Trump y Biden debatían para las elecciones presidenciales de 2020 EC

EE UU inicia unas primarias históricas marcadas por los juicios de Donald Trump

El expresidente abre en enero una carrera que intercala mítines y pleitos mientras Biden debutará en febrero en Carolina del Sur

Caroline Conejero

Nueva York

Sábado, 30 de diciembre 2023

El comienzo del nuevo año inaugura mañana una crucial temporada electoral en Estados Unidos. Los votantes tendrán que decidir sobre dos visiones de la nación diametralmente opuestas compitiendo por el poder en un país que atraviesa una profunda crisis de identidad.

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La contienda presidencial de ... 2024 se jugará una vez más en numerosos aspectos en territorios sin cartografiar. Enfrenta al presidente de mayor edad de la historia y al primer candidato a la Casa Blanca imputado con cargos penales. La que será una segunda edición de las elecciones de 2020, Biden versus Trump, tendrá lugar además, en un país sumido en la ansiedad, con profundas divisiones políticas, temores de deterioro de la democracia, la amenaza del autoritarismo, y un clima de violencia política de extrema volatilidad.

El demócrata Joe Biden, de 81 años, encara la intensidad maratoniana de una campaña electoral que en 2020 pudo evitar por el confinamiento de la pandemia. El republicano Donald Trump, de 77 años, enfrentado a 91 cargos penales graves en cuatro jurisdicciones, tendrá que repartir el calendario político de las cruciales y competitivas primarias republicanas con las batallas legales que le acosan. Y por lo que 2023 ha demostrado, todo indica que será una larga e intensa temporada judicial con el expresidente dominando la atención.

Habrá espectáculos garantizados y amenazas latentes en el circo de Trump, para quien alcanzar la Casa Blanca es probablemente su única opción para evitar la cárcel, lo que le convierte a él y a sus partidarios en más peligrosos que nunca. Los pronósticos son devastadores. Si la encuesta de este mes de 'The New York Times'/Siena College, que daba a Biden el 44% de votos y a Trump el 46%, se confirma, en 2024 no habrá una ruta electoral hacia la victoria para el líder demócrata. Y el cada vez más autoritario Trump, que ha prometido un segundo mandato de represalia y persecución política, podría lograr llegar a la Casa Blanca a pesar de haber provocado una insurrección violenta en el Capitolio basada en la falsedad del fraude electoral. O sea, una paradoja inexplicable.

La avanzada edad y su apuesta por Israel en el conflicto con los palestinos restan apoyos al líder demócrata

La fortaleza del republicano en las encuestas de los Estados clave ha generado temblores en el Partido Demócrata, donde muchos creen que la avanzada edad de Biden es el problema de fondo. Su apoyo a Israel ha abierto una brecha de su partido no sólo entre los electores árabes sino también entre moderados y progresistas en la izquierda. La encuesta antes citada revela una fuerte oposición de los estadounidenses a la forma en que el presidente está gestionando el conflicto israelí-palestino. Solo un 33% lo apoya.

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Una baja aprobación

A pesar de la recuperación de la economía tras la recesión de la pandemia, el descenso de la inflación, una saludable creación de empleo, el aumento en la ayuda social o la formación de una coalición occidental que impidió a Rusia la rápida invasión de Ucrania, Biden mantiene niveles bajos de aprobación entre los votantes. La coalición que en 2020 se movilizó en apoyo de su candidatura ha perdido cohesión y se ha desilusionado.

Con todo, el aborto y el miedo a Trump juegan a favor del presidente, temas en los que los demócratas planean centrar la campaña de 2024 y que, como indican las encuestas, deberían movilizar a una gran mayoría del electorado.

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Por otra parte, nuevos sondeos muestran signos de que la base de Trump se resquebraja a medida que los casos legales contra él empiezan a crear una impresión negativa entre sus seguidores. Una minoría considerable de votantes republicanos sólo está dispuesta a apoyarle por ahora, a expensas de lo que suceda en los próximos meses, y casi una cuarta parte cree que el expresidente no debería ser el candidato del partido si es declarado culpable. Con todo, sólo un 20% señala que Trump debería ir a prisión.

