«Estoy aquí para luchar», afirma Macron ante el estrecho margen que le separa de Le Pen

Como no hay tiempo que perder, Le Pen y Macron dieron este lunes el pistoletazo de salida a una nueva campaña. El todavía presidente, que hasta ahora optó por una estrategia minimalista con pocos desplazamientos y un solo mitin, este lunes visitó en un solo día tres localidades del norte del país y conversó en mangas de camisa con los compatriotas que fue encontrando por la calle.

Macron se mostró combativo. «Estoy aquí, decidido a luchar», dijo el candidato de La República en Marcha en Denain, un municipio donde el 41% de sus habitantes votaron a su rival en la primera vuelta. «Quiero, evidentemente, hablar a todos los votantes e incluso convencer a nuestros ciudadanos que apoyan al Frente Nacional o que se han abstenido para que se unan a mí», añadió.

El presidente es consciente de que, a pesar de que sacó cuatro puntos de ventaja a Le Pen, nada está decidido y que su reelección no está garantizada. La batalla por el palacio del Elíseo se presenta ajustada. «Estamos muy cerca. Puedo ganar», se mostró convencida Le Pen. «Estamos preparados para gobernar», dijo Jordan Bardella, presidente de Reagrupación Nacional.

Si hoy se volviera a las urnas, Macron ganaría con un 51% de los votos frente al 49% que obtendría la candidata de ultraderechista, según el último sondeo de IFOP realizado para las cadenas de televisión TF1 y LCI. En 2017 Macron sumó el 66,1% de las papeletas. Le Pen tuvo que conformarse con el 33,9%.

Cinco años después ambos vuelven a enfrentarse. Pero han cambiado para este 'remake'. «Abordamos esta segunda cita con las urnas con más experiencia. La acumulada en cinco años va ser útil», explicó Le Pen, quien en 2017 protagonizó un desastroso debate televisivo que probablemente le costó la presidencia.

El candidato de La República en Marcha ya no es el joven que sedujo a los franceses al embarcarles en una aventura política prometiéndoles superar el eje tradicional izquierda-derecha. El poder desgasta y su mandato ha estado marcado por numerosas crisis, desde las protestas de los 'chalecos amarillos' a la guerra de Ucrania, pasando por la pandemia. Podría pasarle factura.

Por contra, Le Pen ha conseguido suavizar su imagen. Desde que asumió las riendas del partido ha llevado a cabo una 'desdiabolización' de Reagrupación Nacional para hacerlo más presentable. Echó a los elementos más radicales y matizó su discurso. Ya no infunde tanto miedo como su padre, Jean-Marie Le Pen, el histórico fundador del Frente Nacional.

La irrupción del ultra Éric Zemmour le ha beneficiado. «Ahora nadie en Francia piensa que Marine Le Pen es de extrema derecha», asegura Sébastien Chenu, portavoz de Reagrupación Nacional, quien si tuviera que ponerle una etiqueta a su candidata sería la de 'republicana patriota'.

Uno de los temas centrales de la segunda parte de la campaña será la pérdida del poder adquisitivo, una de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos. «Cuando está en dificultades, (Macron) propone cheques», dijo Le Pen. «Ella baja el IVA», respondió a distancia el presidente, que critica que la candidata de extrema derecha no explica de dónde va a sacar el dinero para financiar las políticas que promete.

Macron y Le Pen también tienen propuestas distintas sobre las pensiones. El centrista propone elevar progresivamente la edad de jubilación a los 65 años, mientras que la candidata de Reagrupación Nacional quiere mantenerla en 62 e incluso bajarla a 60 para aquellos que comenzaron a trabajar muy pronto.

Los dos candidatos al Elíseo también tienen una visión antagónica sobre la UE. Macron es europeísta. Le Pen es nacionalista. «No voy a salir de la Unión Europea. No es mi objetivo», afirma ahora Le Pen. En 2017 lo proponía, al igual que salir del euro.