecto de los anuncios realizados tanto por la Casa Blanca como por el canciller germano. «Occidente sobreestima el potencial que podrían darle al Ejército ucraniano» los tanques occidentales, ha sugerido el portavoz oficial, Dmitri Peskov. Andrei Kartapolov, jefe del Comité de Defensa de la Duma Estatal, ha comentado en declaraciones a los medios que los Leopard 2 tienen menor blindaje y potencia de fuego respecto a los carros T-90 rusos. Y ha agregado que ni éstos ni los tanques estadounidenses han sido probados sobre el terreno ucraniano.
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Por el contrario, el Instituto para el Estudio de la Guerra estadounidense afirma que estas unidades permitirán al Ejército ucraniano «llevar a cabo una guerra mecanizada para derrotar« a las tropas invasoras y »liberar el territorio«. La estrategia de Kiev pasaría, según los consultores internacionales, por dar comienzo a una contraofensiva en primavera, cuyo eje radicaría en el uso de los carros de combate como punta de lanza para romper las kilométricas líneas de defensa fortificadas montadas por los rusos en Donbás.
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Sin embargo, los primeros análisis de Moscú cuestionan que esta operación pueda llevarse a cabo en tiempo y forma. 'The Washington Post' informa en su edición de hoy que la Casa Blanca no proporcionará la treintena de Abrams comprometidos quizá hasta el próximo otoño, muy lejos de las fechas en que la Inteligencia occidental cree que Rusia ordenará una intensa ofensiva contra Ucrania. El presidente Biden no quiere que los vehículos salgan de sus arsenales actuales. Pretende firmar un contrato con la industria de defensa para la fabricación de nuevas unidades. A este plazo de construcción se une el de adiestramiento de los militares ucranianos que se encargarán de su manejo y mantenimiento. De hecho, el 'Post' matiza que el anuncio de Biden habría sido fundamentalmente una estrategia para desbloquear la reticencia del canciller Scholz a suministrar en solitario los Leopard 2 y caminar unidos en el abastecimiento de armamento pesado a Kiev.
En este asunto llueve sobre mojado. A la decisión de reforzar al Ejército ucraniano con Abrams se suma la reciente aprobación por parte de EE UU de enviar los poderosos y versátiles misiles Patriot, otro peldaño de notable envergadura dentro de la escala que Moscú maneja para valorar la implicación de Estados Unidos en la guerra. «Hemos sido engañados», ha dicho esta mañana Peskov.
Los análisis resaltan la importancia de la decisión estadounidense, aunque de momento resulte más valorable en términos de moral que de eficacia. El experto militar Andrey Frolov cree que la amenaza de los Abrams, una de las máquinas más poderosas en un enfrentamiento librado en tierra, supera a la de los Leopard, pero llegará mucho más tarde. Además, los Leopard autorizados por Berlín «no provienen de fábricas alemanas, sino de unidades de combate» en funcionamiento. Muchas de las factorías que los fabricaban se dedican ahora a la automoción, asegura Frolov en el diario 'Komsomolskaia Pravda', y sus actualizaciones resultan «muy caras». Todo ello parece apuntar a que las unidades suministradas a Kiev serán «antiguas». Por el contrario, el experto está convencido de que EE UU trasladará al escenario bélico no solo los blindados, sino «los equipos de reparación y evacuación necesarios y, por supuesto, juegos completos de repuestos», lo que incrementará su capacidad operativa.
Eso sí, Froley llama la atención sobre los prolongados plazos de entrega. A su juicio, la «decisión final sobre el calendario y el número de vehículos se tomará en función de la próxima situación en el campo de batalla. Si las Fuerzas Armadas de Ucrania en la zona de conflicto llegan a encontrarse en una situación cercana a la capitulación, entonces no se entregará ningún Abrams a Kiev», pronostica.
Entretanto, los enfrentamientos persisten en varios frentes abiertos. Moscú anunció este miércoles el avance de sus tropas –especialmente los mercenarios del grupo Wagner– en Bajmut, actual epicentro de la guerra en el este del país invadido, donde «las hostilidades, bastante duras, continúan», afirma Denis Pushilin, jefe de la ocupación rusa en la región de Donetsk. La lucha sigue así con el fin de no repetir el resultado en la localidad de Soledar, que quedó en manos de los rusos hace dos semanas, y de donde el Ejército ucraniano admitió hoy haberse retirado.
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