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El escándalo por la conspiración del Partido Liberal Alemán (FDP) para romper la coalición que dirige el canciller federal, el socialdemócrata Olaf Scholz, culminó este viernes con la dimisión de su secretario general, Bijan Djir Sarai, convertido en cabeza de turco por una traición que ... probablemente le costará a la tradicional formación bisagra germana la pérdida de todos sus escaños en las elecciones legislativas anticipadas del próximo 23 de febrero.
Desde que el pasado 6 de noviembre el FDP provocara la expulsión del gabinete de Scholz de sus cuatro ministros, entre ellos el titular de Finanzas y líder de los liberales, Christian Lindner, y la revelación por parte de los diarios 'Die Zeit' y el 'Süddeutsche Zeitung' de que el menor de los socios del ya defenestrado tripartito llevaba meses planeando su salida del Gobierno, el pequeño partido había negado rotundamente toda maniobra conspirativa.
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Los desmentidos han acabado convertidos en mentira pública con el anuncio anoche por el propio FDP de un documento interno elaborado el pasado septiembre en el que se detalla un guion para abandonar y reventar la coalición gubernamental y dejar plantados a sus socios socialdemócratas (SPD) y verdes. En el papel confidencial se habla del 'Día D' y un plan en cuatro fases para salir airosos de la polémica maniobra política.
«Proporcioné sin saberlo información falsa sobre un documento interno», dijo Djir-Sarai al anunciar su dimisión, durante la que aseguró que «no era mi intención, ya que yo mismo no tenía conocimiento de este documento. Ni de su creación, ni de su contenido. Pido disculpas por ello. El Secretario General es el responsable de tal proceso». Al igual que Lindner, Djir-Sarai insistió en que desconocía el conflictivo texto, supuestamente elaborado por funcionarios del FDP a espaldas de su ejecutiva.
Ni el resto de los partidos, ni tampoco la mayor parte de la opinión pública cree las afirmaciones de Djir-Sarai. Socialdemócratas y verdes han respondido a las últimas revelaciones con un alud de críticas. «Mi juramento para el cargo fue dedicar mi energía al bien del pueblo y no de un partido», afirmó Robert Habeck, ministro verde de Economía, mientras Matthias Miersch, secretario general del SPD, acusó a los liberales de «engañar» a los ciudadanos.
También la oposición conservadora, con la que coquetean los liberales en sus aspiraciones de acceder a un Ejecutivo liderado por el cristianodemócrata (CDU) Friedrich Merz, los critica sin contemplaciones y considera que han perdido toda credibilidad. «Un partido que comunica públicamente cómo es mejor no gobernar, mejor que tampoco lo haga en el futuro», señaló el diputado de la CDU Volker Ullrich.
Los liberales decidieron al parecer preparar su salida del Gobierno en Berlín tras los desastrosos resultados electorales de septiembre en las elecciones regionales en los Estados germano orientales de Sajonia, Turingia y Brandeburgo, donde no lograron representación parlamentaria alguna. Pretendían además ganar simpatías con el fin del impopular tripartito y sacar réditos en unos comicios anticipados.
No parece que será así, todos los recientes sondeos sobre intención de voto en las próximas generales sitúan sin excepción al FDP por debajo de la barrera del 5% de sufragios que hay que superar para conseguir representación parlamentaria. Y ante la agudización del escándalo, es de esperar un mayor hundimiento de la pequeña formación, que ha participado como socio menor en 18 gobiernos en la historia de la República Federal desde 1949, más que ningún otro partido.
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