El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, tuvo una carrera estrella como fiscal anticorrupción. EFE

Yoon Suk-yeol, el fiscal anticorrupción que acabó envuelto en escándalos como presidente de Corea

Ha tenido una débil posición desde su llegada al cargo, con un Parlamento en contra, sin la aprobación ciudadana y con la sospecha puesta sobre su entorno

Miércoles, 4 de diciembre 2024

Yoon Suk-yeol (Seúl, 1960) afronta los momentos más difíciles de su presidencia tras el intento frustrado de aplicar la ley marcial en Corea del Sur para acallar a la oposición. El mandatario surcoreano podría haber escrito su propio final en un sillón en el ... que siempre ha tenido una débil posición desde que ganó las elecciones en 2022 por un escaso margen -menos de un punto porcentual- ante el liberal Lee Jae-myung.

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Es el único presidente en la historia del país asiático que no ha tenido nunca el control del Parlamento. Su exigua victoria como candidato independiente del Partido del Poder Popular (PPP) fue interpretada como una derrota del Partido Demócrata (PD), que este año reafirmó su control de la Cámara frente a un impopular gobernante, que apenas cuenta con la aprobación del 20% de la población.

Paradójicamente, Yoon llegó al cargo como adalid de una implacable lucha contra la corrupción tras su brillante carrera como fiscal. Se convirtió en el azote de los políticos que hacían mal uso de su poder y ahora son precisamente las acusaciones sobre conductas corruptas las que le asedian a él. La oposición ha denunciado casos que afectan a su entorno, y especialmente a su esposa. El presidente encuadra estas sospechas, junto al boicot a sus leyes y los presupuestos, en una maniobra de unos partidos, en su opinión, cercanos al régimen de Corea del Norte y que pretende «desestabilizar» a Seúl.

El caso más sonado es la acusación de soborno por un bolso de Christian Dior, valorado en 2.000 euros, que la primera dama, Kim Keon Hee, aceptó como regalo, lo que supone una violación de la ley anticorrupción del país. También ha sido acusada de supuesta intromisión en asuntos de Estado o de manipulación de activos de la Bolsa. La Justicia surcoreana se ha negado a investigar estos hechos, lo que ha provocado que el Parlamento aprobara la destitución del fiscal general y del responsable de la Junta de Auditoría e Inspección, encargada de monitorizar las cuentas de los organismos públicos.

Yoon nació el 18 de diciembre de 1960 en Seodaemun, en el noroeste de la capital surcoreana, en el seno de una familia de profesores universitarios y creció en el próspero barrio de Yeonhui. Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Seúl y en 1994 inició su carrera judicial como fiscal.

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Lucha contra la corrupción

Su trayectoria en la Fiscalía estuvo marcada por la persecución de la corrupción, llevando a juicio a figuras políticas de alto perfil de todos los colores. El momento estrella de su carrera que lo hizo conocido para el común de los surcoreanos fue la condena que consiguió para dos expresidentes del país, Lee Myung-bak y Park Geun-hye. En 2019 ascendió a fiscal general.

Tras dejar su carrera en los tribunales en 2021, vivió una meteórica carrera política hacia la presidencia catapultado por la fama conseguida y la creciente desconfianza hacia el Gobierno de Moon Jae-in, del Partido Democrático. Yoon se presentó a las elecciones de 2022 como aspirante del conservador Partido del Poder Popular, como una figura externa al sistema y usando su perfil de fiscal independiente que ha perseguido con mano dura la corrupción. Unos reñidos comicios le llevaron a su actual cargo, pero el poder legislativo, en manos de la oposición, le impidió llevar a cabo las reformas económicas que prometía.

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Una ciudadanía decepcionada, especialmente los jóvenes y los sectores más desfavorecidos, con el aumento de la inflación y la desigualdad castigó en las urnas a su Gobierno en minoría, refrendando en las elecciones del pasado 11 de abril la mayoría del PD en el Parlamento. Este suspenso para la acción política del presidente Yoon también es síntoma de la percepción de los votantes, que ven al gobernante como alguien desconectado de la realidad social, incapaz de arreglar la economía mientras se ve acechado por las sospechas de corrupción.

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