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En su maratoniana comparecencia anual ante la audiencia televisiva y la prensa, de cuatro horas y media de duración, el presidente Vladímir Putin, ha vuelto a tocar los asuntos recurrentes sobre la guerra en Ucrania y las relaciones con Estados Unidos, además de la situación ... económica interna del país. Su futuro homólogo al frente de la Casa Blanca, Donald Trump, ocupó un lugar preeminente en sus declaraciones, asegurando estar dispuesto a reunirse con él «en cualquier momento». Trump aboga por un alto el fuego y el comienzo de conversaciones entre Moscú y Kiev para buscar una solución al conflicto.
Putin dijo que cuando se reúna con Trump «estoy seguro de que tendremos mucho de qué hablar» y aseguró también tener intención de mantener un «diálogo» con Ucrania, aunque volvió a señalar que siempre y cuando se reconozca «la realidad sobre el terreno». El pasado mes de junio, Putin ya avisó que una negociación de paz podrá ser posible cuando Kiev admita que todos los territorios ocupados y anexionados, Crimea incluida, pertenecen ya a Rusia, no sólo en las zonas que controlan las tropas rusas, sino las cuatro regiones (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia) en las fronteras administrativas de la época soviética.
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El máximo dirigente ruso exige además una solución definitiva, lo que los analistas consideran una «capitulación», y no sólo un alto el fuego, lo que, a su juicio, «permitiría al ejército ucraniano rearmarse». Según sus palabras, «no necesitamos una tregua, necesitamos paz, duradera y a largo plazo». El presidente ruso aseguró que «hubo intentos anteriores de negociar una tregua y Rusia estaba dispuesta a discutirlo, pero Volodímir Zelenski siempre se negó, incluso cuando el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, propuso un alto el fuego en Navidad y un intercambio de prisioneros». Putin cree que «ahora mismo no hay condiciones para unas conversaciones» con Kiev y que, llegado el momento, «deben realizarse con un poder legítimo y Zelenski no lo es (…) a menos que vaya a las urnas».
A una pregunta sobre el misil balístico de alcance medio Oreshnik, que Rusia utilizó por primera vez el pasado 21 de noviembre contra la factoría militar Yuzhmash en la ciudad de Dnipró, Putin retó a los países aliados de Ucrania a un «duelo», a «un experimento tecnológico» consistente en determinar un objetivo en Kiev y comprobar si los sistemas de defensa antiaéreos occidentales son capaces de interceptar el cohete ruso en tal ataque. Llamó al experimento «el duelo de alta tecnología en el siglo XXI (…) atacaremos allí con el 'Oreshnik' y veremos qué sucede. Estamos listos para llevarlo a cabo». Alabó una vez más las características técnicas del misil como «arma moderna» capaz de portar varias cargas tanto convencionales como atómicas.
El corresponsal de la BBC le preguntó al jefe del Kremlin si, después de que su predecesor en el cargo, Borís Yeltsin, le entregara el poder, ha logrado preservar Rusia teniendo en cuenta las pérdidas en la guerra con Ucrania, la expansión de la OTAN, la caída en Siria de Bashar al Assad y la situación económica del país, a lo que respondió diciendo que «creo que no sólo salvé a Rusia, sino que nos alejamos del borde del abismo, todo nos estaba llevando a la pérdida total de nuestra soberanía, y sin ella Rusia no puede existir como Estado independiente».
El jefe del Kremlin se negó a admitir que no ha logrado los objetivos de su Operación Militar Especial en Ucrania y que la guerra ha debilitado a Rusia. Según su opinión, «durante los años de la operación, la Federación Rusa se ha fortalecido y adquirido una auténtica soberanía, ni siquiera el poder de la OTAN ha podido frenar a nuestras tropas en el frente». «Creo que nos hemos hecho mucho más fuertes en los últimos dos o tres años. Nos hemos vuelto más independientes, estamos fortaleciendo nuestra capacidad de defensa, la preparación combativa de nuestras Fuerzas Armadas, que ahora es la más alta del mundo», subrayó.
Putin no quiso establecer un plazo para lograr la expulsión del ejército ucraniano de la región rusa de Kursk. «No puedo ni quiero hablar de una fecha específica en la que serán eliminados –los ucranianos en Kursk- , nuestros chicos están peleando, hay una batalla encarnizada en este momento. Definitivamente acabaremos con ellos, pero no puedo dar una fecha concreta». Se negó también a reconocer el derrocamiento de Assad en Siria como una derrota para Rusia, ya que, a su juicio, «se logró el objetivo de de evitar que surgiera en Siria un enclave terrorista».
El jefe del Kremlin también se mostró satisfecho de la marcha de la economía rusa pese al galopante aumento de la inflación. Dijo que las tasas de crecimiento de Rusia «superan las de Estados Unidos y la Unión Europea (…) superamos a Alemania el año pasado y este año superamos a Japón«, alardeó. «Hay algunos problemas con la inflación y el recalentamiento de la economía, pero la situación es estable».
Sin embargo, en un contexto de sanciones internacionales, de colapso de los precios del petróleo y de la devaluación del rublo, los precios, según las estadísticas oficiales, aumentaron un 32,5% en tres años. Según los últimos datos de Rosstat del 16 de diciembre de 2024, la inflación anual en Rusia se aceleró hasta el 9,52%, la más alta desde enero de 2023, y la tasa de crecimiento del coste de los alimentos se acercó al 11%, el nivel más alto desde noviembre de 2022.
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