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Polonia fortificará su frontera oriental para combatir la suerte de «guerra híbrida» emprendida por Bielorrusia, a cuyo Gobierno acusa de impulsar flujos migratorios irregulares cada vez mayores con el fin de ejercer «presión» sobre su territorio y el conjunto de la Unión Europea. El reforzamiento ... de toda la divisoria pretende aumentar además el nivel de seguridad ante cualquier amenaza bélica procedente de los países de la órbita rusa. Por ese motivo, su Ejecutivo ha anunciado la instalación de búnqueres y trincheras, que se extenderán al punto de contacto con Rusia a la altura de Kaliningrado, el enclave situado a orillas del mar Báltico al que Varsovia decidió rebautizar justo hace un año como Königsberg.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, confirmó ayer que las nuevas fortificaciones serán «modernas» y complementarán el muro de 418 kilómetros de longitud construido en el verano de 2022 entre los dos países. equipado con cámaras y sensores de vigilancia electrónica. Tusk hizo su anuncio durante una visita a la base militar de Karakule, una localidad situada al noreste a escasa distancia del territorio bielorruso. El jefe del Gobierno añadió que las fuerzas de seguridad realizarán un despliegue especial compuesto por un millar de efectivos en la zona para sumarse al coningente que ya vigila la muga.
El nuevo perfil de la divisoria tendrá una impronta bélica más clara. Además de los búnqueres, la valla podría fortificarse con torres y otras instalaciones. Se trata de la tercera vez que Polonia refuerza el trazado desde 2022. Entonces, en medio de una grave crisis migratoria orquestada desde Minsk, el Ejecutivo de Varsovia levantó el muro de 5,5 metros de altura con el fin de detener un flujo que amenazaba con desbordar sus capacidades de asilo, pero también con menoscabar la seguridad de la Unión Europea, según señalaron entonces fuentes de la OTAN. Al igual que el gabinete polaco, a la Alianza le preocupan las posibles «provocaciones» del régimen de Lukashenko, que en ocasiones organiza maniobras militares en los límites de su país, y el riesgo de infiltración de espías entre los migantes.
En 2023, el Ministerio de Defensa envió medio millar de efectivos y miembros de otras unidades antiterroristas y antidisturbios a consolidar el operativo de 5.000 guardas fronterizos y 2.000 militares que custodiaban la línea, después de que el Batallón Wagner se refugiara en Bielorrusia tras una sublevación parcial contra el Kremlin y la muerte de su líder, Yevgueny Prigozhin, en una sospechosa explosión de su avión. En la actualidad, hay 10.000 militares y policías desplegados.
El primer ministro polaco volvió a referirse ayer a la «creciente amenaza» rusa sobre su pais a raíz de la invasión de Ucrania y también a la existencia de una nueva «migración organizada» desde Bielorrusia, cuya pretensión es presionar a Varsovia y los gobiernos aliados, puesto que la «frontera este de nuestro país es la frontera exterior de la OTAN». «Cada vez hay más cruces ilegales», advirtió Tusk. Como dato, las autoridades polacas interceptaron entre enero y abril a poco más de cien migrantes clandestinos, mientras este mes se ha superado el millar de detenciones.
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