Un corredor pasa frente al edificio de la Asamblea Nacional francesa, en París. EFE

La Asamblea Nacional francesa arranca una legislatura de difícil gobernabilidad

La primera votación para elegir al presidente de la Cámara Baja servirá de termómetro para el futuro de un país dirigido por un Ejecutivo interino

Enric Bonet

París

Miércoles, 17 de julio 2024, 22:05

La Asamblea Nacional francesa resultante de las elecciones legislativas de este verano empieza este jueves la nueva legislatura. El voto para la presidencia del Parlamento servirá como termómetro del lado al que se decantan las mayorías en una fragmentada Cámara Baja. ¿Será elegido un aspirante ... apoyado por la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (NFP), el primer espacio en la Asamblea con unos 182 escaños —lejos del umbral de 289 de la mayoría absoluta—? ¿O bien se producirá una alianza entre los partidos afines al presidente Emmanuel Macron (168 diputados) y la derecha de Los Republicanos (46)? Son las dos principales hipótesis en esta primera votación en una Francia que se adentra en un periodo de difícil gobernabilidad.

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Un Ejecutivo interino lleva las riendas del país vecino desde el martes por la tarde. Macron aceptó finalmente la dimisión del primer ministro, Gabriel Attal, presentada el día después de las elecciones anticipadas del 7 de julio (segunda vuelta). No obstante, tanto Attal como el resto de los ministros deben seguir gestionando los asuntos corrientes a la espera de la designación de un nuevo Gobierno. Este parto del equipo gubernamental se augura complicado y, sobre todo, largo. La interinidad no solo podría durar a lo largo de este verano —marcado por la celebración de los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos—, sino también durante el otoño.

Como ha sucedido en numerosos Estados europeos, entre ellos España o recientemente en Países Bajos que estuvo siete meses sin Gobierno, Francia vive un momento de complejas negociaciones parlamentarias. Pero con la peculiaridad de tratarse de un país con un sistema presidencialista y en que los pactos no resultan habituales. De acuerdo con la tradición de la Quinta República, la primera fuerza en la Asamblea asume la responsabilidad gubernamental. Esta vez, sin embargo, el NFP se encuentra lejos de la mayoría absoluta. Macron aprovechó este detalle, no menor, para mostrar sus reticencias a un Gobierno de la coalición de izquierdas, que abarca desde la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos) hasta el Partido Socialista, pasando por los verdes y los comunistas.

A pesar de la ilusión que suscitó en una parte de la ciudadanía gala, sobre todo entre los menores de 40 años, la alianza de las izquierdas ya ha desperdiciado una parte del capital conseguido con su inesperada victoria el 7 de julio. Las negociaciones para hallar el nombre de un potencial primer ministro del Frente Popular visibilizaron las discrepancias entre las diferentes formaciones, sobre todo entre el Partido Socialista y la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon —las dos principales fuerzas políticas de la coalición, con un peso parecido en la Asamblea—. Y la izquierda insumisa decidió el lunes levantarse de la mesa de esas acaloradas discusiones.

Complicada negociación

El Nuevo Frente Popular elige al veterano comunista Chassaigne como candidato conjunto

«Pido perdón por el espectáculo que estamos dando a las francesas y los franceses», declaró este miércoles Marine Tondelier, secretaria general de Los Ecologistas, en declaraciones a la cadena de televisión France 2. Los socialistas se opusieron el fin de semana al nombre de Huguette Bello, presidenta de la región de la Reunión (una isla francesa en el océano Índico), que generaba cierto consenso entre los otros tres partidos. Lo mismo hicieron los insumisos el lunes con la economista y diplomática Laurence Tubiana.

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Le Pen augura elecciones en un año

Ante el pobre espectáculo dado en los últimos diez días, los responsables del NFP se agarran a la votación de la presidencia de la Asamblea, prevista para las tres de la tarde del jueves. Anunciaron este miércoles que se han puesto de acuerdo en el nombre del veterano diputado comunista André Chassaigne, de 74 años, como candidato único de las izquierdas para presidir la Cámara Baja. Si saliera elegido, esto aumentaría la presión para Macron para que acepte un Gobierno del Frente Popular. Pero si vence en esa votación un aspirante macronista o de la derecha republicana, esto haría que recaiga en esos partidos la patata caliente de formar Gobierno.

Aunque se opuso a una «coalición gubernamental», el conservador Laurent Wauquiez, presidente del grupo parlamentario de LR, abrió la puerta a un «pacto legislativo» con los macronistas. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, —uno de los puntales del ala derecha de la coalición presidencial, aunque mantiene tensas relaciones con Attal— se mostró favorable a esa opción. Pero en el caso en que viera la luz, resultaría un Ejecutivo frágil. Estaría apoyado por dos bloques que apenas suman 220 diputados, lejos de la mayoría absoluta. Aunque en Francia no hace falta un voto de investidura para elegir a un Gobierno, se vería expuesto a posibles mociones de censura. Las oposiciones podrían tumbarlo en cualquier momento.

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La ultraderechista Marine Le Pen, líder de la Agrupación Nacional (el tercer espacio en el Parlamento, con 143 diputados), predijo este miércoles nuevas elecciones para el próximo verano, cuando podrán convocarse otra vez. «Estamos en un atolladero. Todo esto era muy previsible», declaró en una entrevista radiofónica en RMC. La extrema derecha se friega las manos ante la frustración que puede provocar la inestabilidad política.

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