De izquierda a derecha y de arriba a abajo, el empresario Hamish Harding; el CEO de OceanGate Expeditions, Stockton Rush; Paul-Henri Nargeolet, director de un proyecto de investigación de aguas profundas dedicado al 'Titanic'; y Suleman Dawood y su padre, Shahzada Dawood, vicepresidente del conglomerado Engro, con sede en Karachi. AFP

Hallan dos piezas del 'Titan' mientras continúa la búsqueda del sumergible

Un robot francés capaz de llegar más lejos que el 'Titanic' en su descenso a las profundidades ha encontrado restos materiales del submarino

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Miércoles, 21 de junio 2023

La operación de búsqueda del 'Titan' ha logrado este jueves uno de sus objetivos al alcanzar el «campo de escombros« del 'Titanic', que en su hundimiento quedó reducido a incontables pedazos en el fondo del océano. La Guardia Costera de Estados Unidos confirmaba a media ... mañana (hora local) que había encontrado restos materiales en el área donde se busca al sumergible desaparecido con cinco personas a bordo y, según las primeras informaciones, se trataría de un marco de aterrizaje y una cubierta trasera del submarino. Sin embargo, por ahora, sigue sin aparecer la cápsula donde viajaba la tripulación.

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El oceanógrafo David Mearns conocido como el 'cazador de naufragios', amigo de los pasajeros del 'Titan', no descartaba que el sumergible hubiera sufrido una implosión instantánea cuando se perdió la comunicación con la nave. El hallazgo de las primeras piezas del submarino ha sido posible gracias a uno de los aparatos de última tecnología movilizados en el operativo: un robot submarino francés capaz de llegar más lejos que el famoso transatlántico en su descenso a las profundidades. Los expertos de EE UU y Canadá reunidos en el centro de coordinación de Boston se encargan de determinar a qué corresponden los escombros y si tienen algo que ver con el submarino perdido, con el 'Titanic' u otro origen.

Precedente en 1973

El único precedente de estas característica se produjo en 1973. El 'Piscis III', un minisumergible de trabajo, quedó encallado al sur de la costa de Irlanda con dos tripulantes británicos a bordo encargados de tender cable submarino. La pequeña cápsula, de unas dimensiones similares al 'Titan', cayó a peso tras sufrir un accidente con el cable responsable de remolcarlo a un buque nodriza. Quedó varada a 500 metros, una profundidad muy inferior a los 3,8 kilómetros a los que se encuentra el sumergible de la empresa OceanGate, pero también es cierto que en esa época, hace 50 años, los medios de rescate tampoco eran los actuales. Tras una ardua operación de salvamento, los dos tripulantes, Roger Chapman y Roger Mallinson, pudieron ser restacados a las 76 horas del siniestro. Les quedaban doce minutos de oxígeno. Un margen muy estrecho, pero milagroso: el depósito debería haberse agotado horas antes, pero el hecho de cuidar los movimientos y respirar con la menor intensidad posible permitió a Chapman y Mallinson alargar las reservas.

A mediodía se hablaba ya de un «día crítico» en la misión, según ha señalado Guillermo Sohnlein, antiguo cofundador de la empresa propietaria del OceanGate. «Yo lo llamaría misión imposible», ha declarado por su parte el excoordinador de la Guardia Costera estadounidense Paul Zukunft en el 'Washington Post'.

Cuatro países —Estados Unidos, Canadá, Francia y Gran Bretaña— han enviado equipos de rescate «altamente avanzados» y trabajan con sus buques y aviones codo a codo con las embarcaciones de varias empresas privadas que se han desplazado al lugar en estos últimos cuatro días. Cuatro robots submarinos rastrean el fondo del océano, una flota de tres aviones de reconocimiento sobrevuela la zona y ocho barcos, tres de ellos de la Guardia Costera canadiense, peinan estas aguas del banco sur de Terranova donde el 'Titanic' se hundió en 1912.

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Tres milonarios británicos

En el submarino viajaban tres millonarios británicos (Hamish Harding, de 58 años, Shazada Dawood, de 48, y su hijo Suleman, de 19) y dos miembros de la tripulación que les llevaban en el 'Titan' a visitar los restos del 'Titanic' por 250.000 dólares cada uno.

Los franceses han aportado una nueva clase de robots submarinos capaces de llegar todavía más lejos que el 'Titanic' en su viaje al fondo de mar -ubicado a 3.800 metros de profundidad- que se une al rompehielos Polar Prince, nave nodriza que trasladó al 'Titan' a alta mar, el barco canadiense CCGS Kopit Hopson 1752, el CCGS John Cabot, el CCGS Terry Fox y, pronto, el CCGS ANN Harvey y HMCS Glace Bay, que tienen previsto llegar con expertos en medicina subacuática y una cámara hiperbárica de recompresión. En la búsqueda participa también el estadounidense Deep Energy.

