Una vendedora ofrece productos relacionados con la campaña de Trump en un acto electoral del expresidente este sábado en Greensboro, Carolina del Sur. EFE

El 'supermartes' con menos intriga

Las primarias de republicanos y demócratas parecen tan decididas que lo único que ahora importa es entender cuáles serán sus debilidades en noviembre

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Sábado, 2 de marzo 2024, 22:42

Pocas veces un 'supermartes' de primarias ha llegado a su cita con menos intriga que el que se celebra el martes. No hay duda de que Joe Biden y Donald Trump continuarán su ascenso a la nominación presidencial de sus respectivos partidos para enfrentarse el ... 5 de noviembre en las generales. Por eso los analistas estarán más pendientes esta vez de las encuestas a pie de urna que de los resultados.

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Trump recolectará mayor número de delegados en aquellos Estados donde haya más comunidades evangélicas, más votantes blancos y menos población con educación universitaria. Su única rival, Nikki Haley, tiene sus mejores expectativas entre los independientes y la población más educada, pero ninguna encuesta le pronostica una sola victoria.

El 'supermartes' es la cita más importante de todas las primarias, en cuanto al número de Estados que participan: 15, además del territorio asociado de Samoa. Las primarias son votaciones indirectas en las que los votantes eligen delegados, que luego votan por el candidato en la convención del partido. Oficialmente las victorias se miden por el número de delegados que obtienen. La cita repartirá aproximadamente un tercio de los 2.429 delegados que se asignan en todas las primarias del Partido Republicano.

La cifra exacta depende de complejas fórmulas que varían Estado por Estado y que algunos no finalizan hasta el último momento. Otros dejan un porcentaje al aparato del partido para que lo reparta de cara a la convención, que se celebrará en julio. Algunos más aplican la fórmula de compensar al ganador con un puñado de delegados que solo se asignan al vencedor si ha tenido una victoria arrolladora que puede situarse en más del 50%, dependiendo de dónde se decida.

Largas colas para acudir al último mitin de Trump. EFE

Los premios gordos son California y Texas, por este orden, que al ser los que más población concentran también son los que más delegados reparten. Le siguen, por este orden, Carolina del Norte, Tennessee, Alabama, Virginia, Oklahoma, Arkansas, Massachusetts, Utah, Minnesota, Colorado, Maine y Vermont.

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Solo California y Texas concentran casi el 40% de todo lo que se juega en las primarias republicanas este de este 'supermartes'. California puede sonar desde la distancia como la meca del progresismo liberal, pero no todo es Berkley y San Francisco, como en Texas no todo es Austin y San Antonio. Las islas progresistas de Texas tienen la oportunidad de hablar en favor de una alternativa a Trump, como el interior de California puede dar fuerza al movimiento MAGA que ha creado (Make America Great Again).

48% de los estadounidenses

apoyará a Donald Trump, según la encuesta de intención de voto en las presidenciales publicada ayer por 'The New York Times' con datos de un estudio de la Universidad de Siena. Mientras, un 44% se decantará por Joe Biden.

Donald Trump no batirá un récord, como le gustaría, porque su propia campaña, que coincide con las proyecciones del diario 'The Wall Street Journal', no cree que pueda oficializar su nominación con los 1215 delegados requeridos (la mitad más uno del total de 2.429) hasta el 19 de marzo, cuando voten Florida, Arizona, Illinois, Kansas y Ohio. Para esa fecha su campaña estima que habrá llegado a 1478 delegados y podrá tomar control del partido como su candidato oficioso, ya que la nominación no se asigna oficialmente hasta la Convención de julio. En los anales de la historia le habrá superado John McCain, que el 4 de marzo de 2008 se convirtió en el candidato que antes consolidó la nominación, sin contar a los presidentes en reelección.

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Debilitar al ganador

Hay quien cree que una prolongada batalla en primarias debilita al candidato ganador, pero eso depende de la capacidad que tengan las bases para aglutinarse en torno a él. Trump no ganó las primarias de 2016 hasta el 26 de mayo, cuando su rival Ted Cruz tiró la toalla. A Biden en 2020 le costó todavía más quitarse de encima a Bernie Sanders, porque no fue hasta el 5 de junio que pudo clamar su nominación. Su capacidad para involucrar a los seguidores de Sanders y las políticas de este en su gobierno es uno de sus grandes éxitos políticos. Aprendía así del error que cometió Hillary Clinton en 2016, cuando trató con arrogancia a los seguidores de Sanders que se lo cobraron quedándose en casa en las generales.

La primera vez que varios estados decidieron agruparse geográficamente en un solo martes para lograr la atención de los candidatos fue en 1976, pero la prensa y los analistas políticos no empezaron a llamarle 'supermartes' hasta 1984. Al principio se trataba de una traca final que mantuviese la intriga, pero desde 1988 se celebra en marzo, lo que da la oportunidad al ganador de prepararse para la convención y la campaña. Con ese margen el partido puede recaudar más fondos y hacer frente a la verdadera batalla, que es la de noviembre.

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Discurso de Trump a sus seguidores en Carolina del Sur. Reuters

En eso estarán pensando los analistas cuando escruten las encuestas a pie de urna como si fueran los posos del café. Haley no ha ganado un solo Estado, ni se espera que lo haga. Los hermanos Koch, sus principales donantes a través de America For Prosperity, le han retirado ya su apoyo económico. Aunque ella quiere mantener hasta junio su presencia en la contienda para ofrecer una alternativa a los votantes que no quieran votar por Trump, su presencia pone de manifiesto la debilidad del candidato. El movimiento MAGA es capaz de garantizar la victoria en las primarias, pero puede no ser suficiente para vencer en número a los independientes y demócratas, si estos se alían en noviembre en torno a la candidatura de Biden.

El sistema de primarias estadounidense es visto en el país como una muestra de la pureza de su democracia, pero en la práctica puede conseguir que la minoría más radical imponga su voluntad. Trump nunca hubiera ganado la nominación del partido sin las primarias. En la tercera elección presidencial a la que se presenta, el magnate ha aprendido de los dos ciclos anteriores y presenta en esta ocasión una campaña profesional y organizada, en la que sus seguidores son un Ejército fiel sobre el terreno. Los casi nueve años que lleva en política le han servido para hacerse con una importante base de datos, que utiliza rutinariamente para mandar mensajes de texto y correos electrónicos con los que movilizar a sus seguidores y recaudar fondos.

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El presidente de EE UU, Joe Biden, habla con periodistas en la Casa Blanca. Reuters

El martes muchos de ellos estarán desde las 6:00 de la mañana en las sedes de campaña haciendo llamadas a los electores y sosteniendo pancartas en los colegios electorales. Mientras, los teléfonos móviles de cuantos le han dado su número para entrar en alguno de sus mítines vibrarán con cada mensaje en el que se le recuerde la cita en las urnas.

Haley, por su parte, solo tiene experiencia de campaña previas a este ciclo en su estado natal de Carolina del Sur, donde perdió la semana pasada por 30 puntos frente a Trump. No dispone de experiencia nacional ni estructura que la apoye, porque no se reveló como una alternativa a Trump hasta los caucus de Iowa, donde quedó tercera. Su campaña está tan abocada al fracaso como las que libran los dos rivales oficiales de Biden, el congresista Dean Phillips y la escritora de autoayuda Marianne Williamson. Biden y Trump pueden considerar molesto tener que continuar la campaña de primarias hasta el final, pero disponen ya de suficientes victorias como para ir preparándose la batalla de noviembre.

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