La cuestión de la culpabilidad es importante para sus cálculos. La proporción de quienes creen que el magnate cometió delitos federales graves se ha duplicado desde julio y ya es casi uno de cada cuatro encuestados. También ha pasado del 17% al 27% la cantidad de republicanos e independientes de tendencia republicana que creen que es un delincuente. Estos cambios de percepción se han notado ya en New Hampshire, donde las encuestas sitúan a la candidata republicana Nikki Haley a tan solo cuatro puntos porcentuales de Trump, todavía favorito en las primarias, aunque algunos analistas sostienen que el recorte de distancias aumentará a medida que la presión sobre el expresidente se haga mayor y éste profundice en su deriva extremista.

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Los caucus de Iowa el 15 de enero ofician el pistoletazo de salida del proceso de nominación republicana. Un Estado de tendencia conservadora en el que Trump es el favorito frente a Nikki Haley y Ron DeSantis. Al día siguiente, el 16, comienza el segundo juicio por difamación contra Trump iniciado por la escritora E. Jean Carroll, que ya ganó una sentencia de 5 millones de dólares en su contra después de que un jurado lo declarara responsable de abuso sexual y difamación.

5 de noviembre es la fecha en que los estadounidenses acudirán a las urnas para votar en las elecciones presidenciales

Las primarias en el más liberal Estado de New Hampshire el 23 de enero, donde Haley ha dado un salto en las encuestas, podrían dar la sorpresa e impulsar a la exgobernadora de Carolina del Sur como una alternativa viable al magnate. Tras las primarias en Carolina del Sur, Nevada, Michigan y otros territorios, el 4 de marzo Trump debe comparecer ante un tribunal de Washington en el caso federal de conspiración para anular el resultado de las elecciones de 2020.

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Al día siguiente es el 'Supermartes'. Más de 15 Estados, California y Texas entre ellos, celebran primarias, un día clave en el que se reparte la mayor cantidad de delegados de la campaña. Los últimos veinte días de ese mes habrá primarias en otros 14 Estados y, entre ellos, el 25 de marzo, dará comienzo el juicio estatal en Nueva York contra Trump por los pagos secretos de silencio a una estrella porno, aunque el juez ha adelantado que podría posponerlo para no crear un conflicto de fechas con el juicio federal.

El fraude de Georgia

Para julio las primarias habrían designado ya al ganador republicano. Su nominación oficial tendrá lugar en la Convención Nacional Republicana que se celebra en Milwauke el 15 de julio. Menos de tres semanas después, el 5 de agosto, el expresidente debe presentarse en corte para el inicio del juicio por fraude electoral en Georgia.

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Para Joe Biden, las primarias serán un ejercicio de martilleo destinado a tratar de recuperar la confianza de los segmentos de voto a los que ha desmotivado y energizar al electorado liberal de la coalición nacional que le llevó al poder en 2020. El temor al autoritarismo de Trump otorgará urgencia y propósito a los demócratas para ganarse algunos porcentajes de independientes y republicanos moderados, según los analistas, que serán suficientes para triunfar en los principales 'Estados-columpio'; es decir, aquellos que cambian de color en las convocatorias a las urnas. El 19 de agosto comienza la Convención Nacional Demócrata en Chicago en la que Joe Biden será el nominado demócrata junto a Kamala Harris como vicepresidenta.

El republicano sale con ventaja en las encuestas y sólo unos resultados judiciles adversos pueden resquebrajar a su base

Para complicar aún más este complicado calendario, donde se mezclan los hitos de campaña con el cronograma judicial, la descalificación de Trump como candidato en Estados como Colorado y Maine –frente a California y Michigan, donde sí podría presentarse– amenaza con abrir un nuevo frente en la batalla política entre Estados republicanos y demócratas mediante el uso de la vía judicial, destinada a terminar ante la Corte Suprema.

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El escenario de que el este tribunal –de mayoría de extrema derecha gracias a Trump— tome decisiones políticas que interfieran en unas elecciones (como ya ocurrió en 2000 con la sentencia que otorgó la victoria a George Bush), no solo es bizarro sino políticamente siniestro. Particularmente en un momento en que la confianza del público en el Alto Tribunal se ha desplomado ante una serie de escándalos éticos que han salido a la luz y la decisión de revocar el derecho al aborto el pasado año.

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