Dieciséis ministros podrían perder su escaño si se consuma el fracaso electoral conservador

El estudio demoscópico calcula que la formación hasta ahora al frente del Gobierno del Reino Unido se quedará con un máximo de 102 diputados, un 70% menos de los que cosechó hace cinco años. De ser así, hasta 16 de los 26 ministros del gabinete se quedarían sin escaño; entre ellos, el responsable de Hacienda, Jeremy Hunt, o Penny Mordaunt, la presidenta de la Cámara que sostuvo la pesada Espada de Estado durante toda la ceremonia de Coronación de Carlos III.

Por su parte, la encuesta calcula una ganancia de 431 asientos para el Partido Laborista. Se alzaría con la «supermayoría» que el primer ministro, Rishi Sunak, ha tratado de combatir en sus últimos mítines. En ese caso, Starmer, que cogió las riendas de la formación en 2020, podría arrogarse el título de líder con más éxito electoral de la reciente política británica.

Los 'tories' han reprochado históricamente a Tony Blair haber causado una reducción de la participación en las elecciones. Es cierto que su gran victoria en 1997 se debió a una gran abstención de los votantes conservadores, que habían sido desanimados por la división aguda entre John Major y algunos de sus ministros. En sus victorias sucesivas el porcentaje de participación descendió.

Blair obtuvo en 1997 menos votos que los que amasó Major en las elecciones de 1992, que habían marcado una fecha traumática para los laboristas y ha sobrevolado en el temor que Starmer y sus seguidores han mostrado ahora. El entonces líder del partido, Neil Kinnock pronunció un discurso eufórico en Sheffield, en vísperas de los comicios y su ventaja en los sondeos se esfumó. El actual líder no quiere caer en el mismo error, por lo que la noche de este miércoles reiteró que no haya muestras prematuras de alegría antes del dictamen de las urnas.

Tras seis semanas de campaña intensa, los políticos emprendieron este miércoles itinerarios enloquecidos para llegar a puntos de todo el país en los que su presencia podía favorecer un cambio electoral. Significativa fue la visita de Starmer a Escocia, donde comenzó su campaña.

La batalla del Partido Laborista escocés con el independentista Partido Nacional Escocés es muy apretada y podría dar un resultado de empate en porcentaje de votos. El nuevo líder del SNP, John Sweeney, ha alentado hasta el último momento la esperanza de un buen resultado, a pesar de las dificultades financieras de su formación.

Starmer y su responsable de Exteriores en la oposición, David Lammy, han trabajado sobre el tema del Brexit. Ambos han confirmado que, si llegan a gobernar, emprenderán iniciativas para cambiar la relación con la Unión Europea. El cambio, en la percepción de la sociedad británica sobre la marcha de la UE se ha expresado en estas elecciones precisamente por la ausencia de polémicas fuertes. Solo Boris Johnson vaticinó que Starmer acabará obedeciendo las leyes comunitarias, en un tiro de salva al inicio de la campaña, y este martes, en que protagonizó un mitin en Londres en un intento de reanimar a los afiliados. «Si quieren proteger nuestra democracia y nuestra economía y mantener fuerte a este país en el exterior, entonces saben qué hacer», les exhortó.

Un tercio de la población considera ahora que la decisión de marcharse fue equivocada. Sunak ha insistido en que fue una decisión acertada, pero no puede presentar logros significativos que no hubiesen sido posibles con el Reino Unido como miembro de la UE. El todavía primer ministro ha reprochado a Starmer ingenuidad por creer que los líderes europeos van a cooperar con la persecución de las mafias de traficantes de personas en el canal de la Mancha sin pedirle libertad de movimientos.

El líder laborista ha renovado esta semana referencias sobre temas clave, como el acuerdo veterinario y la reducción de trabas al comercio. Pero el foco de sus relaciones con los países europeos serán las cumbres de la OTAN y la reunión de la comunidad europea ampliada que tendrá en julio su primera cita en Inglaterra. La prioridad del aparente nuevo 'premier' es firmar un pacto de seguridad y cooperación como el que el Reino Unido tiene ya con Francia y que daría quizás una idea de mayor estabilidad política en Europa. Starmer, en cualquier caso, se reafirmó al final de la campaña en que «el Reino Unido no entrará en la Unión Europea en mi tiempo de vida».