La cosecha de cereal caerá el 21% en España

Las necesidades de nuestro país son de 36 millones de toneladas anuales, tanto para el consumo humano como animal (la cabaña porcina se cuenta entre nuestras principales exportaciones, pero necesita mucho cereal y oleaginosas). Un desfase que España compensaba hasta ahora importando maíz de Ucrania -el 30% de lo necesario para elaborar piensos-, el 17% del trigo consumido o hasta el 60% del girasol, cifrado en 500.000 toneladas.

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Sergio García

Las razones para este comportamiento de la producción son varias, resume Ignacio López. Por un lado, el encarecimiento de los precios de la energía, los abonos o las semillas; también de los productos fitosanitarios (su menor uso ha aumentado las plagas y enfermedades de los cultivos de invierno), aspectos todos ellos que remiten a la guerra en Ucrania. Esta circunstancia ha minimizado el efecto que se esperaba tuviera la posibilidad excepcional de realizar siembras en tierras de barbecho, una medida aprobada por la UE a iniciativa de España y de la que en nuestro país se iban a beneficiar 600.000 hectáreas.

«Finalmente, no llegarán a la mitad, ya que los costes han echado para atrás a muchos productores». En el desplome de cifras ha influido también el calor y la falta de lluvias, así como los daños atribuibles la fauna silvestre que han diezmado cosechas y llevado al abandono de la actividad cerealista en muchas regiones.

El aumento de los costes de producción ha obligado a la UE a permitir importar de terceros países por encima de los límites establecidos hasta ahora. También a lanzar paquetes de ayudas orientadas sobre todo a los ganaderos, que en el caso español se sustancian en una línea de almacenamiento privado de 7.000 toneladas de carne de porcino, 169 millones en ayudas directas para los ganaderos de leche, y otros 150 millones para los de ovino, vacuno, avícola o caprino.