Escocia emprende de nuevo la ruta independentista por el sistema electoral

El preámbulo de la propuesta electoral de Salmond parte de la «opinión jurídica» solicitada a un destacado abogado británico, que refuta argumentos de la resolución del Tribunal Supremo del Reino Unido de noviembre de 2022, que niega al Parlamento escocés poder para legislar sobre un referéndum soberanista. El letrado y académico Robert McCorquodale, que forma parte del grupo de trabajo de la ONU en Negocios y Derechos Humanos, concluye que la máxima instancia judicial del Reino Unido «erró» al desestimar el derecho de autodeterminación del pueblo escocés y subraya que «la secesión no está prohibida bajo el Derecho internacional».

El experto en disputas separatistas declara válida a efectos de la norma internacional una «declaración unilateral de independencia», si está avalada por una «mayoría clara» y no se manifiesta en el Parlamento escocés, en tanto que «está sujeto a la legislación doméstica del Reino Unido».

«Es una opinión muy importante porque destroza el argumento del Supremo de que Escocia no tiene el derecho unilateral de proporcionar una vía a la autodeterminación e indica la forma de captar apoyo internacional», explica Salmond a este medio. Acaba de presentar el informe jurídico en una sala del Parlamento de Westminster, una tarde calurosa y húmeda de junio, y el sofoco le irrita el temple. «Es un principio de aplicación universal, no selectiva, un derecho consagrado por la Asamblea de la ONU», zanja.

Salmond busca el protagonismo en una fase crítica para su viejo partido, el SNP, que dirigió durante dos décadas y con el que rompió en 2018 en medio del fiasco de alegaciones de acoso y abuso sexual que un tribunal de Edimburgo no dio por probadas dos años después. Su sucesora Nicola Sturgeon sigue bajo investigación policial tras ser arrestada cuatro meses después de anunciar su renuncia al liderazgo y la jefatura del autogobierno, en el contexto de unas denuncias sobre la gestión de las finanzas del SNP, que afecta a su marido Peter Murrell y otros directivos del partido.

«Debe haber una iniciativa política y nuestro plan consiste en una coalición de Escocia unida por la independencia que presentaría un candidato por circunscripción en las elecciones generales del Reino Unido», resume Salmond. Alba tiene dos diputados en Westminster, frente a 45 de los 59 escaños escoceses que retiene el SNP, pero algunos miembros apoyan la aparentemente desequilibrada propuesta. «No tenemos nada que perder… y nos brindará una fuerte oportunidad de derrotar a los partidos unionistas», escribió Joanna Cherry, diputada de un distrito de Edimburgo, aludiendo a las dificultades del SNP en el periódico 'The National'.

«Westminster y el Supremo han bloqueado la ruta del referéndum, que es nuestra primera opción. Escocia no avanzará hasta que utilicemos las elecciones para reclamar la independencia. Es la ruta obvia», coincide su colega Angus MacNeil, representante de la mayoritaria formación en las Hébridas, antes de recordar que la «independencia es más popular que el SNP». El promedio de recientes encuestas sitúa en el 39% el nivel de apoyos al SNP, tres puntos menos que en febrero, y en 48% el respaldo a la independencia.

En paralelo, el partido que desde marzo lidera Humza Yousaf atrae al 70% de electores que votaría 'sí' en un referéndum soberanista, frente al 84% de independentistas que respaldaron al SNP en las autonómicas de 2021.

Yousaf intentó retomar la iniciativa -además de restaurar serenidad y unidad interna- en la convención sobre la independencia que el SNP celebró el sábado en Dundee. Era la primera intervención directa del «primer ministro principal musulmán y representante de una minoría étnica» en Escocia, dijo, y puso en pie a las filas al prometer un «manifiesto electoral» cuya primera línea pedirá: «Vota SNP para que Escocia sea un país independiente».

El mandatario nacionalista apuesta finalmente por la ruta electoral como plataforma de validación de un mandato popular para negociar con el Gobierno central los términos de la escisión. Una vez consolidada en las urnas la mayoría a favor de la independencia, el Ejecutivo de Yousaf publicaría un «documento detallado», con borradores de posiciones jurídicas respecto a la división de los activos, la transferencia de poderes o, entre otros aspectos, la base de una relación de «mutuo respeto» entre Escocia y el resto del Reino Unido.