Björn Höcke apenas ofrece entrevistas. Tampoco le gustan los debates públicos y la última muestra la dejó esta misma semana al dar la espantada de uno programado en la cadena privada de televisión Antenne Thüringen por «motivos de salud». O eso alegó su equipo de ... campaña. Sin embargo, su popularidad es altísima. De hecho, este profesor de instituto de 52 años es el líder de Alternativa para Alemania (AfD) más conocido en el país, por encima incluso de los copresidentes de la formación ultraderechista, Alice Weidel y Tino Chrupalla. Y a partir de este domingo puede que quien no supiera nada de él comience también a ponerle cara si, como vaticinan los sondeos, vence en las elecciones regionales de Turingia. Las encuestas le dan el 30% de los votos, siete puntos más que a la Unión Cristianodemócrata (CDU).
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El candidato de AfD en el Estado federado de Turingia, en el este alemán, no es sólo el más conocido de los jefes de la extrema derecha sino también el más radical. De él han llegado a decir que representa un peligro público y sus salidas de tono le han sentado en más de una ocasión ante la Justicia. Un tribunal le condenó recientemente a pagar 16.900 euros por utilizar vocabulario nazi en un discurso, en el que recurrió a la expresión «todo para Alemania», propia de la organización hitleriana SA. En mayo se le impuso otra multa de 13.000 euros por las mismas palabras. Y además carga con una denuncia por incitar al odio hacia los inmigrantes a través de Telegram.
Pero a este vecino de la localidad de Bornhagen, al que retiraron la inmunidad parlamentaria hasta en siete ocasiones, no parece importarle que le señalen por su radicalismo. A los simpatizantes de la extrema derecha tampoco. Lo demuestran en cada uno de los actos públicos donde aparece Höcke, que arrastra a auténticas masas a sus mítines, donde a menudo se planta vestido con camisa blanca y vaqueros. Allí, a diferencia de los debates y las entrevistas, ni tiene que confrontar sus ideas, ni debe dar explicaciones sobre su visión revisionista del pasado. Los bombardeos de Dresde en 1945, según él, sólo buscaban aniquilar al mayor número posible de alemanes antes del final de la Segunda Guerra Mundial.
En el diario berlinés 'Der Tagesspiegel', algunos de sus alumnos contaron que el político fue vetado para impartir las horas de clase donde se iba a tratar el nacionalsocialismo. Pero el candidato regional de la AfD, uno de los Estados más pequeños de Alemania, suele intentar que no se le relacione directamente con neonazis, como Thorsten Heise, dirigente del Partido Demócrata Alemán, con quien dijo que su relación se limitaba a que sus hijos iban al mismo colegio. La Oficina Federal para la Protección de la Constitución, sin embargo, está convencida de que Höcke escribió bajo seudónimo para publicaciones de Heise.
Al favorito para ganar este domingo en Turingia, que llegó a la política en 2013, le interesa la Historia desde niño, cuando vivía en Lunen, en el oeste alemán. Sus abuelos se afincaron allí tras ser deportados de Prusia Oriental y el pequeño Höcke habría respirado desde la cuna esa nostalgia por la patria perdida y visto en casa las publicaciones ultraconservadoras -también alguna antisemita- a las que estaba abonado su padre. El candidato acostumbra a denunciar una «dictadura de opinión» y prefiere expresar la suya sólo delante de sus fieles.
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