«¡MAGA está ya en control del Partido Republicano!», tuiteó entusiasmada la diputada de Georgia Marjorie Taylor Greene, primera seguidora de QAnon en el Congreso y una de las más cercanas a Donald Trump y su movimiento de Make America Great Again. «¡Excelente baño de ... sangre en el RNC! ¡Las células dormidas contra Trump tienen que largarse!», añadió en la misma red Charlie Kirk, líder del grupo de juventudes por Trump Turning Point USA.
Publicidad
Se referían no solo a la toma de control del ya presunto candidato presidencial mediante la colocación de uno de sus leales, Michael Wheatley, al frente del Comité Nacional Republicano (RNC), y de su nuera, Lara Trump, como copresidenta, sino a la limpieza del mismo. La votación de los designados por el expresidente para sustituir a Rona McDaniel, a la que eligiese él mismo tras ganar la presidencia en 2016, antes de radicalizar su círculo de leales, ocurrió el viernes. Para el lunes a mediodía, más de 60 empleados habían sido despedidos fulminantemente, en un adelanto de lo que sería la segunda vuelta de Trump a la Casa Blanca.
Noticias relacionadas
Entre ellos había veteranos políticos, miembros del departamento de comunicación y datos, personal de los comités planteados como centros comunitarios para involucrar a las minorías en estados de tendencia demócrata y, en general, todo aquel que pueda ser sospechoso de no comulgar en algo con él.
Tras sus cuatro años en la Casa Blanca y la decepción de que algunos de sus más cercanos colaboradores no le siguieran la corriente en sus acusaciones de fraude electoral, lo primero y más importante para Trump es asegurarse de que se rodea de auténticos leales. El negacionismo de su derrota electoral será una prueba de bautismo.
Los despedidos han sido invitados a solicitar el puesto de nuevo, lo que se contradice con la excusa de que se buscaba evitar duplicidades. De no hacerlo, tendrán que dejar sus cargos antes de final de mes, aunque algunos no tuvieron esa opción y fueron expulsados inmediatamente con sus objetos personales en una caja.
Publicidad
«El presidente Whatley está en proceso de evaluar la organización y su personal para asegurarse de que está alineada con su visión de cómo ganar las elecciones de noviembre», justificó en un comunicado Sean Cairncross, el nuevo jefe del Comité de Operaciones. El arquitecto de la campaña de Trump, Chris LaCivita, que también tiene un puesto en la nueva estructura del aparato del Partido Republicano, dijo que simplemente están «afinando».
Se trata también de la culminación de un proceso de absorción del partido conservador de Reagan y Bush que el magnate inmobiliario comenzó en 2016, cuando se presentó por primera vez a las elecciones como un elemento ajeno al conservadurismo tradicional, que al principio se veía como un cuerpo extraño que no duraría o sería asimilado. El entonces portavoz del Congreso, Paul Ryan, aseguró a empresarios, embajadores, y políticos extranjeros durante la convención del partido en Cleveland Ohio que no tenían de qué preocuparse. En cuanto ganase las elecciones, ellos se encargarían de frenar su agenda radical y populista. Ocurrió exactamente lo contrario. El congresista de Wisconsin dejó el cargo dos años después de que Trump tomase el poder y es ahora un anti Trump.
Publicidad
Noticia relacionada
Los expertos observan que nunca antes ha habido este nivel de integración entre la campaña de un candidato y el aparato del partido, al que Trump definió durante las primarias Trump como «90% MAGA». Ahora ha completado la operación de asimilación. Lo habitual es que, a partir de que un candidato obtenga formalmente la nominación -cosa que todavía no ha ocurrido con Trump-, su campaña coordine con el partido para la celebración de la convención en la que será coronado.
En este caso, la nuera de Trump, una expresentadora de Fox, ha sugerido que el partido pague las multas del magnate que le ha impuesto la justicia e incluso sus costes legales, lo cual ha encontrado cierta resistencia dentro de la formación. El representante de Mississippi, Henry Barbour, introdujo dos resoluciones para impedir formalmente que eso ocurra, pero ninguna de las dos fue aprobada en la asamblea celebrada en Houston.
Publicidad
«Nunca tuvo ninguna oportunidad», dijo a Politico otro barón del aparato, opuesto a ellas. «El presidente Trump es ahora el líder del partido y los que se opongan a él no tienen nada que hacer», concluyó.
¡Oferta 136 Aniversario!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.