Marianne Williamson vuelve a la campaña ante la debilidad de Biden

La reanudación de la campaña de Marianne Williamson, tres semanas después de que se diera por vencida tras las primarias de New Hampshire, es una alarma roja para la campaña de Biden, cuya debilidad ha quedado expuesta con el voto en blanco de las primarias de Michigan el martes. Las 101.105 papeletas depositadas como votos 'uncommitted' (sin comprometer) responden a una campaña surgida en apenas dos semanas, con financiación pírrica, que pretendía lanzar un mensaje de castigo al presidente por su política en Gaza, entre otras cosas. Teniendo en cuenta que Donald Trump ganó ese estado en 2016 por 10.704 votos, y el propio Biden en 2020 por 154.188, perder de golpe más de 100.000 votos en un estado clave para ganar la presidencia pone en cuestión la viabilidad del jefe de la Casa Blanca como candidato.

«Estamos viendo un accidente de coches a cámara lenta», dijo en un vídeo la escritora de autoayuda, que no ha pasado del 4% de los votos, al anunciar su vuelta a la competición. «Hay gente que me dice Señorita Williamson, usted está delirando. Os diré lo que es ilusorio: cerrar los ojos, cruzar los dedos y esperar que de alguna manera Biden y Harris sean capaces de destruir la negra visión de Trump».

Precisamente el magnate acababa de apuntarse en Michigan su mayor victoria hasta el momento, sin contar los caucus de Nevada, donde era el único en las papeletas. El 68% de los votos que ha recibido, frente al 27% de Nikki Haley, que no ha logrado acercarse al porcentaje alrededor del 40% que tuvo en Carolina del Sur y New Hampshire, solo dicen una parte del problema. Ni siquiera con el aliciente de demostrar a Biden que sus políticas están equivocadas, los demócratas han logrado acercarse a la participación de los republicanos, que llevaron a las urnas a más de un millón de personas.

La campaña de Biden ha elegido ignorar el problema en su comunicado e incluso ha indignado a muchos al responder con la arrogancia de ser el único candidato viable en la contienda. Su frase de que vencer a Trump «va a requerir que todos nos unamos» sonaba más a que esto son lentejas, que a reconocer la frustración que causan sus políticas en los votantes. Mientras todo el mundo veía claro que el epicentro de la protesta procede del apoyo de su gobierno a Israel en la masacre de Gaza, fuentes de su campaña quitaban hierro al asunto en declaraciones a distintos medios, a los que decían que podía deberse a «cualquier cosa», desde su edad a las protestas armenias, que también han promovido ese voto en blanco por su apoyo a Azerbaiyán.

Un análisis detallado revela que Biden ha perdido en las grandes urbes con alto porcentaje de electorado musulmán como Dearborn, donde el 56% de los votos fueron para la candidatura de «uncommitted», y Hamtramck, donde se elevó al 61%.

Como Michigan es el único Estado crítico del país con alta población musulmana, a los analistas les ha resultado más preocupante que en las ciudades con alta población universitaria se alcanzase el 19% de votos en blanco obtenido Ann Arbor, y el 15% de East Lansing. La furia por la masacre en Gaza ha prendido con más fuerza entre la población joven y universitaria, que amenaza con quedarse en casa en noviembre dejando al presidente a merced del entusiasmo republicano por Trump.

«No podemos quedarnos sentados mientras la clase política de Washington camina como zombie hacia el desastre de este país», escribió Williamson este miércoles a sus seguidores. «En palabras de Mohamed Ali, cuando la misión es correcta, las probabilidades no importan», se defendió.