Muere una periodista ucraniana retenida por Rusia desde 2023

El padre de Róshina, Volodímir, se enteró de que estaba detenida en Rusia nueve meses más tarde de su desaparición. Y este viernes el portavoz del Centro para los Presos de Guerra ucraniano, Petro Yátsenko, informó que «desgraciadamente la información sobre la muerte de Victoria ha sido confirmada». Lo dijo ante las cámaras de televisión y añadió que «es pronto para hablar de las circunstancias. Trabajamos para establecerlas».

El medio ruso 'Mediazona' sostiene que su fallecimiento se produjo cuando Róshina era trasladada desde el centro de detención preventiva número 2 de Taganrog, localidad situada muy cerca de la frontera con Ucrania, a la capital rusa, al penal de Lefórtovo, pero no aporta ningún detalle sobre las causas de la muerte ni sobre lo que pudo pasar en ese trayecto. Según Yátsenko, su envío a Moscú «tal vez era indicio de que se preparaba su liberación como parte de futuros intercambios de prisioneros de guerra».

Por su lado, la Fiscalía General de Ucrania ha anunciado que la muerte de Róshina se investiga como «crimen de guerra» y «asesinato premeditado». El comisionado de Derechos Humanos de la Rada Suprema (Parlamento ucraniano), Dmitro Lubínets, dijo que había recibido confirmación de su fallecimiento por la parte rusa y, según la respuesta del Ministerio de Defensa de Moscú al llamamiento de su padre, la periodista falleció el 19 de septiembre. Habría cumplido 28 años el 6 de octubre.

Antes de ser enviada a Taganrog había estado recluida en la colonia penitenciaria número 77, en la ciudad portuaria ucraniana de Berdiansk, ocupada desde el inicio de la invasión y perteneciente a la región de Zaporiyia, en donde se supone que fue arrestada. Lo que nadie ha revelado todavía han sido las causas de su detención ni los cargos que se la imputaban.

En esa colonia número 77 de Berdiansk, según la ONG Media Initiative for Human Rights, se practicaban torturas. Su directora, Tatiana Katrichenko, asegura que «desde los primeros meses de la invasión a gran escala, los rusos han estado utilizando ambos lugares para recluir tanto a militares como a civiles ucranianos, en particular a las mujeres. También Taganrog es conocido como uno de los lugares más crueles de la Federación Rusa con aplicación de descargas eléctricas a los penados. Los prisioneros de Azovstal estuvieron en Taganrog y los que fueron liberados hablan de «terribles torturas». Las autoridades ucranianas afirman que actualmente hay unos veinticinco periodistas de su país presos en Rusia.

La Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU publicó en marzo un informe que recoge numerosos casos de torturas y ejecuciones por parte de Rusia contra prisioneros de guerra y civiles. Sin embargo, destaca que este tipo de actuaciones en cuanto al trato a los presos son algo «extendido» y «rutinario» en los centros de detención rusos, instalaciones que además se encuentran por lo general en unas condiciones que no se ajustan a los requisitos del Derecho Internacional Humanitario. Así lo atestiguaron sesenta testimonios de prisioneros ucranianos liberados y que además han sido comparados con otros previamente documentados y con informaciones de acceso abierto.