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En su deriva militarista e intimidatoria, el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, ha decidido sacar a su país del Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE), decisión que formalizó con su firma el pasado viernes, pero que ha sido este miércoles cuando se ha publicado ... oficialmente el decreto.
Este tratado de desarme, uno de los más importantes del final de la Guerra Fría, se concluyó en París en 1990 y entró en vigor el 9 de noviembre de 1992. Establece los niveles máximos de efectivos y armamentos convencionales de cada uno de los firmantes (todos los miembros de la OTAN y del ya desaparecido Pacto de Varsovia). Obliga también a permitir inspecciones mutuas e intercambiar información. Tras la disolución del Pacto de Varsovia y la ampliación de la Alianza, en 1999 en Estambul se actualizó y adaptó el FACE a la nueva realidad.
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Miguel Pérez
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El primer país en suspender su participación en el acuerdo fue Rusia, el 13 de julio de 2007, lo hizo el presidente Vladímir Putin mediante un decreto, que se convirtió en ley el 29 de noviembre de aquel mismo año. Rusia formaba parte del G8. El pretexto esgrimido entonces por el Kremlin para dar tal paso fue la existencia de «circunstancias extraordinarias que afectan a la seguridad de Rusia y que exigen medidas inaplazables».
En su discurso de aquel año ante las dos Cámaras del Parlamento, Putin se quejó de las limitaciones a la hora de desplazar tropas dentro de Rusia y de que tuvieran que reducir la cantidad de armamento pesado, lo que, según él, dificultaban la operación militar en Chechenia.
Y es que el FACE obliga a los países firmantes a reducir drásticamente el número de tanques, blindados para transporte de tropas, piezas de artillería, helicópteros y aviones de combate en todo el espacio comprendido entre el Atlántico y los Urales. Pretendía poner fin a la desconfianza mutua que una posible invasión con armas convencionales suscitaba en ambos bloques.
En Moscú, ya en 2007, preocupaban los planes estadounidenses de desplegar su escudo antimisiles en Polonia y la República Checa y que Ucrania y Georgia pudieran terminar dentro de la OTAN, que a su vez reprochaba a Rusia su rechazo a retirar las tropas que sigue teniendo estacionadas en Transnistria (Moldavia) y en las regiones georgianas de Abjasia y Osetia del Sur. Finalmente, Putin oficializó la salida definitiva del FACE en mayo de 2023.
En cuanto a Bielorrusia, país que no está participando directamente en la guerra contra Ucrania, al considerarse un firme aliado de Moscú, emplaza en su territorio armas nucleares y tropas rusas, además de participar en «maniobras» conjuntas, incluso con material atómico táctico. Ya en octubre de 2023, Minsk suspendió el FACE en relación con Polonia y la República Checa, países a los que acusó de «violar los términos del tratado» por no facilitar, según aseguró el Ministerio de Defensa, información sobre su número de efectivos.
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