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Pocas veces alguien que iba a dar un discurso económico ha sido recibido como una estrella del rock, pero ese fue el caso este viernes de Kamala Harris, al presentar su proyecto en este ámbito como candidata presidencial del Partido Demócrata, en sustitución de Joe ... Biden.
Para este complicado discurso había elegido un recinto más pequeño de lo habitual, en un Estado bisagra como Carolina del Norte, que su partido no ha ganado desde las primeras elecciones de Obama. A la vicepresidenta le tocaba encontrar un difícil equilibrio: «Construir sobre los progresos» de un Gobierno, el suyo, al que culpa todo el que le duele el bolsillo, y a la vez presentar algo distinto que dé esperanza de un futuro mejor. La palabra clave para su receta es «oportunidades».
En línea con el renovado entusiasmo que suscita su candidatura, Harris logró aterrizar su receta desgranando la premisa fundamental: «Tu salario debería ser suficiente para que tuvieras una buena calidad de vida», entonó. «Y después de tantos años de trabajar duro, deberías poder retirarte con dignidad».
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Mercedes Gallego
Mercedes Gallego
Parece básico, pero muchos estadounidenses han dejado de creer que es posible. El sueño americano ya no es triunfar saliendo de la nada, sino mantenerse como clase media sin sufrir en la cola del supermercado o al pagar la hipoteca. Harris plantea una serie de medidas económicas, a implementar en sus primeros cien días, que irá desgranando en los próximos días, pero que empiezan con lo que presentó este viernes en Raleigh (Carolina del Norte): el costo de la vida.
Los economistas de su campaña, que en tres semanas han armado todo un plan de gobierno, creen que la inflación es también resultado de la avaricia corporativa que ha inflado los precios de la alimentación, por lo que piensa perseguir a las empresas que no respeten un veto federal para limitar esa presión. Es la medida más controvertida de las muchas que propuso en Carolina del Norte. El equipo de Trump la califica de «socialista» y anticipa una debacle al estilo de Venezuela, que hunda al país en una depresión, «más severa que la del 29».
Para ello los economistas defensores del poder corrector del capitalismo creen que se estaría eliminando un incentivo fundamental para la bonanza económica. Cuando la demanda supera la oferta -como ha ocurrido tras la pandemia con muchos productos, bienes y servicios-, las empresas que lo ofrecen disparan el precio con un gran margen de beneficio, lo que incentiva a otros emprendedores a saltar a ese sector, generando más competencia y, eventualmente, autocorrigiéndose. Al menos, en teoría. Cuatro años después de que el covid pararse en seco las fábricas, sin que los consumidores dejaran de consumir, gracias a los cheques y subsidios del Gobierno, esa corrección aún no se ha dado. Harris sostiene que estamos a punto de ver los resultados de Biden, si se mantiene el rumbo. «Sé que muchos de vosotros no sentís todavía que estamos en una economía de oportunidades», admitió. Su trabajo es convencerles de que el Ejecutivo de Biden ha hecho una gran labor aterrizando la crisis de la pandemia y plantando las semillas de la recuperación, sobre la que va a construir la prosperidad que promete.
«Cuando la clase media es fuerte, EE UU es más fuerte», lapidó. En cierto modo, se trata de volver al pasado en cuanto a prosperidad. De ahí que suene a contradicción cuando dice que estos comicios consisten en elegir entre dos visiones: «Una centrada en el futuro y otra en el pasado». Como prueba, recuerda que el gobierno al que pertenece ha creado 16 millones de empleos, y en los últimos seis meses ha mantenido la inflación por debajo del 3%. «Tenemos la economía más fuerte del mundo», aseguró. «Ahora podemos definir nuestro futuro y liderar el mundo», propuso.
Eso incluye políticas fiscales para incentivar la creación de primeras viviendas, aliviando la burocracia y los impuestos sobre la construcción, que recibirían hasta 25.000 dólares para su primera vivienda. Los altos tipos de interés han frenado la movilidad en el sector inmobiliario. Como el Gobierno tiene poco o nada que ver con las decisiones de la Reserva Federal, el Ejecutivo de Biden se ha propuesto aumentar la oferta con la construcción de 2 millones de inmuebles. Tal vez por eso su rival busca más atribuciones en esas reuniones críticas de las que depende la economía mundial.
16 millones
de empleos defiende Kamala Harris que ha creado el equipo de gobierno al que pertenece y también destaca que ha mantenido la inflación por debajo del 3% en los últimos seis meses.
Las encuestas demuestran que los votantes están muy enfadados con su realidad económica, por lo que Harris ha optado por la inusual estrategia de incorporar abiertamente algunas de las propuestas económicas de su adversario. El senador de Ohio J.D. Vance, que aspira a vicepresidente con Trump, ya había propuesto restaurar las deducciones fiscales por hijos que se implementaron en la pandemia. Harris las amplía hasta 6.000 dólares al año por hijo recién nacido. El propio magnate ha anunciado que si gana de nuevo la presidencia eximirá las propinas del pago de impuestos sobre la renta, proporcionando inmediatamente un aumento del 20% en todo el sector de la hostelería.
Harris recordó su infancia como hija de migrantes y sus trabajos en un McDonald's para despertar la empatía que permite pensar a la izquierda que al menos se puede trabajar con ella. A lo largo de la próxima semana tendrá la oportunidad de explicar mejor sus políticas y elevar su imagen con la superproducción de la convención del Partido Demócrata en Chicago, donde la coronarán como candidata.
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