El malestar y las protestas de los agricultores se extienden por toda la Unión Europea

En territorio galo, epicentro de la lucha, miles de agricultores avanzan hacia París con el propósito de sitiarla. Ocho autopistas han sido cortadas en diferentes tramos en espera de una respuesta del Gobierno del nuevo primer ministro, Gabriel Attal. Sus tractores, que mantienen también cien puntos de bloqueo en todo el país, llegaron este miércoles a las puertas del gran mercado de abastos que surte a la capital de alimentos, situado en la localidad de Rungis, a unos 17 kilómetros al sur de la megaurbe.

Allí se toparon con las tanquetas de la Gendarmería, que impidieron el paso a lo manifestantes en un clima de gran tensión, sin que llegaran a producirse enfrentamientos. «Quien siembra la miseria, recoge la ira», rezaba una de las pancartas que llevaban los agricultores del convoy que alcanzó las inmediaciones del primer mercado mayorista de productos frescos del mundo.

En el 'vientre de París', como llaman los galos a Rungis, las fuertes medidas de seguridad no impidieron que un grupo de miembros del sindicato agrícola Coordinación Rural lograra penetrar a pie en el recinto, una acción simbólica que llevó al arresto de 91 personas, las primeras detenciones desde que se inició la protesta. En su pulso con el Gobierno, unos 10.000 manifestantes y 3.600 tractores siguen movilizados, según cifras oficiales.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha sido hasta ahora bastante condescendiente con los bloqueos de carreteras y se ha mostrado reacio a utilizar la fuerza contra ellos para desalojarlos, a diferencia de lo que ocurrió durante las protestas del movimiento de los 'chalecos amarillos'. No obstante, Darmanin ha establecido tres líneas rojas claras: los agricultores no pueden entrar en París ni bloquear el mercado de Rungis ni los dos aeropuertos de la capital, Charles de Gaulle y Orly.

Rungis, oficialmente inaugurado en 1969, es heredero del antiguo mercado central de Les Halles, que retrató Emile Zola en su novela 'El vientre de París'. Esta enorme instalación mayorista ocupa 234 hectáreas, alberga 1.200 empresas y da empleo a 13.000 personas. Cada año, 2,4 toneladas de mercancías transitan por un centro que alimenta a 18 millones de habitantes de la región parisina. El bloqueo de carreteras perturba la llegada de mercancías a Rungis, pero la situación «no es nada catastrófica» ni hay desabastecimiento de alimentos, según manifiestan los mayoristas consultados por el diario 'Le Parisien'.

Los bloqueos y protestas se han extendido por todo el continente europeo. En Alemania el sector agrario protesta por la eliminación gradual de las exenciones fiscales sobre el diésel agrícola. Por ello, cientos de tractores invadieron este miércoles Hamburgo y desde allí algunos de sus dirigentes pidieron la renuncia del canciller federal, Olaf Sholtz.

El descontento contra las políticas de la UE también se detecta ya en Italia, Bélgica, Países Bajos o España, donde los granjeros anuncian inmediatas movilizaciones en rechazo a las medidas para combatir el cambio climático.

Además, en los países comunitarios del Este, sufren los efectos de la guerra de Ucrania. La invasión rusa ha causado que los precios en países vecinos como Hungría, Polonia y Rumania cayeran repentinamente y los agricultores locales se han quedado sin poder vender sus cosechas.