Macron promete «firmeza» contra los radicales mientras decaen los disturbios en Francia

'Juntos por la República' rezaba la pancarta que encabezaba la marcha de L'Haÿ-les-Roses en apoyo de su alcalde, Vincent Jeanbrun, y su familia, víctimas de un ataque en su propio domicilio. Durante los disturbios desconocidos empotraron este fin de semana un vehículo contra su casa y lo incendiaron cuando su mujer y sus hijos, de 5 y 7 años, dormían en el interior. Su esposa resultó herida. La Fiscalía ha abierto una investigación por intento de asesinato.

«Estos últimos días han sido los peores de mi vida», reconoció el regidor, que calificó de «asesinos» a los que atacaron su hogar de madrugada y trataron de «quemar vivos» a su mujer y sus dos pequeños. «Más que nunca, nuestra República y sus servidores son amenazados y atacados. En realidad, es la democracia misma la que es atacada», denunció Jeanbrun, que agradeció los mensajes de apoyo recibidos en las últimas horas. «Esto no puede durar, no durará», se mostró convencido el alcalde de L'Haÿ-les-Roses. «Stop, basta», añadió. «Basta, basta», gritaron los habitantes de esta localidad a las afueras de París. En otro momento de la marcha, políticos y ciudadanos cantaron 'La Marsellesa', el himno nacional.

El presidente del Senado, Gérard Larcher; la presidenta de Île-de-France (región parisina), Valérie Pécresse; y el líder de Los Republicanos, Éric Ciotti, estuvieron presentes en la manifestación para arropar a este alcalde conservador, al igual que Aurore Berger, jefa del grupo parlamentario de Renacimiento, el partido del presidente, Emmanuel Macron. La Asociación de Alcaldes de Francia convocó concentraciones delante de los ayuntamientos en apoyo a su homólogo de L'Haÿ-les-Roses y para denunciar la violencia de la que han sido víctimas otros ediles. Desde el 27 de junio, 99 regidores han sido atacados, según la prensa gala.

Estas concentraciones muestran «una Francia que quiere la paz, la libertad y el orden. El punto común de los alborotadores es que desprecian la República y odian Francia. Esta concentración es la de un país que no bajará ni los brazos ni los ojos», dijo David Lisnard, alcalde de Cannes y presidente de la asociación. «Nada puede justificar la violencia», añadió la primera edil de París, Anne Hidalgo, que condenó «sin reserva» todos los ataques contra cargos electos.

Macron recibirá el martes en el Palacio del Elíseo a los alcaldes de comunas víctimas de la violencia en estos últimos días para expresarles su apoyo en estas jornadas difíciles. «La prioridad es asegurar la vuelta del orden republicano con el mantenimiento del dispositivo policial y una respuesta penal muy firme», dijo la primera ministra, Élisabeth Borne, quien este lunes se reunió con los líderes de los grupos parlamentarios.

Macron y Darmanin realizaron anoche una visita sorpresa a un cuartel de la policía en distrito 17 de París. Con esta visita Macron ha querido dar su apoyo a policías y gendarmes movilizados estos últimos días día y noche para frenar los disturbios y saqueos.

El Gobierno prometió una vez más mano dura ante los vándalos. «No dejaremos que nadie apuñale a la República», declaró el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en visita a Saint-Quentin (norte del país). «Estamos al lado de nuestros representantes locales. Vamos a reconstruir los ayuntamientos y edificios dañados. El Estado va a trabajar en ello desde este verano», prometió.

Alrededor de 45.000 agentes han sido movilizados para tratar de restablecer el orden. En las últimas horas, la violencia bajó en intensidad, sin que la paz social haya regresado totalmente a las calles. La noche del domingo al lunes, con 157 detenidos, fue más tranquila si se compara con la gran violencia de las jornadas anteriores. También esta última madrugada la intensidad de los disturbios ha decrecido: sehan registrado 72 detenciones y no ha habido incidentes importantes.

Darmanin achacó el descenso a la firmeza del Ejecutivo y la actuación policial, sin necesidad de tener que declarar el estado de emergencia, como exigían la derecha y la extrema derecha ante el caos de estos días. Las autoridades se muestran, sin embargo, prudentes, conscientes de que cualquier chispa puede volver a encender de nuevo la hoguera del descontento social y la violencia.

Desde que comenzaron los altercados se han registrado 3.236 arrestos y 700 agentes han resultado heridos. La edad media de los detenidos es de 17 años. El 60% de ellos no tenía antecedentes policiales ni judiciales. En 2005, en los disturbios de la periferia de París hubo 3.200 personas que acabaron en los calabozos en tres semanas.

Los disturbios y saqueos de estos últimos días han provocado importantes daños materiales: 5.000 coches calcinados, 10.000 papeleras y contenedores de basura incendiados, 1.000 edificios quemados o dañados y 250 comisarías o gendarmerías atacadas. Además 2.000 establecimientos -comercios, estancos, restaurantes, bancos y centros comerciales- han sido vandalizados. Sólo en la región de París los daños en el transporte han provocado pérdidas de veinte millones de euros.