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Stoltenberg atiende a los medios de comunicación en compañía del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken. AFP
La OTAN reclama una mayor inversión europea en defensa para reducir la dependencia de EE UU

La OTAN reclama una mayor inversión europea en defensa para reducir la dependencia de EE UU

La Alianza Atlántica celebra en Washington su 75 aniversario con dudas sobre el liderazgo de Biden y temor al regreso de Trump

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 9 de julio 2024, 21:32

Paradojas de la vida. La OTAN llega a su 75 aniversario más fuerte que nunca, con la alianza atlántica ampliada de sus 12 miembros originales a 32, y el mundo más convencido que nunca de su importancia vital para la defensa de Europa. Precisamente en Washington, donde se celebra esta cumbre, se encuentra su mayor debilidad, que es la de Joe Biden, de la que depende la vuelta al poder de Donald Trump.

Al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, le correspondía este martes ignorar el elefante en la sala del que hablan en privado todos los líderes y limitarse a celebrar «la alianza de más éxito en la historia» con el compromiso de seguir aumentando la inversión en defensa como método de supervivencia para el futuro. Algo que, advirtió este martes en declaraciones a la industria armamentística, «obligará a los países miembros a recortar gastos en otros renglones».

A sus 81 años, el presidente Biden se sabe escrutado con lupa. Él mismo ha dicho que quien dude de su capacidad física y mental para las labores de gobierno debe observarle estos días en la cumbre de la OTAN. Como anfitrión y jefe de Estado del país más poderoso del mundo, eje central de la alianza atlántica, le corresponde el mayor número de bilaterales, comparecencias y actos ceremoniales. En privado, fuentes diplomáticas europeas han dicho a 'The Washington Post' que en el último año han visto alarmados el declive físico del líder estadounidense, precisamente cuando más se le necesita para fortalecer el apoyo a Ucrania.

Stoltenberg ha agradecido públicamente el liderazgo estadounidense en la defensa de Ucrania y su capacidad para movilizar a todos los aliados y socios en el llamado Grupo de Contacto de Defensa de Ucrania, que incluye a más de 50 naciones. El formato de Ramstein, que adopta el nombre de la base aérea estadounidense en Alemania donde se celebró el 26 de abril de 2022 la reunión para organizar la defensa de Ucrania tras la invasión rusa, fue «extremadamente importante», dijo el secretario general de la OTAN el lunes al jefe del Pentágono, Lloyd Austin. «Realmente marcó la diferencia y nos permitió a todos proporcionar un nivel de ayuda sin precedentes, que no se hubiera dado sin su fuerte liderazgo», le agradeció.

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La cita servirá de puesta de largo para Suecia, que asiste por primera vez a una cumbre de la OTAN como miembro de pleno derecho, y para Keir Starmer, el nuevo primer ministro británico.

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Un anfitrión en un momento delicado

El presidente estadounidense, Joe Biden, recibe a los aliados en pleno debate sobre su estado de salud y su continuidad como candidato demócrata para las elecciones de otoño.

Ante la perspectiva de que ese liderazgo internacional vaya a ser sustituido por el aislacionismo de Trump, los europeos piensan que ha llegado el momento de madurar y minimizar su dependencia de EE UU. Para Stoltenberg, eso pasa irremediablemente por una mayor inversión armamentística. Los expertos coinciden. Camille Grand, que ocupó un alto cargo en la OTAN y forma parte del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales, ha dicho que los líderes de la alianza deben estar preparados «para defender Europa con menos ayuda de Estados Unidos».

En la última conferencia de Múnich, el holandés Mark Rutte, próximo sucesor de Stoltenberg como secretario general de la OTAN, advirtió de que la organización no puede limitar su futuro a los mandatarios afines que lleguen a la Casa Blanca. «Tenemos que trabajar con quien esté en la pista de baile».

2% del PIB

Para ello habrá que aumentar el compromiso defensivo de los aliados, a los que Trump castigó severamente por no alcanzar el 2% del PIB en gasto defensivo. «Tenemos buenos números», presumió Stoltenberg. «Hemos pasado de tener sólo tres aliados que alcanzaban el 2% en 2014, cuando nos comprometimos a ello, a 23». El secretario general saliente dice ser «optimista» en cuanto al futuro incremento de ese gasto, «porque el 2% es el umbral mínimo», advirtió. «Tenemos la necesidad de continuar aumentando ese gasto defensivo a todo lo largo de la alianza». Si Europa de verdad quiere blindarse de los vaivenes políticos de Estados Unidos, tiene que arrimar el hombro.

32 países

forman parte de la OTAN y están presentes en la cumbre de Washington, a la que se ha invitado a Estados ajenos a la Alianza: Australia, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y, con un papel protagonista, Ucrania.

9 años

ha ejercido el noruego Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN y, aunque su mandato acaba en octubre, esta cumbre es la última gran reunión de la Alianza con él al frente. El neerlandés Mark Rutte será su sucesor.

Rusia no es la única amenaza. En el horizonte está China, «que apoya y continúa permitiéndole esta guerra ilegal», dijo. Para esa incursión asiática la OTAN cuenta en esta cumbre con los líderes de Australia y Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur, que con su presencia demuestran que la seguridad de la OTAN no se limita a la región europea. Se espera que el comunicado final incluya un duro lenguaje hacia Pekín y denuncie sus campañas de desinformación y de apoyo a Rusia.

Trump llegó a decir en febrero durante un mitin que animaría a Rusia «a hacer lo que le dé la gana» con los países que no cumplan el compromiso de destinar el 2% de su PIB a defensa. Eliminar esa variante será un paso fundamental, pero no suficiente ante el avance de la extrema derecha en Europa. Un aviso de que el problema no se limita a Trump, sino que se encuentra también en el corazón de Europa. En esta cumbre lo representa el primer ministro húngaro Viktor Orbán, quien llega a Washington tras visitar Rusia y China.

Todo eso quita cierto protagonismo al problema ucraniano, que se ha convertido en el frente de una guerra mayor. Volodímir Zelenski sabe que no obtendrá la ansiada membresía en la OTAN, pero aspira a que el comunicado final incluya la idea de que su destino en la alianza trasatlántica es «irreversible». Para eso cuenta con la ayuda de Estados Unidos y Alemania. Este jueves se reunirá con Biden y podrá salir del encuentro con el compromiso de 43.000 millones de dólares anuales, que aunque lejos de los 100.000 que buscaba, son una buena garantía. La cuestión es qué pasará con ellos a partir de noviembre si la Casa Blanca cambia de inquilino.

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