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Un ataque ucraniano con drones contra la región rusa de Bélgorod, ubicada en la frontera entre ambos países y objeto de continuos bombardeos, causó este lunes al menos siete muertos y 35 heridos, entre ellos dos niños, cerca del poblado de Berezovka, en el distrito ... de Borísov. Los aparatos aéreos no tripulados alcanzaron dos microbuses en los que se dirigían al trabajo los empleados de una empresa agraria. Así lo ha asegurado el gobernador de la región, Viacheslav Gladkov a través de su canal de Telegram.
Según su informe, se trata del grupo de empresas Agro-Belgorie y las víctimas eran todas trabajadores de una granja ganadera. «Un hombre que se encuentra en estado grave con una herida penetrante en la cavidad abdominal está siendo sometido actualmente a una intervención quirúrgica», precisó Gladkov. El resto de los afectados, que sufrieron heridas de metralla de diversa consideración, añadió, «fueron trasladados a centros médicos de la región y todos reciben la asistencia sanitaria necesaria».
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El mes pasado, una mujer embarazada murió durante el bombardeo del poblado de Nóvaya Tavolzhanka, también en la región de Bélgorod, zona que, debido a su proximidad con Ucrania, es objeto permanente de ataques de Kiev. Moscú calcula que para tales operaciones, en las que también suelen emplearse misiles, las tropas de Volodímir Zelenski utilizan plataformas situadas en las regiones de Járkov y Sumi. De ahí que estos dos territorios estén siendo constantemente blanco de los misiles, drones y bombas áreas de Rusia. Bélgorod también ha tenido que hacer frente repetidamente a la penetración a través de sus fronteras de milicias de grupos rusos proucranianos.
El pasado mes de marzo, tras anunciar su victoria en los comicios presidenciales, el presidente Vladímir Putin dijo en la noche electoral que, para detener los ataques contra Bélgorod, «no excluyo que, teniendo en cuenta los trágicos acontecimientos que están teniendo lugar, nos veremos obligados en algún momento, cuando lo consideremos oportuno, a crear una determinada zona sanitaria en los territorios que hoy están bajo el régimen de Kiev», en referencia a la región ucraniana de Járkov. A la pregunta de qué profundidad tendría esa zona de seguridad, no quiso concretar, pero explicó que «tendrá que ser lo suficientemente extensa y difícil de superar como para impedir que armamentos de fabricación extranjera bombardeen territorio ruso».
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