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La frontera entre México y Estados Unidos es una franja tan árida y polvorienta que la vista se pierde sin encontrar consuelo. Tan aburrido es el batiburrillo de arena y construcciones bajas, que el lado mexicano de Ciudad Juárez encargó al escultor Enrique Carbajal la ... construcción de una enorme escultura roja en forma de equis que no sólo marca su territorio sino que representa el cruce entre las culturas indígena y española. Desde principio de mes no es el único objeto llamativo de color rojo que se interpone en la vista. Una 'serpiente' flotante sobre el río Bravo ha mordido la soberanía del Gobierno federal, que este martes demandó a Texas por instalar esa cadena de boyas sin permiso.
Antes le había dado un ultimátum al gobernador, Greg Abbott, para que la retirase, pero su respuesta fue contundente: «¡Texas le verá en los tribunales!». Y el Gobierno de Biden no tuvo más remedio que hacer buena su amenaza. De momento le ha pedido al juez que emita una orden cautelar con la que fuerce la retirada de esa cadena de boyas de 300 metros mientras estudia la potestad que tiene para intervenir en una política fronteriza.
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Previamente México había enviado una protesta diplomática. Así mismo, un equipo de kayak, representado por Jessie Fuentes había demandado al estado de Texas exigiéndole que lo retire con el argumento de que les impide continuar con los tours que organiza en el río, lo que causa «un daño inminente e irreparable» a la empresa Epi's Canoe y Kayak Team. El demandante asegura que desde principios de mes ha tenido ya que cancelar numerosas actividades.
El Gobierno de Biden ha recogido esa demanda en su carta al gobernador para recordarle que, al no a haber contado con una autorización legal, tampoco han sido evaluados los daños derivados de la instalación. Abbott, como señaló el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, está jugando «a la politiquería». «Son acciones publicitarias muy vulgares con las que tratan de engañar al pueblo estadounidense haciéndole creer que van a impedir que lleguen migrantes, a los que acusan de ser quienes traen o llevan la droga a Estados Unidos. Puro cuento, pura mentira», dijo el mandatario.
López Obrador puede permitirse el lujo de dejarlo correr. «¿Qué son 300 metros?», preguntó, mientras alguien le corregía y apuntaba que eran 350. «¡Aunque sean dos kilómetros, o cinco! Que se apuren, porque la frontera tiene más de 2.000», se burló. Biden, en campaña y atado por la falta de medios que le otorga el Congreso y las decisiones judiciales que este mismo martes tumbaron la obligación de solicitar cita de asilo político a través de una aplicación, se ha enzarzado con Abbott en acusaciones mutuas sobre el respeto a los derechos humanos de los extranjeros. En plena ola de calor, un chivatazo al 'Houston Chronicle' ha revelado órdenes de empujar a los migrantes de vuelta a México sin proporcionarles agua.
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