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  • 18 expediciones más tenía previstas el submarino 'Titan' tras la actual. La empresa se fundó en 2009, inició las inmersiones en 2018 y en 2020 y 2022 logró llegar hasta el 'Titanic'.

  • Como «ir al espacio» La búsqueda submarina es tan compleja que algunos expertos la comparan con «viajar al espacio». El lecho es oscuro, ondulado, lleno de barro y pliegues orográficos donde no resulta fácil descubrir un sumergible del tamaño de un SUV.

  • Ni radio ni GPS A casi 4.000 metros de profundidad, el radar es inútil, no funcionan la radio ni el GPS y cualquier onda elecromagnética decae ante un medio de extraordinaria densidad. Los haces de luz o los láser no llegan más allá de unos metros.

  • 3.800 metros de profundidad Ahí se encontraría el submarino si hubiera cumplido su ruta de viaje para que la tripulación pudiera observar lo que queda del famoso transatlántico.

  • Un viaje de lujo El pasaje en 'Titan' salía por 250.000 dólares, una cuantía no apta para todos los bolsillos. La idea de OceanGate era unir en sus expediciones a millonarios con científicos y geólogos para investigar el proceso de descomposición del 'Titanic'.

En el aire Canadá tiene un avión P-8 Poseidon, capaz de detectar sonidos bajo la superficie del mar, además de un CP-140 Aurora y un Hercules C-130 como el que ha mandado la Guardia Costera de Nueva York para barrer visualmente la zona. Sus pilotos detectaron objetos en la superficie que, tras volver a estudiarlos, se concluyó que no estaban relacionados con el episodio del sumergible perdido. Otro falso aviso que mantiene la esperanza alta pero no resuelve la búsqueda.

Despidos y demandas

Si los tres turistas multimillonarios tenían algo que echar en cara a la empresa que les había llevado hasta el fondo del Atlántico Norte, en esos últimos minutos podían desahogarse con el responsable de su seguridad, que pilotaba el sumergible. En su carrera por el turismo de lujo, Stockton Rush, fundador y jefe ejecutivo de OceanGate Inc., había desestimado los análisis de sus propios expertos que le advirtieron del peligro que suponía la nave para sus ocupantes. Hasta el punto de despedir al director de operaciones marinas, David Lochridge, que en 2018 escribió un informe interno denunciando la necesidad de hacer más pruebas antes de «arriesgar» la vida de los turistas en «profundidades extremas», según contó este en una demanda interpuesta en un tribunal de Seattle.

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El 'Titan' se sumerge en las aguas marinas, donde baja a una velocidad de cinco kilómetros por hora. AFP

Lochridge era particularmente crítico con la decisión de la empresa de confiar en la vigilancia acústica para detectar problemas mecánicos en el sumergible, en lugar de escanear bajo el casco. «Basándose en los sonidos los análisis sólo detectarán una implosión milisegundos antes de que ocurra», argumentó. La compañía argumentaba que no existía ningún mecanismo capaz de penetrar el grosor de 12,7 centímetros de la fibra de carbón que envolvía a 'Titan' para poder escanearlo a distancia. OceanGate no escuchó sus advertencias y le despidió. Con el tiempo ambas partes se enzarzaron en una guerra judicial en la que la empresa le denunció por violar los acuerdos de confidencialidad y él contraatacó con otra demanda por despido indebido, pactadas en secreto.

Los trabajadores del sumergible viajan, como los turistas, sentados en el suelo y sin calzado. EP

A su preocupación se sumó también la Sociedad de Tecnología Marina, inquieta por el impacto que una catástrofe tendría en el sector. «No ha habido ningún herido en un submarino comercial en 35 años», protestó Rush en una entrevista con la revista 'Smithsonian', publicada en 2019. «La industria es obscenamente segura porque tiene un montón de regulaciones, pero precisamente por todas esas regulaciones no crece ni se innova». Poco se imaginaba que él mismo sería el protagonista del primer incidente en casi cuatro décadas. Para poder «innovar», OceanGate se declaraba «experimental» y dedicaba parte de lo que recaudaba a investigaciones. El largo pliego de descargas que obligaba a los pasajeros a firmar para eximir a la compañía de cualquier responsabilidad advertía de que la nave no cumplía con las regulaciones existentes ni estaba aprobada. La palabra «muerte» aparecía al menos tres veces en la primera página.

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