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Europa arde a orillas del Mediterráneo. La ola de calor que desde hace más de una semana asfixia a los países situados en sus dos riberas, con máximas cercanas a los 50 grados en rincones como Argel o la isla de Cerdeña, ha alimentado una ... cadena de incendios que, lejos de remitir, gana terreno con el paso de las jornadas. Primero fue Grecia, donde más de 140.000 hectáreas han quedado reducidas a cenizas en nueve días y varios focos siguen sin control, pero las llamas avanzaban este miércoles también por Italia, Croacia o Portugal y, al otro lado, en África, por Argelia y Túnez. El fuego ha arrasado viviendas y negocios, ha provocado daños en patrimonio natural y arqueológico y ha acabado con la vida de más de cuarenta personas. Y la previsión meteorológica no mejora el horizonte.
La primera chispa de esta cadena de incendios en la cuenca mediterránea saltó el lunes 17 en Grecia. El fuego comenzó en la turística isla de Rodas, frente a las costas turcas, donde miles de vecinos y visitantes fueron evacuados hacia el norte en vista de la voracidad de las llamas. Hoy continúan descontroladas en varios puntos, hay constantes rebrotes –los pueblos de Malona, Vatio y el área de Gennadi se llevaban el miércoles la peor parte– y el goteo de desalojos no cesa. Los Bomberos calculan que desde mitad de mes se han declarado más de medio millar de focos en esta postal griega, ahora teñida de negro, que recibe cada año a 2,5 millones de viajeros.
La isla de Rodas al completo se encontraba este miércoles en estado de emergencia, con casi 300 bomberos sobre el terreno, pero el fuego devoraba también las de Corfú, en el mar Jónico, y Eubea, cerca de Atenas, que el martes lamentó tres víctimas mortales. Dos de ellas viajaban en un hidroavión que se estrelló cuando participaba en las complicadas tareas de extinción. Pero la preocupación por las llamas se ha extendido a la Grecia peninsular, con un incendio fuera de control en la ciudad de Velestino, al norte, que obligó a cortar la carretera nacional, por ejemplo. La jornada fue la más asfixiante (por encima de 45º) de la ola de calor que soporta el país, bautizada como 'Cleon', y que hizo que se cerrara incluso la Acrópolis de Atenas durante prácticamente todo el día. El propio Gobierno heleno, sobrepasado por la situación, ha admitido que va a ser un verano «difícil».
Italia se ahoga estos días por el Norte, con fuertes lluvias y tormentas de granizo que han inundado diversos puntos de Milán, y arde por el Sur, con Calabria y Apulia y la isla de Sicilia en llamas. La situación es especialmente crítica en la provincia siciliana de Palermo, con más de 2.000 personas desalojadas e infraestructuras esenciales en peligro, como el aeropuerto –fue cerrado durante varias horas–, carreteras o el hospital Cervelló. Sólo el lunes se detectaron más de 40 incendios en esta zona avivados por las altas temperaturas y las rachas de viento (por encima de los 25 kilómetros por hora). El presidente de la región, Renato Schifani, ha pedido al Gobierno italiano que decrete allí el estado de urgencia.
Pero el peor balance de los fuegos desatados en Italia es el de los fallecidos. En Palermo han muerto tres personas:en un inmueble «en condiciones precarias» que arrasaron las llamas se hallaron los cadáveres de un varón de 77 años y una mujer de 75, mientras que otra de 88 perdió la vida también en su casa ya que los bomberos no pudieron auxiliarla al verse bloqueados por el incendio. En una zona montañosa de Reggio Calabria murió otro hombre, de 98 años, que se vio atrapado en su vivienda cercada asimismo por el fuego.
Uno de los motores turísticos de Croacia, su capital, Dubrovnik, se encuentra amenazada también por las llamas. A sólo doce kilómetros de esta ciudad conocida como la 'perla del Adriático', en el municipio de Zupa Dubrovacka, al sur del país, seguía este miércoles activo un incendio declarado el pasado lunes que, según indican medios locales, podría haber surgido a raíz de la detonación de varias minas que aún quedan de la guerra de los Balcanes de los años noventa. Alrededor de 130 efectivos y varios hidroaviones trataban de apagar este fuego, que se alimenta de las intensas ráfagas de viento y que, por ahora, al menos, no ha obligado a desalojar a nadie.
Otra de las capitales europeas que se mantiene alerta ante el avance de las llamas es Lisboa. El incendio forestal que comenzó en la tarde del martes en el límite del parque natural de Sintra-Cascais, a unos treinta kilómetros de la ciudad, se reactivó el miércoles pese a que ya había sido «controlado». Hasta este punto, muy cerca de una popular estación balnearia, se han desplazado medio millar de bomberos –ocho han sufrido heridas durante las tareas de extinción– y más de 150 vehículos y numerosos medios aéreos ante el peligro de que el fuego gane fuerza ya que en las próximas horas, prevén los expertos, «el viento debería intensificarse».
En Portugal conocen bien los efectos devastadores de las llamas –sólo en 2022 consumieron más de 110.000 hectáreas de bosque, el cuádruple que un año antes– y, por ello, de manera preventiva, han ejecutado varias evacuaciones y han interrumpido el tráfico en la autopista que une Lisboa con Cascais.
En Túnez sospechan que los incendios que ya se han cobrado la vida de dos personas y han dejado unos 200 heridos tienen origen intencionado. Este miércoles, los equipos de extinción estaban inmersos en 45 operaciones en Sejnane, en la provincia de Bizerta, y Tabarka, en Jenjouba, que hace frontera con Argelia, otro de los rincones a la orilla de este mar abrasados.
La peor cara del fuego la han visto este verano en Argelia, donde más de treinta personas han perdido la vida en una ola de incendios desatada en unas jornadas de calor extremo que rozaron los 50 grados en el norte del país. La mayoría de los focos estaban este miércoles controlados, pero desde el pasado domingo se llegaron a detectar cerca de un centenar en más de quince provincias, con Bugia, Jijel y Al Buira, entre las más afectadas, que obligaron a sacar a unas 1.500 personas de sus hogares. La situación es tan delicada en el Estado africano que se han movilizado más de 8.000 agentes y 525 camiones para tratar de detener las llamas.
43 personas
(más de una treintena en Argelia) han fallecido en los incendios que arrasan estos días la cuenca mediterránea.
200 hectáreas
ha devorado el fuego en la isla de Córcega. La ola de incendios ha llegado también a Francia y este es el único foco que se ha conseguido estabilizar en horas.
490 bomberos
y nueve hidroaviones más ha enviado la UE a Grecia y Túnez para ayudar a sofocar las llamas.
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