Secciones
Servicios
Destacamos
Francia vivió este lunes un Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, marcado por las protestas masivas contra la reforma de las pensiones del presidente, Emmanuel Macron, y por la violencia. Según la Policía, 782.000 personas se manifestaron en todo el país, de ... los que 112.000 protestaron en París. Los sindicatos reivindicaron 2,3 millones de manifestantes en la integridad del territorio nacional y 550.000 en la capital gala.
La Confederación General del Trabajo (CGT) calificó de «histórica» la movilización, que alcanzó «un nivel récord para un Primero de Mayo, superando las de 2002 y de 2009», la anteriores de gran congregación. El año pasado solo tomaron parte 116.500 ciudadanos, según cifras del Ministerio del Interior.
Las centrales francesas no desfilaban juntas desde 2009, cuando protestaron contra la crisis financiera. Esta unidad sindical «demuestra la profundidad del movimiento, su popularidad y la determinación colectiva a no pasar la página», señaló la CGT. «Estamos aquí, estamos aquí, aunque Macron no quiera», «No estamos cansados», «Macron, lárgate», «Macron, dimisión» y «Macronista el que no bote», coreaban los manifestantes en París, que derrochaban energía a pesar de que llevan tres meses luchando.
Noticias Relacionadas
Muchos manifestantes de la capital golpearon cacerolas en señal de protesta y denunciaron que el Gobierno hacía oídos sordos a las reivindicaciones de los trabajadores, que exigen la retirada de la reforma. «Bajo las cacerolas, el fuego», advertía una pancarta. «El agua hierve a 100 grados, le pueblo a 49.3», rezaba otra, haciendo referencia al artículo de la Constitución que utilizó Macron para aprobar el proyecto por decreto, sin someterla al voto de la Asamblea Nacional.
El Ministerio del Interior movilizó 12.000 policías y gendarmes, de los que 5.000 estuvieron desplegados en París. La primera ministra, Élisabeth Borne, consideró «inaceptables» las escenas de violencia que se vivieron en varias ciudades en Francia, especialmente en París, Lyon, Estrasburgo y Nantes. Manifestantes radicales se enfrentaron en varias localidades a los agentes y provocaron importantes daños materiales en el mobiliario urbano y en bancos y comercios.
En la capital, elementos radicales incendiaron una parada de bicicletas eléctricas. El fuego se propagó a un edificio en construcción colindante situado en la Plaza de la Nación en París, provocando daños materiales en la fachada. En Angers, manifestantes violentos rompieron con barras de hierro las puertas de cristal del ayuntamiento y atacaron comercios.
Según el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en la manifestación en París había 2.000 miembros de extrema izquierda «extremamente violentos que han venido con un solo objetivo: matar a un policía». Según un balance provisional, al menos 406 agentes y gendarmes resultaron heridos en toda Francia, de los que 259 acabaron hospitalizados en París. Un miembro de los cuerpos de seguridad resultó gravemente herido en la capital, con quemaduras en la cara y en los brazos tras un ataque con un cóctel molotov, pero su vida no corre peligro.
«No nos enfrentamos a la violencia, sino a intentos de asesinato contra las fuerzas del orden», denunció la líder de la extrema derecha Marine Le Pen. «En cuanto a los pirómanos de edificios de apartamentos, deben ser llevados ante el Tribunal de lo Penal», exigió en Twitter
Este martes a la mañana el ministro del Interior ha hecho un balance de las protestas: 540 detenidos en toda Francia, de los que 305 en París.
El Gobierno espera que esta jornada de reivindicaciones fuera la última gran protesta antes de pasar la página la impopular reforma de las pensiones. La ley, promulgada el 15 de abril por el presidente, fija en 64 años la edad mínima de jubilación en Francia, dos años más que hasta ahora. El proyecto, al que se oponen dos de cada tres franceses, entrará en vigor el 1 de septiembre.
«No puede haber una vuelta a la normalidad si no se retira esta reforma», advirtió Sophie Binet, la secretaria general de la CGT. «La lucha continuará hasta la retirada», añadió Jean-Luc Mélenchon, fundador del partido izquierdista La Francia Insumisa, el equivalente de Podemos en Francia.
La «arrogancia» de Georgia Meloni la empujó este lunes a convocar un Consejo de Ministros para poner en marcha nuevas reformas laborales. Así lo calificó la Confederación General Italiana de Trabajo, que denunció cómo la primera ministra hizo coincidir esta reforma con la festividad del 1 de Mayo y sin consultar a las partes implicadas. Las centrales consideraron además innecesaria esta premura, ya que todavía queda por delante la necesaria aprobación del Parlamento. La medida principal será un descenso de los impuestos a trabajadores con rentas iguales o inferiores a 35.000 euros, aunque solo estará en vigor seis meses. Meloni también aprobó la reforma de la denominada renta de ciudadanía por un subsidio más restrictivo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.