Tim Walz –«pronunciado como el muro, no como el baile», aclaraba este miércoles a sus lectores 'The New York Times'- es una hoja en blanco para los votantes estadounidenses. Donald Trump ha considerado su nombramiento como vicepresidente de Kamala Harris «una selección sorprendente». «Mi reacción ... es que no me lo puedo creer», confesó a la cadena Fox. Su campaña tenía ya preparados los ataques contra el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, que se adelantaba como el elegido.
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«No puedo estar más contento, es un radical de izquierdas», dijo el magnate, nunca dispuesto a mostrar una derrota. Ante esa posibilidad, su primera reacción es el insulto. «Tampón Tim», lo llamó este miércoles, en referencia a la ley de Walz que obliga a los colegios de Minnesota a proporcionar en los servicios tampones, compresas y otros productos sanitarios necesarios para la menstruación. De acuerdo al espíritu conciliador que la campaña de Harris quiere mostrar de él, el gobernador aceptó restringir la iniciativa a los baños «femeninos», lo que dejó fuera el término 'neutros' que incluye a los transexuales, pero sumó el voto de algunos conservadores.
Solo hay una oportunidad para una primera impresión. Esa es la que aprovechó Harris el martes al presentarlo en Filadelfia como «el entrenador Walz» frente a más de 12.000 personas y millones más por las pantallas de todo el país. Fue, en palabras de la veterana presentadora de MSNBC Andrea Mitchel, el mitin más emocionante que se haya visto desde Obama. Como en la noche húmeda de Chicago en la que se hizo realidad el sueño del primer presidente afroamericano, las calles de Filadelfia parecían un carnaval de gente embriagada por el sueño de un futuro mejor.
El entrenador de instituto es una figura mítica en Estados Unidos que evoca a esa América sencilla y confiable a la que muchos quieren volver. En la breve presentación que le hizo Harris la palabra salió 16 veces. No empezó definiendo sus logros legislativos sino recordando que más que un gobernador es padre, esposo, sargento mayor y profesor de sus estudiantes.
Frente a la candidata de color de un Estado progresista como California, hija de inmigrantes de India y Jamaica, criada por una madre divorciada que no tenía el inglés como lengua nativa, Walz representa la quintaesencia americana que acerca a Harris al estadounidense del Medio Oeste en el que el Partido Republicano se ha hecho fuerte. «Es el producto de una familia de clase media rural de Nebraska. Un veterano que sirvió a nuestro país de uniforme durante más de dos décadas como miembro de la Guardia Nacional, y fue a la universidad gracias a la Ley de Reajuste de Militares (GI Bill), que desde la II Guerra Mundial, ayuda con la educación de estos».
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El antiguo maestro de Geografía se ha llevado inmediatamente el aplauso de los dos principales sindicatos de profesores del país. «Una elección muy inspirada, representa a Estados Unidos», publicó en X Randi Weingarten, presidente de la federación estadounidense del gremio. Como gobernador implantó desayunos y almuerzos gratuitos en las escuelas, seguros médicos para los niños y días libres en el trabajo para emergencias domésticas. De repente, el Partido Republicano ya no es el defensor de la familia, sino el antimujeres sin hijos que, según el vicepresidente de Trump, J.D. Vance, «se juegan menos en el futuro del país», y por tanto su voto debería valer también menos. «Raro», reaccionó Walz al escucharlo, poniendo de moda el término al instante, como el magnate con sus motes.
La campaña del expresidente al que ha cogido con el paso cambiado se apresura a desempolvar las imágenes de Mineápolis en llamas durante los disturbios que siguieron al asesinato policial de George Floyd hace cuatro años. La derecha le acusa de ser blando por tardar tanto en aceptar la ayuda de la Guardia Nacional que entonces le ofreció Trump, y la izquierda de fascista por la forma en la que fueron reprimidos.
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Las felicitaciones que publican estos días en X las congresistas más de izquierda, como Alejandra Ocasio-Cortez o Ilham Omar, por «legalizar la marihuana y defender los derechos abortivos» han entrado rápidamente a formar parte del archivo de Trump para defender su argumento de que Harris «se inclinará hacia la izquierda en cada oportunidad», asusta el expresidente. «Nunca ha habido una papeleta como esta. Con ella el país se irá inmediatamente al comunismo, si no antes», ha lapidado.
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