Macron conserva la presidencia de la Asamblea Nacional y aleja a la izquierda del Gobierno

Aunque no se trata de un proceso determinante para el futuro del país -aún se desconoce quién llevará las riendas del futuro Gobierno-, supone un revés para la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP). Esta alianza unitaria de los partidos progresistas venció por la mínima los recientes comicios. Tras la composición final de los grupos, representa el primer bloque en la Asamblea, con 193 diputados, pero se encuentra lejos del umbral de la mayoría absoluta (289).

Esta compleja geometría parlamentaria se vio reflejada en la elección del presidente. El comunista André Chassaigne (candidato del NFP) resultó el más votado en la primera vuelta con 202 votos, por delante del ultraderechista Sébastien Chénu (142) y de la macronista Braun-Pivet (124).

No obstante, se impuso finalmente Braun-Pivet tras recibir el apoyo de diputados macronistas y de la derecha republicana. Lo hizo en una tercera vuelta que se decidió por una mayoría simple: 220 votos para la aspirante centrista y 207 para el de izquierdas. Según el diario liberal 'L'Opinion', el primer ministro interino, Gabriel Attal, llegó a un acuerdo para el reparto de los principales puestos en la Cámara Baja con Laurent Wauquiez, presidente del grupo de Los Republicanos (LR, afines al PP), que cuenta con unos 50 representantes. A pesar de ello, el resultado final se decidió gracias a los votos de LIOT, un heterogéneo grupo compuesto por centristas que se oponen a Macron y representantes de partidos regionalistas (Bretaña, Córcega…). En cambio, los diputados del partido de Marine Le Pen tuvieron poco peso. Se limitaron a respaldar la candidatura de Chénu, quien terminó tercero en la votación final (141 votos).

«Esta Asamblea está más dividida que nunca, pero no tenemos otra opción que ponernos de acuerdo», dijo Braün-Pivet en su breve discurso en el hemiciclo después de ser elegida. «El pueblo esperaba que hubiera un cambio. (…) Esta situación resulta nauseabunda», criticó, por su lado, el comunista Chassaigne en los pasillos. La jornada fue un primer test en el arranque de una legislatura en la que no hay mayorías claras. Y el escrutinio final resultó un jarro de agua fría para la coalición de las izquierdas.

«El Frente Popular tiene que espabilarse», defendió la economista y diplomática Laurence Tubiana en declaraciones al diario digital 'Mediapart'. Junto con el de la presidenta de las islas Reunión, Huguette Bello, su nombre es uno de los propuestos para ejercer como primera ministra en un hipotético Gobierno del NFP. Pero ninguno de ellos genera consenso entre los cuatro principales partidos de esta alianza, compuesta por La Francia Insumisa, Partido Socialista, verdes y comunistas.

Las tensas negociaciones entre los responsables de estos partidos, que no han logrado ponerse de acuerdo sobre el nombre de un posible 'premier' del NFP, empiezan a impacientar a sus votantes. «Me da vergüenza lo que está pasando en estos momentos en la izquierda», reconocía Alexia, de 41 años y técnica de cine, quien asistió a una concentración en la parisina Plaza de la República para exigir a Macron que nombre a un primer ministro de izquierdas.

El presidente se opone, sin embargo, a esa opción. Su partido parece decantarse por una alianza con la derecha republicana, que igualmente se quedaría lejos de la mayoría absoluta. Francia se ha adentrado en las tierras movedizas de una difícil gobernabilidad.