«En mi partido no hay espacio para racistas o antisemitas», advierte Meloni

Forzada por un escándalo que ha crecido según el paso de las horas, la gobernanta subraya que «no pueden formar parte» de HdI quienes «no hayan entendido» el recorrido realizado por el partido, que desde sus orígenes posfascistas ha atemperado sus posiciones como fuerza de Gobierno para presentarse como una agrupación conservadora al uso. De hecho, cargos y militantes de Hermanos de Italia se han mostrado conmocionados por los vídeos donde se canta 'Duce, Duce' y se repiten los saludos fascistas mano en alto.

Este escándalo le ha estallado a Meloni en un momento delicado, cuando trata de ganar peso dentro de las instituciones de la Unión Europea tras las recientes elecciones, superando las reticencias de muchos a aliarse con ella debido al origen ultraderechista de HdI. Ese 'cordón sanitario' ha pesado más que los buenos resultados obtenidos en las urnas, en las que fue la única única jefa de Gobierno de un país grande de los Veintisiete que salía reforzado.

Además, lidera el tercer grupo de diputados más numeroso del Parlamento Europeo. Los ultraconservadores ECR se constituyeron precisamente este miércoles con un total de 84 representantes, por detrás del Partido Popular Europeo (PPE), que ganó las elecciones con 188 escaños, y de los Socialistas y Demócratas (S&D), que disponen de 136. Los liberales ocupan el cuatro puesto con 76 europarlamentarios.

La formalización del grupo garantiza la continuidad en su seno del polaco Ley y Justicia, cuyos 18 representantes habían hecho ver su intención de unirse al proyecto político europeo del húngaro Víktor Orbán. ECR tendrá una doble presidencia en manos de Nicola Procaccini, el jefe de Hermanos de Italia en la Eurocámara, y del polaco Joachim Brudzinski. El español Hermann Tertsch, de Vox, repite como uno de los cuatro vicepresidentes.

La mala imagen provocada por la polémica sobre las juventudes de Hermanos de Italia llevó a Meloni a criticar al diario digital 'Fanpage' por infiltrarse entre sus filas para sacar a la luz los comentarios e imágenes racistas y fascistas que circulan entre sus miembros. Sin saber que les estaban grabando, los jóvenes militantes jaleaban al dictador Benito Mussolini o acusaban a los judíos de «vivir del Holocausto», entre otras atrocidades.

Aunque aseguró sentirse «triste y enfadada por la representación que se ofrece de nosotros» debido a «los comportamientos de algunos jóvenes de nuestro movimiento grabados en privado», la primera ministra reivindicó el derecho a ser «de derechas» y a presentarse como «patriotas». Eso sí, que miran «al futuro y no al pasado».

«Como he dicho decenas de veces, no hay espacio en HdI para posiciones racistas o antisemitas, ni tampoco para los nostálgicos de los totalitarismos», declara Meloni en su carta que, sin embargo, ha sido insuficiente para las fuerzas de la oposición, que le piden una condena clara del fascismo. Miembros de la Comunidad Judía de Roma han expresado también su malestar por estos hechos y exigido a la primera ministra que sea ejemplar y castigue a los militantes que aparecen en los vídeos en actitudes fascistas e insultantes.