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Donald Trump ganó en la noche del martes -madrugada de este miércoles en España- las primarias del Partido Republicano en New Hampshire por once puntos, después de haberse impuesto en los caucus de Iowa por treinta. Nunca en la historia un candidato que se haya ... alzado con estas dos primeras plazas ha perdido la nominación. ¿Por qué entonces estaba tan irritado cuando salió en Nashua a compartir los resultados?
Todo empezó por el momento en que su rival, Nikki Haley, apareció ante las cámaras «con aires de triunfadora, cuando había perdido de mala manera», bramó el expresidente. «¿Quién demonios es esa impostora que ha subido al escenario para clamar victoria?». Y es que su exembajadora ante la ONU, que el año pasado consultó con él antes de anunciar su candidatura, como cortesía y pleitesía, se ha convertido en una piedra en el zapato.
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Mercedes Gallego
Trump pensaba rematar la faena en New Hampshire, después de haberse quitado de encima a tres contendientes con la abrumadora victoria de Iowa -Ron DeSantis, Vivek Ramaswami y Asa Hutchinson-. No es habitual alzarse con la nominación en dos patadas, cuando todavía quedan 48 estados de la Unión por votar, pero Trump no es un candidato cualquiera. Goza de la celebridad de haber sido presidente, la atención constante de la prensa y la impaciencia que le ha hecho famoso.
Para su tranquilidad, la campaña de Biden le considera ya su rival en noviembre, según el comunicado que envió poco después de que cerraran las urnas en New Hampshire. «Mientras trabajamos de cara a noviembre, una cosa ha quedado clara: Donald Trump va directo a la repetición de las elecciones generales, donde Joe Biden es la única persona que le haya derrotado nunca en las urnas», dijo en un comunicado su jefa de campaña, Julie Chavez.
Con cuatro juicios abiertos en tres jurisdicciones diferentes, el magnate contaba con poder concentrarse en las generales, que tendrá que intercalar con sus citas judiciales. En lugar de eso se dirige a Las Vegas (Nevada), donde este sábado dará uno de sus megamítines de cara a los caucus que se celebran allí el día 8. Ahí no hay misterio, Trump es el único candidato en las papeletas y obtendrá el cien por cien de los votos, pero luego tendrá que dirigirse a Carolina del Sur para intentar dar jaque mate a la reina. Las encuestas le auguraban un abrumador 60% de los sufragios, lo que más que una derrota supondría una humillación, al tratarse del Estado natal de Haley, donde ha sido gobernadora durante dos mandatos.
La previsión podría haber cambiado radicalmente si el segundo puesto obtenido en New Hampshire logra crear el espejismo de que esta contienda no está decidida, como dice ella. Ningún observador lo ve posible, pero bastaría con que los votantes se lo crean. Haley cuenta aún con el favor de las grandes fortunas, que apuestan su dinero por ella como última oportunidad de evitar la vuelta de Trump. La candidata inició este mismo miércoles una nueva gira de recaudación de fondos por Nueva York, Florida y Texas. Haley recoge el sentimiento y la fortuna de los conservadores antiTrump como Spencer Zwick, que fuera el principal recaudador de la candidatura presidencial de Mitt Romney, y que le ha organizado dos eventos en Nueva York para febrero, con idea de recapitalizar a la candidata de cara a las inversiones publicitarias que le aguardan.
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Sus donantes están satisfechos con el resultado de la inversión inicial y parecen dispuestos a seguir apostando. «Intuyo que su campaña tiene un plan para llevar esta competición hasta el Supermartes (que se celebra el 5 de marzo, cuando votan dieciséis estados y territorios asociados de la Unión)», dijo a Associated Press Ozzie Palomo, donante y recaudador de fondos de su campaña. «Vamos a centrarnos en la siguiente etapa, que es Carolina del Sur», decidió.
Como receptora del voto independiente, su campaña apuesta también por las primarias de Michigan, abiertas a los no afiliados, seguidas de las de Washington DC y los caucus de Idaho y Dakota del Norte, donde le será más difícil competir. En el Supermartes, sus estrategas han puesto la vista en once de los dieciséis estados o territorios asociados que compiten, por tener primarias abiertas o semiabiertas, pero más allá de esa fecha, el camino se cierra.
Haley necesita florecer en invierno, o no llegará a la primavera. En ese tiempo puede esperar el recrudecimiento de los ataques de Trump, que ya no tiene otro enemigo a batir y ha empezado a sugerir que ni siquiera es estadounidense. Será un mes muy duro para la candidata.
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