T. Díaz
Martes, 12 de diciembre 2023, 12:44
Kate Cox, una ciudadana estadounidense de 31 años embarazada de 20 semanas, se ha visto obligada a viajar a otro estado para abortar después de que el Tribunal Supremo de Texas pausase el dictamen de una corte inferior que le permitía someterse al procedimiento a ... pesar de las grandes restricciones que rigen en este territorio respecto al aborto.
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Cox «no podía esperar más». Su salud estaba en juego después de que en un examen médico le fuera diagnoticado a su feto el llamado «síndrome de Edwards» o trisomía 18, una anomalía fatal en un porcentaje muy elevado de casos. Según el relato de los abogados del Centro de Derechos Reproductivos de Estados Unidos, los facultativos habían informado a la mujer de que era improbable que «la gestación terminase con un bebé sano» y que cualquier «complicación grave» pondría en peligro su vida y su «fertilidad futura» porque ya se había sometido a dos cesáreas.
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Mercedes Gallego
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Resignada por la triste realidad que le había sido comunicada, Cox había presentado una demanda ante un tribunal de Texas - el estado en el que las leyes sobre el aborto son las más restrictivas en todo el país- en la que aseguraba que los médicos tenían «las manos atadas» y que solo podía esperar a que el feto muriese en su vientre o llegar hasta el parto «solo para ver a su bebé sufrir hasta fallecer».
El fallo favorable recibido por ese tribunal para que Cox pudiera someterse a un aborto de urgencia es el que ha echado ahora por tierra la Corte Suprema de Texas tras alegar que el médico de Cox no había manifestado «de buena fe» si su estado de salud cumplía los requisitos de la ley para permitir la intervención, según ha informado la cadena CBS News.
«Nuestra decisión de hoy no impide un aborto de urgencia en este caso concreto si un médico considera que dicho procedimiento es necesario de acuerdo con la ley, utilizando un criterio médico razonable», ha subrayado la Corte, que ha dejado ahora la decisión de una posible intervención en manos de los médicos, los cuales se exponen a penas de hasta 99 años de cárcel, multas que llegan a 100 dólares y revocación de su licencia para ejercer la medicina en caso de ser hallados culpables por la práctica indebida de un aborto.
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Las leyes contra la interrupción del embarazo en Texas son las más estrictas del país: está prohibido en prácticamente todos los casos excepto en aquellos donde la vida de la madre corre peligro. En el caso que atañe a la mujer afectada, el síndrome de Edwards que presenta el feto podría causarle daños a su salud, como rotura uterina e histerectomía, lo que arriesgaría futuros embarazos.
Según el mencionado Centro de Derechos Reproductivos, este es el primer fallo contra una embarazada que busca atención para un aborto de urgencia desde que el Tribunal Supremo de EE UU anulase en 2022 el fallo de Roe contra Wade. La semana pasada, una mujer de Kentucky de ocho semanas de gestación también presentó una demanda contra las prohibiciones del aborto en el estado.
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