Donald Trump, en la rueda de prensa que ofreció el jueves desde Mar-a-Lago. Reuters

La campaña de Trump intenta desmontar el mérito militar de Walz

Algunos compañeros de unidad del número dos de Kamala Harris durante su etapa en el ejército le acusan de haberlos dejado tirados cuando les enviaron a combate

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Viernes, 9 de agosto 2024, 21:23

Pocas cosas se llevan más a gala en Estados Unidos que haber servido en combate. Por lo mismo, el «valor robado» es también un delito tipificado para pasar factura a aquellos que claman medallas que no le corresponden. Y si algo provoca el desprecio generalizado ... es ser un cobarde y dejar tirado a tus compañeros en la guerra.

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No es de extrañar que la campaña de Donald Trump, a la que el nombramiento del gobernador de Minnesota Tim Walz como segundo de Kamala Harris ha cogido con el paso cambiado, escrutine el historial militar del que fuese sargento de la Guardia Nacional durante 24 años para sacarle punta. ¿Le da derecho su medalla de servicio en la guerra contra el terrorismo a decir que ha estado en un conflicto bélico? De hecho, sus compañeros le acusan de haberse escaqueado, renunciando al uniforme cuando supo que su unidad iba a ser enviada a Irak.

«Nadie quiere ir a la guerra. Yo no quería ir, pero fui. La gran frustración es que él dejó tiradas a sus tropas», le acusa Doug Julin, un republicano que servía con Walz cuando el sargento de comandancia se retiró. Otros dos veteranos del cuerpo apoyan esa opinión, aunque también hay quienes la disputan.

Defensor de las tropas en Irak

En 2005 Walz ya había lanzado su campaña como representante en el Congreso de un distrito rural y conservador de Minnesota cuando la Guardia Nacional anunció que en los próximos dos años ocurriría una «posible movilización parcial de dos mil tropas», que específicamente afectaría a todo o parte de su batallón. La unidad de Walz acabó pasando 19 meses en el infierno iraquí, porque su misión fue prorrogada. Desde Washington, el congresista se convirtió en uno de los más arduos defensores de las tropas.

«Bueno, yo me pregunto, Tim Walz, ¿cuándo has estado tú en la guerra?»

J.D. Vance

Vicepresidente de Donald Trump

Su último día de servicio fue el 16 de mayo de ese año, y tuvo que haber solicitado su retiro al menos 90 días antes. La orden de despliegue no llegó hasta el 14 de julio, pero sus compañeros coinciden en que los rumores circulaban desde hacía meses. «Tuvimos muchas conversaciones a puerta cerrada», le ha defendido Al Bonnifield. «Intentaba decidir dónde podría servir mejor a los soldados, a los veteranos y al país. Lo sopesó durante mucho tiempo».

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La acusación se une a otros ataques que lidera su rival en la papeleta republicana, el congresista J.D. Vance, vicepresidente de Donald Trump, que como veterano de los marines goza del peso moral para lanzar la primera piedra, aunque puestos a poner los puntos sobre las íes, tampoco puede decir que estuviera en zona de conflicto, solo en Irak. «Tuve la suerte de escapar de los verdaderos combates», escribió en su biografía 'Elegía Rural', ya que trabajó allí como oficial de información pública. Eso no le impide desafiarle. «Dice que no deberíamos portar en las calles de América las armas que usaba para defenderla», entonó en Michigan. «Bueno, yo me pregunto, Tim Walz, ¿cuándo has estado tú en la guerra?».

El único despliegue a ultramar de Walz fue en Italia, donde durante nueve meses su unidad proporcionó seguridad y entrenamiento a las bases estadounidenses de ese país, Turquía, Bélgica y Gran Bretaña, en apoyo a la misión 'Operación libertad duradera en Afganistán', y a la de estabilización en Bosnia y Kosovo. El ahora número dos de Harris entrenó a quienes se desplegaron en Afganistán, pero eso no justifica completamente la elección de palabras que hizo en apoyo del control de armas. «Podemos asegurarnos de que esas armas que yo porté en la guerra será el único lugar en el que estén», dijo en un vídeo de 2018 que ha circulado la campaña demócrata.

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Hay una más en esto de buscar tres pies al gato. Harris le presentó el martes en Filadelfia como «sargento comandante», pero en realidad su pensión es de sargento maestro, un grado menos. El escrutinio de 'The Washington Post' revela que cuando se retiró, efectivamente servía como sargento de comandante al ser jefe de batería de artillería, pero como no completó un entrenamiento adicional que necesitaba para consolidar ese título, no pudo reclamarlo oficialmente. «Escuchen, alabo a cualquiera que haya servido a nuestro país, y creo que todos deberíamos hacer lo mismo», ha zanjado Harris.

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