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Con esmerado derroche de elogios y una ambiciosa agenda de cooperación económica y militar bajo el brazo, el presidente estadounidense Joe Biden ha recibido estos días en visita de Estado a su homólogo keniano William Ruto. El viaje oficial del primer mandatario africano a Washington desde 2008 marca una ocasión histórica, emblemática y de implicaciones globales de suma relevancia. La Casa Blanca no escatimó pompa en la ceremonia de bienvenida, con un despliegue completo que incluyó honores militares con 21 disparos de salva y los tradicionales himnos de la Banda de la Guardia Costera.
Ruto y su esposa, Mama Rachel Ruto, ataviada con un exquisito vestido kitenge con los colores simbólicos de la bandera de Kenia, presenciaron la ceremonia en el jardín sur de la Casa Blanca junto a Biden y la primera dama, Jill Biden. La visita de tres días culminó con una cena de Estado que contó con invitados de excepción como el presidente Barak Obama, cuyo padre era keniano, así como miembros de destacadas instituciones keniano-americanas y las ocasionales celebridades de Hollywood.
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Gerardo Elorriaga
Biden, deseoso de cambiar la conversación de Gaza y en plena temporada electoral, a cinco meses de la cita con las urnas en noviembre, aprovechó la visita para verse en circunstancias más favorables, estrechando los lazos diplomáticos con la nación africana. La visita, enmarcada en una iniciativa de cooperación etiquetada como Visión Nairobi-Washington, se produce en un momento en el que EE UU y China compiten por su preeminencia en el continente africano.
En su campaña de apelación a las naciones africanas a optar por la potencia norteamericana como socio más rentable que China, -que cuenta ya con una extensa cartera de inversión en el continente a través de préstamos de alto interés, Biden ve a Kenia como un socio de confianza con el que canalizar un modelo de cooperación en África más ventajoso que el de su rival asiático.
Las convulsiones del pasado año en el escenario político del continente, marcadas por una serie de golpes militares, guerras y elecciones inestables, proporcionaron a los rivales de EE UU, China y Rusia, plena oportunidad para profundizar su influencia en África.
En su reunión bilateral del pasado jueves en la Casa Blanca, Biden y Ruto lanzaron la iniciativa de cooperación con un llamamiento a la comunidad internacional para ayudar a países como Kenia, con una considerable deuda con China, a gestionar el débito a través de inversiones enmarcadas en el crecimiento económico. En concreto, proyectos de energía verde, salud y educación, así como en el refuerzo de la cooperación comercial, innovación tecnológica y seguridad.
La iniciativa hace un llamamiento a las instituciones financieras internacionales a procurar paquetes de apoyo coordinado y exhorta a los países acreedores a la creación de fórmulas que faciliten el alivio de la deuda africana. «Muchos países en África, incluida Kenia, luchan contra una convergencia abrumadora de múltiples crisis», señaló Ruto a los periodistas. Crisis que incluyen eventos climáticos extremos, la angustia de la deuda, y los conflictos en Europa y Medio Oriente «cuyo impacto acumulativo desvía recursos de inversión al crecimiento económico. En el presidente Biden y el gobierno de Estados Unidos, Kenia y África tienen una fuerza potente y un amigo comprometido», dijo.
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Mercedes Gallego
De momento, Washington pondrá 21.000 millones de dólares a disposición del Fondo Monetario Internacional destinados a la iniciativa de apoyo a través de su cartera de préstamos al Crecimiento y la Reducción de la Pobreza. En un paquete adicional, se donarán 250 millones a la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial para responder a la crisis. Además, la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos anunció la semana pasada también acuerdos que elevan su cartera en Kenia a más de mil millones de dólares.
En paralelo, Biden anunció la designación de Kenia como «aliado importante no perteneciente a la OTAN», una denominación meramente descriptiva, que refleja el ascenso de Kenia como socio regional de influencia global en el continente. Actualmente, 18 países cuentan con este calificativo, incluidos Israel, Brasil y Filipinas, aunque esta es la primera para un país del África subsahariana.
La denominación subraya la importancia del Gobierno de Kenia como aliado estratégico fundamental en los últimos años en la lucha contra el terrorismo yihadista en las operaciones conjuntas que han logrado mermar al Estado Islámico y a los radicales somalíes Al-Shabab en toda África Oriental.
La alianza, que no supone un pacto de defensa mutua, proporcionará a Kenia una ayuda adicional de 7 millones de dólares destinada a la modernización del Servicio de Policía Nacional.
Las conversaciones de cooperación militar de esta semana se enfocaron en gran medida en los esfuerzos de pacificación de la región en dos frentes importantes: el apoyo conjunto al Gobierno de Somalia en su lucha contra el terrorismo, y, la presión a las partes en conflicto en Sudán para establecer un alto el fuego. Asimismo, se establecieron las bases del diálogo estratégico sobre inteligencia artificial.
La visita ha coincidido con un momento en que Estados Unidos pierde presencia militar en África, al tiempo que intenta reforzar su posición frente a la creciente influencia rusa y china en el continente.
El Departamento de Defensa anunció la semana pasada la retirada de tropas y equipo estadounidense de Níger antes del 15 de septiembre por orden de la junta militar de ese país, y se contempla también el repliegue de las fuerzas norteamericanas de Chad. Dos países clave en los esfuerzos de Washington en la lucha contra las organizaciones extremistas violentas en toda la región del Sahel.
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Gerardo Elorriaga
Por otra parte, el viaje de Ruto ha tenido lugar cuando está a punto de producirse la entrada de las fuerzas especiales de Kenia en Haití como parte de la operación multinacional de apoyo a la seguridad, respaldada por la ONU y financiada en su mayor parte por Estados Unidos. La misión, encabezada por Nairobi, tiene como objetivo la estabilización del país, plagado por la violencia de las bandas armadas desde el asesinato en 2021 del entonces presidente Jovenel Moïse.
La iniciativa, que ha sido acogida con satisfacción por organizaciones independientes como un paso importante hacia la pacificación de Haití, incluye un contingente de 1.000 agentes policiales del grupo de operaciones especiales keniatas, así como fuerzas de Chile, Jamaica, Granada, Paraguay, Burundi, Chad, Nigeria y Mauricio.
Una pequeña avanzada de oficiales kenianos llegó el lunes a Puerto Príncipe, al tiempo que la ciudad reabría el aeropuerto, cerrado durante casi tres meses tras un levantamiento de las bandas violentas que convulsionan el país.
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