El supuesto espía chino cuya relación con el príncipe Andrés provocó un revuelo durante el fin de semana, es un residente en el Reino Unido desde 2002, que se ha relacionado con personalidades de la política y del mundo empresarial y afirma tajante su inocencia: « ... No he hecho nada malo o ilegal. La extendida descripción de mi persona como un espía es enteramente falsa», decía en un comunicado este lunes.
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Su nombre es Yang Tengbo, tiene 50 años, cursó estudios para mejorar su práctica de la lengua inglesa, estructuras de la administración británica en la Universidad de York, creó una influyente empresa de relaciones públicas, y según el exlíder conservador, Ian Duncan Smith, es la «punta del iceberg» de una infiltración por parte de la República de China en el sistema del Reino Unido, que debería preocupar al Gobierno.
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La respuesta al escándalo del viernes se ha vaporizado. Los cronistas de la realeza afirman que el Palacio de Buckingham, oficina del rey Carlos III, ha informado a Andrés y a su exesposa, Sarah Ferguson, de que no podrán aparecer en público cuando la familia real cumpla en el día de la Navidad el rito de acudir a la iglesia más próxima a la residencia de Sandringham.
El primer ministro, Keir Starmer, estaba en Noruega, para pactar la coordinación de universidades del Mar del Norte y, más gravemente, para la coordinación de la Fuerza Expedicionaria Conjunta, que agrupa a las fuerzas de los países nórdicos y del Báltico, además de los Países Bajos y el Reino Unido, que lidera este grupo de combate creado en el contexto de la invasión de Ucrania.
La revelación de la intimidad entre Andrés y Tengbo, que utilizó también el nombre de Christopher Yang, según 'The Times', se produjo por la publicación de una sentencia del tribunal especializado en complejos casos de inmigración. Los tres jueces confirmaron la decisión del Ministerio de Interior de prohibir la entrada a Yang en el país y aceptaron la petición de su abogado de que no se publicase su identidad.
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El resultado fue que el sensacionalista 'Daily Mail' publicó en su portada que la revelación del nombre del supuesto espía era un derecho público. Duncan Smith y los diputados de partido Reform UK habían amenazado al mediodía con desvelarlo. Utilizarían el velo de los parlamentarios -todo lo que digan en las Cámaras no puede ser penalizado- para revelar su identidad, ya disponible en las redes sociales.
En esas circunstancias, Tengbo habría ordenado a su abogado que pidiera a los jueces que publicasen su nombre. Y así ocurrió, frustrando a los osados en los escaños y antes de que el Parlamento iniciase el debate sobre la reacción del Gobierno ante la revelación del jueves.
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Los medios conservadores advierten que Starmer habría cometido otro error al dialogar sobre mutua colaboración con el secretario general del Partido Comunista Chino, el presidente Xi Jinping, en el contexto de la última reunión del G-20, en Río de Janeiro. Starmer afirmó que habían acordado «mantener relaciones consistentes, duraderas y respetuosas; y eliminar sorpresas, si es posible».
David Cameron, primer líder conservador en la era que ha terminado con la victoria laborista de julio, emprendió una intensa diplomacia china, en 2015, que desembocó en acuerdos comerciales, una visita de Estado de Xi, una pinta compartida de cerveza en el pub preferido del anfitrión, en su bonita circunscripción electoral, y el anuncio de una «era de oro en las relaciones chino-británicas».
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Theresa May tuvo una recepción fría en Pekín, persiguiendo en 2018 mercados y socios perdidos por el Brexit. La posición de Starmer es distinta. En 2021, los conservadores firmaron con Estados Unidos y Australia un pacto trilateral para desarrollar submarinos de propulsión nuclear, con el afán de preservar sus intereses y seguridad en el Indo-Pacífico.
En «este periodo marcado por turbulencia», como Xi habría dicho a Starmer en su encuentro bilateral del pasado noviembre, qué hacer ahora con Yang Tengbo. La conducta oficial señala que ahora mismo el sistema prefiere reventar al príncipe Andrés que al espía chino que declara inocencia. Los próximos días darán el desenlace.
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