Miami se prepara para enjuiciar a Trump

Diferentes organizaciones ofrecen autobuses gratuitos para ir a apoyarle

Mercedes Gallego

Enviada especial. Miami

Martes, 13 de junio 2023, 07:41

Una hilera de carpas y camiones satélites que dan la vuelta a la manzana esperan con avidez la llegada de Donald Trump al tribunal federal de Miami donde por primera vez en la historia se le tomarán las huellas dactilares a un expresidente de Estados ... Unidos para delitos federales, los más graves.

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A pesar de que todas las cámaras apuntan al edificio de cristal en cuyo piso 13 será imputado, lo más probable es que ninguna pueda capturar su entrada. Una rampa lateral delata el túnel por el que seguramente entre el ex presidente custodiado por los servicios secretos, en una caravana de coches oscuros con cristales ahumados. Con todo, para las cámaras de televisión lo importante es poder mostrar a uno de sus parlantes con la escena del crimen detrás. Por eso dese que se supo la noticia el viernes los aparcamientos en esa acera se cotizaron a 5000 dólares. Y para qué hablar de los contratados que hacen cola en nombre de los diferentes medios para intentar coger uno de los 20 asientos que el juez permitirá en la sala.

Todos estos -reporteros, presentadores de televisión y «representantes» de los medios- tuvieron que aguantar anoche el aguacero tropical que repicó sonoramente sobre los improvisados toldos y descargó sobre Miami la humedad de la que huyen sus habitantes en esta época del año. Trump es uno de ellos. El magnate pasa los inviernos en mangas de camisa frente al mar en su más mansión de Palm Beach y la primavera con la suave brisa del noreste en su campo de golf de Bedminster (New Jersey), de donde llegó el lunes. Sus abogados y los servicios secretos habían tratado de convencerle para que no viajase a Miami hasta hoy mismo para no complicar la seguridad, a lo que el expresidente hizo caso omiso.

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En el lobby de su club de golf de El Doral, donde se alojó anoche, le esperaban algunos seguidores para saludarlo ante las cámaras con vítores y gritos de «We love you». Es hora de medir fuerzas. Varios grupos, como la Asamblea Republicana de Florida, han ofrecido autobuses gratuitos para trasladar a manifestantes de Orlando hasta Miami, aunque en vista del panorama meteorológico lo mejor era esperar a que pasara la tormenta. Hoy ni siquiera habrá dos ubicaciones separadas para los que estén a favor o en contra, como hizo el Ayuntamiento de Nueva York a final de marzo, cuando fue imputado allí por delitos contables relacionados con pagos a una actriz porno que en 2016 amenazaba con reventarle la campaña. El jefe de policía De Miami, Manuel Suárez, espera cualquier cosa entre 5000 y 50000 manifestantes, pero se niega a cercarlos ni ha dado detalles sobre las medidas de seguridad que dice haber tomado.

Trump no se encontrará hoy frente a la jueza Aileen Cannon que él mismo nombrara y que resultó inquietantemente favorable a las propuestas de sus abogados durante el proceso de investigación. Tanto, que el Tribunal de Apelaciones desmontó su decisión de nombrar a un garante que supervisara el trabajo del FBI durante el escrutinio de los documentos clasificados. Si bien ella presidirá el juicio, hoy es el juez Jonathan Goodman al que le tocará leerle los cargos, una vez que se le hayan tomado las huellas dactilares y fichado en los archivos policiales.

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Serán 37 cargos por siete delitos diferentes relacionados con la retención voluntaria de información sobre la Defensa Nacional, conspiración para obstrucción de la justicia, ocultación de documentos en una investigación federal y falsas declaraciones. Al menos 31 de conllevan diez años de prisión cada uno. Los restantes entre cinco y veinte años. «Las leyes que protegen la seguridad nacional son críticas para la seguridad de EEUU y deben ser aplicadas», defendió el viernes el fiscal especial Jack Smith al hacer pública la imputación. «El compromiso de nuestra nación con la letra de la ley sienta un ejemplo para el mundo. En este país solo tenemos unas leyes y se aplican a todos por igual».

Es precisamente el mensaje contrario al que tratan de difundir los seguidores de Trump cuando se remontan al caso de los correos electrónicos borrados por Hillary Clinton o los documentos clasificados que aparecieron en el garaje y la oficina de Joe Biden. Ninguno de ellos, que se sepa, conspiró para ocultarlos ni se resistió a entregarlos. ¿Y por qué lo hizo Trump? La respuesta no importa. Tanto si fue por capricho o por descuido, la fiscalía ha documentado con testimonios y grabaciones el caso que defiende. Muchos creen que será el que le lleve a la cárcel. «No permitiremos que le pongan un dedo encima», advirtió ayer en el programa de Steve Bannon, War Room, la ex candidata a gobernadora de Arizona Kari Lake, que intenta ganar puntos para convertirse en su vicepresidenta. «Es hora de agarrarnos a nuestras pistolas y a nuestra religión».

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