Secciones
Servicios
Destacamos
De entre los 14,3 millones de espectadores que tuvo el jueves Kamala Harris en televisión durante el discurso más importante de su vida, al aceptar la nominación presidencial del Partido Demócrata, uno estaba especialmente indignado: Donald Trump. El expresidente, que ha visto perder su ... ventaja desde que Joe Biden delegó la candidatura en su vicepresidenta, reaccionó en directo a través de Truth Social, junto a un grupo de 'patriotas' que le ayudaron a lanzar nada más ni nada menos que medio centenar de publicaciones, plagadas de mayúsculas y exclamaciones. «¿Está hablando de mí?», clamó indignado. Para colmo, los 'ratings' de audiencia de Harris fueron un 22% más altos que los suyos hace cinco semanas.
Noticias relacionadas
La ex fiscal general de California, que se enfrenta en las urnas a un criminal convicto de 34 cargos, intervino en la gran cumbre de los demócratas al término de cuatro días de testimonios. Entre sus respetables testigos estuvieron Barack y Michelle Obama, pero también otros muy neutrales, como Oprah Winfrey, la reina de la televisión norteamericana, que aparecía por primera vez en el escenario de una convención política para decir que «la decencia y el respeto» están en las papeletas del 5 de noviembre. Las declaraciones del magnate hace tres semanas en una entrevista con un canal evangélico, donde dijo al electorado que si resulta elegido «nunca tendréis que votar de nuevo», la asustaron lo suficiente como para romper su neutralidad. «Estáis mirando a una votante independiente, orgullosa de votar una y otra vez», respondió Winfrey sin nombrarlo.
Como ella, Harris aspira a ser una oradora motivacional que contraponga el oscurantismo del aspirante republicano a la esperanza y el optimismo que su campaña ha heredado de la de Obama, pero a la hora del alegato final había una reflexión obligatoria. «Considerad cómo sería un segundo mandato de Trump», pidió, «especialmente ahora que el Tribunal Supremo le ha dado inmunidad para casos penales». Un líder «sin contención» de ningún tipo, que «usaría el inmenso poder de la presidencia de EE UU, no para mejorar vuestras vidas sino para servir al único cliente que ha tenido nunca: él mismo».
En ese escenario distópico, pero creíble, Trump ya ha indicado que liberaría a los extremistas que asaltaron el Capitolio. Harris augura que también encarcelaría a periodistas y oponentes políticos, además de desplegar al ejército en la frontera «para atacar a sus propios ciudadanos». Entre las draconianas medidas desgranadas en el 'Proyecto 2025' con el que la Heritage Foundation anticipa el Gobierno republicano destacó la creación de un comité para denunciar a las mujeres que aborten. «Se les ha ido la cabeza», concluyó.
I accept your nomination to be the President of the United States of America. pic.twitter.com/iKklb8tW6C
— Kamala Harris (@KamalaHarris) August 23, 2024
En las redes sociales, Trump se desvinculó en directo de ese documento de 900 páginas, hoja de ruta de la ultraderecha más radical, aunque reconoció que está redactado por colaboradores suyos. Su segundo mandato preocupa incluso a muchos de sus votantes que, aunque el jueves no quedaron convencidos de cambiar de candidato, le conocen los suficiente como para temer su poder ilimitado.
El mensaje llegaba con la fuerza de una banda sonora que tiene eco entre los republicanos que necesita atraer hacia su redil: 'Freedom', la canción que Beyoncé ha cedido a la campaña de Harris para un 'rebranding' en el que el patriotismo es poner los valores por encima del partido y la libertad es decidir lo que cada una hace con su cuerpo. «Con esta elección, nuestra nación tiene una oportunidad preciosa y efímera para superar la amargura, el cinismo y las batallas divisivas del pasado», anunció la mujer que haría historia como la primera presidenta de EE UU. «¡U-S-A!», coreaba el público del United Center de Chicago.
Lo que los estadounidenses encontrarán en las papeletas son dos personalidades radicalmente distintas. El expresidente quiere consolidar el poder en su figura, como hombre fuerte rodeado de un equipo de leales. Promete sacudir el 'status quo' con medidas drásticas que van desde suprimir el Ministerio de Educación hasta presidir la Reserva Federal. Harris, por su parte, se presentó como una líder «realista» y «práctica», con «sentido común», «que escucha». Su máxima, la que le enseño su madre: «Tratar a otros como quieres que te traten a ti: con amabilidad, respeto y compasión».
Frente a la convención del Partido Republicano hace cinco semanas en Milwaukee (Wisconsin), donde no se invitó al único expresidente vivo del partido, George W. Bush, ni a ninguno de los pesos pesados de la formación, la cita demócrata dio espacio a conservadores anti-Trump y honró al difunto senador John McCain, rival de Obama en 2008. Se trata de abrir el abanico de electores para sumar votos y unirse en torno a «las más altas» aspiraciones comunes.
«Sé que hay personas de diversas opiniones políticas mirando esta noche y quiero que sepan algo: prometo ser una presidenta para todos los estadounidenses», entonó antes de que cayera la lluvia de globos y confetis que cerró la intervención que puso fin a la convención del Partido Demócrata, dispuesta a hacer historia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.