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Un «baile de invierno» organizado en la sala de fiestas de Crépol, una localidad de 500 habitantes al sureste de Francia, acabó la noche del pasado sábado al domingo en un baño de sangre. Thomas, un joven estudiante de 16 años, murió apuñalado y otras ... 16 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, después de que una decena de individuos de fuera del pueblo atacaran por razones que se desconocen con armas blancas a los asistentes al baile.
La víctima era un estudiante del instituto Dauphiné de Romans-sur-Isère y jugaba al rugby en el equipo local, el RC Romanais Péageois. Thomas era muy apreciado por sus compañeros de clase y de equipo.
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Varios testigos aseguraron que la tragedia comenzó cuando uno de los vigilantes trató de impedir que un grupo de personas que no se habían inscrito al baile entraran en la fiesta. Según testigos, no se trató de una pelea entre dos bandas de jóvenes, como en un principio había dicho la prensa francesa y la fiscalía, sino de un ataque con armas blancas perpetrado contra los asistentes al baile.
«Una banda ha venido a matar a gente. No vinieron a divertirse, sino a hacer mal», denunció la alcaldesa de Crépol, Martine Lagut, después de la tragedia. «Lo que pasó es absolutamente vil e inaceptable. Gente que venía de fuera ha querido forzar la entrada de esta fiesta y han comenzado las cuchilladas. Esto se llama asalvajamiento», opinó el lunes el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en una entrevista en televisión.
Tras el ataque, siete personas han sido detenidas por la gendarmería nacional en las afueras de Toulouse, anunció hoy Darmanin en la Asamblea Nacional. «Espero que las personas serán duramente condenados», añadió el ministro. Entre los detenidos, se encuentra el principal sospechoso del apuñalamiento mortal de Thomas.
«La investigación dirá si (los detenidos) son los autores de este crimen odioso», dijo Darmanin. «Usted no conoce ni la edad de los detenidos ni su nacionalidad. Evite añadir indignidad a un drama que toca la nación», recomendó Darmanin a la diputada de extrema derecha Lisette Pollett. Esta diputada ultraderechista había lamentado poco antes en el debate parlamentario que «el mundo rural ya no está a salvo de esta salvajería» y había denunciado «el asalvajamiento de nuestra sociedad».
La derecha y la extrema derecha francesa han condenado este asesinato y hablan de «racismo antiblanco», sin que éste todavía las autoridades francesas hayan confirmado la nacionalidad ni el origen étnico de los agresores.
«Nadie se encuentra al abrigo en ninguna parte. Un nuevo límite se ha traspasado», dijo la líder ultraderechista Marine Le Pen. La excandidata presidencial aseguró que Thomas, el joven asesinado, fue víctima de «ataque organizado» llevado a cabo por «milicias armadas» procedentes de barrios conflictivos que hacían «razias».
«No permitamos una tal barbarie», escribió en la red social X (antes Twitter) Éric Ciotti, presidente del partido Los Republicanos (derecha moderada), en reacción al asesinato de Thomas por una «chusma».
Este término también fue empleado por el político ultraderechista Éric Zemmour, que denunció que «la chusma» fuera a Crépol a «matar jóvenes franceses». Zemmour considera que Thomas y otros franceses asesinados por extranjeros son «mártires» y «víctimas inocentes de la guerra de civilizaciones».
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