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Francia se convirtió este lunes en el primer país del mundo en blindar el aborto en su Constitución. El Congreso -que reunió a las dos cámaras del Parlamento francés en el Palacio de Versalles– aprobó por 780 votos a favor, 72 votos en contra y ... 50 abstenciones recoger la interrupción voluntaria del embarazo como una «libertad garantizada» en la Carta Magna. «Orgullo francés, mensaje universal», ensalzó en las redes sociales el presidente galo, Emmanuel Macron. El mandatario anunció que la ceremonia final que sellará el texto tendrá lugar el jueves, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en la plaza Vendôme de París.
El cambio constitucional tuvo lugar casi cincuenta años después de la despenalización del aborto en Francia. Esta gran victoria feminista se produce, sin embargo, en pleno retroceso en Europa y en el mundo de los derechos al aborto y la anticoncepción. El proyecto de ley para blindar el aborto en la Constitución ya había sido aprobado previamente por la Asamblea Nacional y el Senado por separado pero para realizar la modificación en la Carta Magna era necesario el voto de tres quintas partes de los votos del Congreso, que reúne a diputados y senadores.
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A partir de ahora, la Carta Magna contemplará en su artículo 34 que «la ley determina las condiciones en las cuales se ejerce la libertad garantizada de la mujer a recurrir a una interrupción voluntaria del embarazo». La inscripción de la interrupción voluntaria del embarazo en la Constitución es «el resultado de un largo combate» por los derechos de las mujeres, recordó el primer ministro francés, Gabriel Attal, ante el Congreso. «Tenemos una deuda moral hacia todas las mujeres» que han fallecido o han sufrido un aborto clandestino, opinó.
Con este voto, Francia envía «un mensaje a todas las mujeres: vuestro cuerpo os pertenece y nadie tiene el derecho a disponer de él en vuestro lugar», subrayó el primer ministro. «Francia es hoy pionera. Es la patria de los derechos de las mujeres», proclamó Attal.
La sesión parlamentaria fue retransmitida en directo en una pantalla gigante en la plaza del Trocadero de París. La Torre Eiffel centelleó para celebrar este histórico voto y exhibió los hashtags #IVGConstitution (aborto Constitución) y #moncorpsmonchoix (mi cuerpo, mi elección). Con la constitucionalización del aborto, Francia también desea mandar un mensaje a todas las mujeres que viven en países donde sus derechos están en retroceso.
Macron quiso blindar el aborto después de la conmoción que causó en Francia la noticia de que el Tribunal Supremo de EE UU había derogado en junio 2022 el derecho al aborto a nivel nacional, permitiendo volver a legislar a cada uno de los 50 Estados del país. En el país galo se permiten las interrupciones del embarazo hasta la semana 14 de gestación. Está despenalizado desde 1975 con la ley Veil, que lleva el nombre de su impulsora Simone Veil, quien fue ministra de Sanidad, presidenta del Parlamento Europeo y superviviente del Holocausto.
Tras la votación, la ley Veil seguirá en vigor y los médicos que se niegan a practicar abortos podrán seguir haciéndolo recurriendo a su cláusula de conciencia. Lo que cambia con la constitucionalización es que, si un gobierno ultraconservador llega al poder en Francia, le será más difícil restringir el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo porque para ello deberá cambiar antes la Constitución.
Aunque el aborto no está actualmente amenazado en Francia, la asociación Planning Familial advierte que las dificultades de acceso a dicha práctica «son bien reales en 2024». Esta organización denuncia en primer lugar los cierres de centros abortivos en el país galo, lo que obliga a cada vez más mujeres a hacer largos trayectos en coche para poder interrumpir su embarazo en otro departamento. También lamenta la multiplicación de ataques a asociaciones proaborto y la proliferación en internet y en las redes sociales de campañas de grupos contrarios -nacionales y extranjeros- que ofrecen falsa información y culpabilizan a quienes deciden poner fin a la gestación.
En 2022, se registraron 234.300 interrupciones voluntarias del embarazo en Francia, el número más alto de abortos inducidos en 30 años. El 78% de ellos fueron interrupciones causadas por la administración de medicamentos, según datos del Gobierno galo.
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