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La fiesta de cumpleaños que organizó en el Club Mutabor de Moscú el pasado miércoles la muy conocida influencer y presentadora televisiva rusa, Anastasia (Nastia) Ívleeva, cuyas imágenes, ciertamente provocativas e incluso obscenas, difundió ella misma y sus invitados en las redes sociales, ha levantado ... una enorme polvareda entre los llamados activistas «patriotas» rusos, muchos de los partidarios del presidente Vladímir Putin, sus principales propagandistas en las televisiones públicas, organizaciones anexas a la Iglesia Ortodoxa rusa, y toda una serie de puritanos de pelajes diversos.
El motivo principal de este rasgamiento de vestiduras colectivo se debe al hecho de que consideran «inadmisible» que, mientras en el país vecino cada día mueren soldados rusos combatiendo contra los «nazis» ucranianos, en Moscú la gente pija se lo pasa a lo grande en juergas «indecentes». El código de vestimenta para participar en el evento era acudir «casi desnudo» o con ropas transparentes.
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De esa «impúdica» guisa estaban Ívleeva, la famosa periodista, también presentadora, excandidata a la Presidencia rusa y ahijada de Putin, Ksenia Sobchak, la cantante Lolita Miliávskaya y estrellas del pop ruso como el inefable Philip Kirkórov, Dima Bilán o el rapero Vacio (Nikolái Vasíliev), que se presentó con unas zapatillas y un calcetín tapando los genitales como único atuendo. Ívleeva se colocó un collar de brillantes con una esmeralda en el trasero, al parecer valorado, según ella, en 26 millones de rublos (unos 260.000 euros), que, a juzgar por los vídeos publicados, causó verdadera sensación.
Ellos y muchos otros que estuvieron también presentes se enfrentan a la posibilidad de tener que responder ante la Justicia. Varias organizaciones rusas que velan por los principios morales y las esencias patrias aseguran que piensan promover querellas ante la Fiscalía General. La fiesta fue interrumpida por la Policía apenas transcurrieron 24 horas. El precio de las entradas para la parte abierta del evento alcanzó el millón de rublos (unos 10.000 euros).
Representantes de los movimientos de inspiración religiosa 'Cuarenta por Cuarenta' o 'La Llamada del Pueblo' se proponen conseguir que los órganos judiciales investiguen si durante la fiesta se consumieron drogas o hubo propaganda homosexual, actividad prohibida en Rusia incluso entre las personas adultas. Consideran que nada parecido debe tener lugar cuando las autoridades «insisten en apelar a los valores tradicionales» y continúe la guerra con Ucrania.
La líder de la Liga por un Internet Seguro, Ekaterina Mizulina, por su parte, calificó de «cínico» celebrar tal tipo de eventos «cuando nuestros muchachos están muriendo en la Operación Militar Especial (…) ellos no luchan por cosas así». La diputada María Bútina ha pedido que se compruebe si lo sucedido en el Club Mutabor «cumple la prohibición de propaganda LGBT y con el decreto del presidente de la Federación Rusa sobre la preservación y fortalecimiento de los valores espirituales y morales tradicionales rusos».
«Me encanta que en cada una de mis fiestas la gente escribe comentarios asegurando que esto es libertinaje, satanismo, cuando lo que hay es gente guapa, medio desnuda con hermosos trajes…», afirmó Ívleeva el jueves en un mensaje de audio en su canal de Telegram. Los agentes de Policía llegaron a Mutabor poco antes del inicio de la segunda parte de la fiesta, en la que, según señala el canal de Telegram Shot, cualquiera podía entrar pagando solamente 2.500 rublos (25 euros) y observando el código de ir ligeros de ropa. Tras el registro policial y la «recogida de pruebas» la fiesta se reanudó, pero fue languideciendo por el temor a represalias.
El mismo día del cumpleaños de Ívleeva, el Tribunal Taganski de Moscú multó con un millón de rublos (10.000 euros) al canal Tochka-TV por mostrar un vídeo del cantante ruso, Nikolái Baskov, con supuesto contenido propagandístico LGBT. Se da la circunstancia de que la grabación se difundió varias veces desde 2012, cuando fue lanzado el clip, y solamente ahora se ha descubierto su carácter delictivo. Según la sentencia judicial, el protagonista (Baskov) sufre un ataque de ira por celos al observar una escena de cama entre una mujer y un hombre, pero el tribunal concluye que estaba celoso de él, no de ella, pese a que nada hace suponer tal cosa.
El pasado 30 de noviembre, el Tribunal Supremo de Rusia prohibió el «movimiento LGBT internacional» y sus «filiales» en Rusia debido, según subrayó el juez Oleg Nefiódov, a su carácter «extremista». Desde entonces, han tenido lugar varias redadas policiales en establecimientos frecuentados por gays. En noviembre de 2022, el Parlamento ruso, recordó hace tres semanas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, «aprobó una ley sobre la protección de los valores tradicionales que prohibía la propaganda de personas LGBT y transgénero, la promoción de la pedofilia y las manifestación de este tipo de personas ante los menores, así como animar a los niños a cambiar de sexo».
El pasado mes de julio, los diputados rusos adoptaron otra una norma que prohíbe las operaciones quirúrgicas y las terapias hormonales destinadas a un cambio de sexo. El texto, además, priva a las personas transgénero del derecho a adoptar niños. Desde 2013, una ley rusa prohíbe hacer propaganda de «relaciones sexuales no tradicionales» entre los niños, que luego fue ampliada en noviembre de 2022 también a los adultos. Desde 2020, la Constitución rusa precisa además que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, impidiendo de facto las uniones entre personas del mismo sexo.
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