Protestas en la capital polaca para exigir la liberación de los dos políticos. EFE

El choque entre el presidente y el primer ministro polacos eleva la tensión en la calle

La detención de dos políticos ultra por abuso de poder ha dinamitado la difícil convivencia de Duda, del derrotado PiS, y el europeísta Tusk

Joana Serra

Berlín

Jueves, 11 de enero 2024, 19:06

La confrontación entre el primer ministro polaco, el europeísta Donald Tusk, que no lleva ni un mes en el poder, y la presidencia del país, dominada por los ultraconservadores, se ha convertido en los últimos días en un choque directo a raíz de la detención ... de dos miembros del Gobierno anterior. En las calles se palpa también el aumento de la tensión. Para el presidente, Andrzej Duda, afín al derrotado partido Ley y Justicia (PiS), los diputados arrestados -el exministro del Interior, Mariusz Kaminski, y quien fuera su número dos, Maciej Wasik- son «presos políticos», los primeros desde la llegada de la democracia a Polonia en 1989.

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Duda, quien llegó al cargo en 2015 como candidato del PiS, compareció este jueves «conmocionado» por la situación ante los medios de comunicación junto a las esposas de los dos políticos. Ambos habían ingresado en prisión poco antes, tras ser detenidos el día anterior en el propio palacio presidencial, donde habían acudido en busca de la protección del jefe del Estado por una condena que arrastraban desde hacía varios años. La detención fue calificada por el presidente polaco de «provocación» alimentada por el nuevo Gobierno de Tusk, a quien acusó de «violar la Constitución».

Contra Kaminski y Wasik pesaba una condena de dos años por corrupción y abuso de poder dictada en 2015 que no se había hecho firme hasta ahora. Duda afirmó que «no descansará» hasta que estos políticos recuperen la libertad y anunció que procederá a indultarlos, como ya hizo entonces, mientras que los dos presos se encuentran en huelga de hambre, según informaron sus familiares.

El caso de los dos políticos del PiS, el partido que cayó derrotado en las elecciones del pasado octubre tras ocho consecutivos en el poder, evidencia la difícil cohabitación entre el bloque liderado por Tusk y la presidencia del país. Un delicado escenario que se preveía desde que el europeísta volvió a convertirse en primer ministro del país, un asiento que ya había ocupado en una anterior etapa hasta que en 2014 pasó a presidir el Consejo Europeo.

Tusk tardó dos meses en superar los trámites parlamentarios hasta acceder de nuevo al poder, ya que Duda encargó primero la formación de gobierno al ex primer ministro Mateusz Morawiecki, pese a que no tenía el respaldo parlamentario necesario.

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Consecuencias

La crisis ha derivado en protestas y ha obligado a suspender esta semana las sesiones en el Parlamento

El líder europeísta se comprometió desde la campaña electoral a revertir la controvertida reforma judicial y despolitizar los medios públicos, que el PiS controló en sus ocho años ininterrumpidos al frente de las principales instituciones. La etapa de dominio ultraconservador estuvo marcada por los encontronazos entre Varsovia y Bruselas, mientras que Tusk representa el retorno a la familia del bloque comunitario. De su gestión se espera además el desbloqueo de los fondos post-pandemia, congelados por la UE.

«Limpieza democrática»

Uno de los primeros pasos de Tusk tras acceder al poder a finales de 2023 fue el cese de las cúpulas de la radiotelevisión estatal y de la agencia de prensa dentro de su objetivo de «limpieza democrática». La Justicia polaca, modelada asimismo por el PiS a lo largo de casi una década, ha declarado ilegítimos los nuevos cargos.

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La tensión política en Varsovia es enorme, tanto a escala institucional como en la calle. El Parlamento polaco ha suspendido sus sesiones hasta la próxima semana, en parte para evitar confrontaciones con los asistentes a las manifestaciones de protesta contra las últimas decisiones del Ejecutivo de Tusk convocadas por el PiS.

Según fuentes de la Alcaldía de la capital polaca, a la concentración de este jueves celebrada ante el Sejm (el Parlamento) asistieron unas 35.000 personas. Más de un centenar de autobuses llegaron hasta allí procedentes de diferentes puntos del país. Hay convocados asimismo actos de solidaridad delante de la cárcel donde ingresaron los políticos detenidos.

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