Poco después del atentado de Moscú, el Estado Islámico (EI) reivindicó su autoría. Es una organización enfrentada a Rusia por la política antiislamista del Kremlin en varios países de Asia y África. El ISIS, como también es conocido, funciona como una entidad paramilitar de naturaleza ... fundamentalista yihadista. En junio de 2014 autoproclamó el califato desde la ciudad iraquí de Mosul. Naciones Unidas lo considera grupo terrorista.
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El Estado Islámico está dividido en facciones. Una de esas ramas, el EI-K de Jorasán, difundió el viernes un comunicado para reivindicar la matanza de Moscú: «El ataque fue llevado a cabo por cuatro combatientes armados con ametralladoras, una pistola, cuchillos y bombas incendiarias». Esta organización, que ha atentado contra Rusia en varias ocasiones, fue fundada en 2015 por exdirigentes talibanes afganos y paquistaníes que habían prometido lealtad a ISIS. Sus miembros, que perpetran ataques especialmente brutales en Afganistán contra escuelas de niñas y hospitales, mantienen ahora una lucha a muerte contra los talibanes afganos, que se han convertido en aliados de Moscú.
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Rafael M. Mañueco
«EI-K se ha centrado mucho en Rusia y Vladímir Putin en los últimos dos años», asegura el experto en seguridad Colin P. Clarke en el 'New York Times'. El grupo acusa al Kremlin de tener «las manos manchadas de sangre musulmana, por sus acciones en Afganistán, Chechenia y Siria».
El Estado Islámico lleva tiempo enfrentado al Gobierno ruso. En 2015, el vuelo 9268 de Metrojet, operado por la aerolínea rusa Kogalymavia, se desintegró sobre el norte del Sinaí poco después de despegar del aeropuerto internacional de Sharm El Sheikh, en Egipto. Murieron los 217 pasajeros y los siete miembros de la tripulación. En aquella ocasión, la rama Sinaí del ISIS asumió la responsabilidad del incidente. Habían puesto una bomba. Era su respuesta a los ataques aéreos que ese mismo año había comenzado a lanzar Rusia en Siria en apoyo al régimen de Bashar al-Assad para acabar con los grupos de resistencia islámica.
Según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), los militantes del EI-K comparten ideología y tácticas con el resto de ramas del Estado Islámico, aunque mantienen su autonomía. Pertenecen el grupo denominado 'Jorasán', que es una región compartida por Afganistán, Turkmenistán y Tayikistán, la exrepública soviética de la que provienen los cuatro detenidos como presuntos autores de la masacre de Moscú.
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La facción 'Jorasán' del grupo terrorista reivindicó la masacre del viernes en un auditorio de Moscú
En 2015, el EI detonó una bomba en un avión de una aerolínea rusa y causó 224 muertos
En varias regiones de África, los mercenarios de Wagner luchan contra los combatientes yihadistas
Rusia tiene un enemigo en casa. A principios de este mes, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) dijo que había evitado un ataque a una sinagoga en la capital moscovita planeado por una célula del ISIS. El pasado viernes, en cambio, los terroristas lograron su objetivo. Horas después, la policía rusa detuvo a cuatro ciudadanos de Tayikistán como presuntos asaltantes. Los terroristas de esta zona de la ya desaparecida URSS, fronteriza con Afganistán, han protagonizado numerosos atentados. El más conocido de sus líderes era Gulmurod Khalimov, fallecido en 2017, que llegó a ser ministro de Guerra de ISIS. Khalimov criticó siempre al Gobierno de su país por sus medidas «antiislámicas» y a Rusia por apoyar al régimen. Tayikistán, como otras repúblicas de Asia Central que formaron parte de la Unión Soviética, es un avispero que funciona como cantera de terroristas islamistas.
En 2018, cuatro cicloturistas extranjeros fueron asesinados en un ataque a cien kilómetros de la capital tayika, Dusambé, reivindicado por el Estado Islámico. En 2020, varios milicianos entraron en una maternidad de Kabul, capital de Afganistán, y acabaron con la vida de 24 personas, entre ellas 16 mujeres embarazadas y dos bebés. Dos años después, un acto de terroristas tayikos provocó cien muertos en Kermán (Irán).
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La política antiislamista del Gobierno de Tayikistán, una república mayoritariamente musulmana, y la pobreza, que obliga a los jóvenes a emigrar, son algunas de las causas de la radicalización. Muchos terroristas tayikos son captados por el ISIS en ciudades rusas, donde no se integran y se sienten oprimidos.
El enfrentamiento que Rusia mantiene en Asia con el ISIS se repite en África. La inestabilidad en el Sahel ha llevado a golpes de estado prorrusos en Níger, Mali y Burkina Faso. Mercenarios de Wagner (grupo armado favorable al Kremlin) participan en la lucha antiterrorista de esos países, donde hay una gran presencia del Estado Islámico.
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