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Un Biden titubeante sucumbe ante las mentiras de Trump y el partido demócrata entra en pánico

Un Biden titubeante sucumbe ante las mentiras de Trump y el partido demócrata entra en pánico

El candidato republicano utilizó su catálogo de bulos sobre el aborto y la inmigración ante un presidente que, lejos de acabar con las dudas sobre su edad y su estado de salud, encendió todas las alarmas

Caroline Conejero

Viernes, 28 de junio 2024, 07:24

Joe Biden que se mostró dubitativo, tartamudeante, hasta sufrió algún lapsus y pareció quedarse en blanco en algún momento. El candidato demócrata fracasó en su intento de demostrar a los votantes estadounidenses que a sus 81 años está en forma para dirigir sus destinos. Los dos candidatos se enzarzaron en duros ataques personales, pero paradójicamente fue Biden quien empezó a insultar con un «idiota y perdedor» dirigido a Trump, que solo tiene tres años menos, 78. La actuación de Biden fue tan desastrosa que ha hecho saltar todas las alarmas en el Partido Demócrata.

Es verdad que Trump lanzó todo tipo de embustes, como que los inmigrantes están asesinado a los estadounidenses y se matan niños recién nacidos por la permisibilidad del aborto, pero colocó sus mensajes como pretendía. Ganó por goleada en las formas -no abusó de su superioridad-, porque sus frases fueron tan contundentes como siempre.

La contienda se desarrolló bajo una exorbitante expectación más propia de un gran acontecimiento deportivo que un debate político. A cuatro meses de los comicios, y mucho antes de lo que es habitual, Biden y Trump intercambiaron duros golpes con acusaciones directas en lo político y en lo personal, y chocaron en el tema del aborto y en política internacional.

A derecha de la pantalla, Biden inició el debate hablando un poco más rápido de lo normal, con la voz ronca, en un tono de voz más bajo, supuestamente debido a un catarro, según fue revelado por un médico del presidente durante el debate. Algo nervioso al principio, se trabó varias veces, dejando en ocasiones entrever el ligero tartamudeo que padece desde niño.

El debate se tornó rápidamente en una contienda dolorosamente asimétrica entre Trump, que ofrecía el catálogo habitual de mentiras descomunales, como «en Virginia han propuesto incluso matar al bebé cuando ya ha nacido», y Biden, que se ceñía al relato menos colorido pero real de los logros de su Administración.

La dureza de las frases

Donald Trump dedicó el tiempo a distorsionar los hechos y a eludir preguntas. Sin gran conocimiento de la minucia política, el republicano optó por la estrategia que ha venido utilizando en las últimas semanas: ofrecer embustes que tienden a entretener y a tener más persistencia en la memoria del público. La mayor dureza de sus frases llegó a la hora de describir una inmigración en la que se permite llegar a Estados Unidos a «criminales, terroristas y enfermos mentales». En su diagnóstico, estos «ilegales» se quedan con los empleos de negros y latinos, saturan la Seguridad Social «y hacen que los veteranos estén muriendo en las calles».

Trump, a la izquierda de la pantalla, se desenvolvía con la soltura a la que acostumbra en sus mítines multitudinarios, adjudicándose falsos logros políticos, al tiempo que acusaba a Biden de mentir cuando éste le reprochaba sus fracasos.

El presidente miraba con perplejidad a Trump, que, impasible, se dirigía a los presentadores, nunca a él. Solo cuando Biden pasó al contraataque logró avergonzar al republicano con el reproche de ser un convicto penal por haber «tenido sexo con una actriz porno mientras su mujer estaba embarazada».

«Yo no hice nada malo. Tenemos un sistema amañado y repugnante», respondió Trump exasperando a su rival. Así que Biden contraatacó: »Los delitos de los que todavía está acusado, y piense en todas las condenas civiles que tiene. ¿Cuántos miles de millones de dólares debe en condenas civiles por molestar a una mujer en público, por hacer toda una serie de cosas, por tener relaciones sexuales con una estrella porno en la noche mientras su esposa estaba embarazada? ¿De qué estás hablando? Tienes la moral de un gato callejero», le espetó. La mujer de Trump, Melania Trump, no acompañó a su marido, a diferencia de Jill Biden, que estuvo junto al presidente.

Trump finalmente dirigió su mirada hacia Biden negando el caso y sacando a colación la condena a su hijo Hunter por mentir sobre su uso de drogas al comprar una pistola. El líder republicano, que se vanagloriaba de todo, rebajó constantemente a Biden, a quien acusó repetidas veces de ser «el peor presidente de la historia».

A pesar de ciertas dificultades de dicción, Biden defendió con firmeza su gestión de la economía y corrigió a Trump en sus ataques: «No había inflación cuando asumí la presidencia», «porque había una recesión (por la pandemia) con un 15% de desempleo», dijo.

Al ser preguntado sobre los disturbios del 6 de enero, Trump desvió el tema y culpó falsamente a Nancy Pelosi de rechazar la oportunidad de desplegar la guardia nacional.

Los moderadores

Los moderadores Jake Tapper y Dana Bash no ofrecieron ninguna verificación de los hechos que exponía Donald Trump, algo por lo que probablemente recibirán críticas. El director político de CNN, David Chalian, señaló con antelación a la agencia Associated Press que de producirse alguna «afirmación atroz» los moderadores deberían establecer una corrección durante el debate, aunque esa no fuera su tarea principal.

Un debate con mucho en juego para ambos candidatos que se esforzaron en tratar de inclinar la balanza a su favor enfocados en convencer al minúsculo grupo de independientes, indecisos, y electores desencantados y los que todavía que no han prestado atención que necesitan para ganar.

La moderadora Dana Bash preguntó a Trump si aceptaría los resultados electorales y el magnate eludió la pregunta con otros temas. Pero no había nada que hacer, la noche fue un desastre para Biden. Lejos de disipar los miedos por su edad, encendió todas las alarmas en un partido demócrata donde ya se piensa seriamente si no deben buscar un candidato alternativo con urgencia.

Como reacción al debate, los futuros de las acciones estadounidenses y el dólar subieron en las primeras operaciones asiáticas del viernes, un indicador de que los inversores consideraron que Trump había tenido una actuación más sólida que su oponente. Los inversores anticipan que una presidencia de Trump supondrá una nueva reducción de impuestos corporativos, y un mercado bursátil de mayor rendimiento.

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