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Cada día miles de migrantes que cruzan el río Bravo logran pisar suelo estadounidense pero a otros, el caudal les roba los sueños. Sus aguas, que parecen calmas y poco profundas, puede llegar a convertirse en un océano para un niño de tres años. Justo ... así le pasó el miércoles a un pequeño que intentaba atravesar esta frontera natural de la mano de su familia, pero la corriente lo arrastró.
El Departamento de Seguridad Pública de Texas (DHS) recibió varios informes de indocumentados desesperados que vieron cómo el menor se alejaba y se perdía río abajo. «Los agentes localizaron a un niño de tres años y lo llevaron a la orilla», pero fue «declarado muerto» en el hospital al que fue trasladado, explicó la Unidad Táctica Marina del estado. Ayer también fue encontrado el cuerpo sin vida de un adulto que se ahogó, pero se desconoce su edad y procedencia.
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Los incidentes han tenido lugar en plena ola de llegada de migrantes a Texas. Pese a las barreras flotantes que el gobernador estatal ordenó instalar en el río, unos 2.000 extranjeros lo atraviesan a diario. Eagle Pass, que limita con Piedras Negras, en México, se ha convertido en el punto de acogida, pero no da abasto. Sólo esta semana, 9.000 solicitantes de asilo llegaron a la pequeña ciudad. Ante ese escenario, su alcalde emitió una declaración de emergencia.
El Gobierno ha enviado a 800 efectivos militares adicionales a los 2.500 permanentes para custodiar la frontera, que 132.652 indocumentados cruzaron en julio, 33.107 más que un mes antes. A lo largo de este año, 153 sin papeles han muerto o desaparecido en los alrededor del río Bravo.
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