Arizona se convirtió este miércoles en el escenario de la batalla más interesante para el Senado. Kari Lake, una digna hija de Donald Trump, que el martes lo llamo «héroe» al celebrar su victoria en las primarias del partido, venció holgadamente al sheriff del condado ... de Pinal, Mark Lamb, que se posicionaba como el más fuerte para frenar la inmigración en este estado fronterizo, y a la neuro investigadora Elizabeth Reye, que reivindica la doctrina de Reagan.
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Lo hizo, a pesar de haber dejado colgado al sheriff en el escenario del debate en el que iban a enfrentarse el mes pasado. Lamb iba de cívico, por eso tampoco quiso criticarla durante el tiempo de pantalla del que disfrutó en exclusiva. Todo lo que dijo cuando le preguntaron por su rival es que él nunca contrataría a alguien que no se presenta a una entrevista de trabajo, ni tiene las cualificaciones necesarias.
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Como el civismo no es un valor al alza, la delfina de Trump se dedica ya a atacar al demócrata con el que competirá en noviembre por el asiento al Senado que dejó vacante Kyrsten Sinema, una demócrata tan conservadora que acabó renunciando al partido para convertirse en independiente. Le toca defender ese asiento vacante al excongresista Rubén Gallego, «una rata de pantano», «carne muerta », un «Nancy Pelosi con barba», le ataca Lake.
La expresentadora de Fox que perdió las elecciones a gobernadora en 2022, y aún reclama esa victoria en los tribunales, «es fantástica», decía Trump en un mensaje grabado para las elecciones. «Nunca nos dejará colgados», prometió.
Había hecho méritos para ser elegida como su vicepresidenta, defendiendo contra viento y marea su falsa victoria frente a Biden en 2020, pero a falta de ese puesto en la Casa Blanca, promete ser su apoyo más firme en el Senado. «No puede hacerlo solo, nos necesita», dijo al aceptar la nominación.
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En 2022 también ganó holgadamente las primarias con el apoyo del expresidente y su reputación de provocadora, hasta el punto en que pensó que no necesitaba apelar a otra ala más moderada para cerrar la batalla. De aquella derrota, reiterada por todos los jueces republicanos a los que ha presentado acusaciones de fraude, ha aprendido a lanzar el mensaje de unidad al que apeló el martes por la noche, con la promesa de defender en Washington a todos los habitantes de Arizona.
Su rival la considera «otra oportunista como JD Vance», porque se hizo demócrata al día siguiente de que Barack Obama ganara contundentemente los caucus de Iowa en 2008, y volvió a ser republicana durante el Gobierno de Trump, cuando lanzó su campaña a gobernadora. Es una declarada anti vacunas, que durante la pandemia arengó a los estudiantes de la Universidad Estatal de Arizona a rebelarse contra la obligatoriedad de las mascarillas, y difunde todo tipo de teorías de la conspiración sobre el covid y otros asuntos propios de QAnon.
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Dada la salomónica división del Senado, en el que los demócratas solo obtienen la mayoría por un escaño si se les une el voto de cuatro independientes, de su victoria en noviembre puede depender que el presidente ganador cuente también con la lealtad del Congreso.
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