Corea del Sur se hunde en una crisis política tras la destitución del presidente interino

La Asamblea Nacional aprobó ayer una moción de destitución contra el presidente interino, Han Duck-soo, quien había sustituido en el cargo a Yoon Suk-yeol, cesado el pasado 14 de diciembre por su polémica decisión de imponer la ley marcial en el país asiático. La iniciativa contra Han salió adelante con 192 votos a favor y ninguno en contra, después de que el máximo responsable del Parlamento surcoreano, Woo Won-shik, decidiera que podía ser aprobada por mayoría simple.

Woo no atendió los argumentos de la formación gubernamental, el Partido Popular del Pueblo (PPP), para que el caso se tratara como un 'impeachment' a un presidente, lo que requería una mayoría de dos tercios, es decir, 200 apoyos. La votación se produjo entre los ruidosos abucheos de los diputados de este grupo, que se pusieron a cantar y a levantar los puños en señal de protesta. Además, los parlamentarios conservadores no ejercieron su voto.

El opositor Partido Democrático (PD), con 170 de los 300 escaños del Parlamento, había presentado un día antes la moción, a raíz de que Han afirmara que no nombraría a ningún juez del Tribunal Constitucional para ocupar sus tres vacantes -de las nueve plazas existentes- hasta que se alcanzara un acuerdo entre los dos grandes partidos.

Las nominaciones para el alto tribunal surcoreano cobran una especial relevancia en el actual contexto político, ya que es el encargado de validar o no la destitución de Yoon. Su cese fue aprobado por el Parlamento tras la imposición de la ley marcial por la supuesta cercanía de la oposición a la vecina Corea del Norte y el envío de militares a la Asamblea Nacional para impedir que celebraran una sesión para revocar la medida. El propio mandatario reculó apenas seis horas después.

La de ayer es la primera vez en la historia del país asiático que resulta destituido un presidente interino. El viceprimer ministro y titular de la cartera de Finanzas, Choi Sang-mok, asumió las funciones de jefe de Estado -también de forma interina- y en su primera declaración se comprometió a rebajar la tensión política: «El Gobierno dedicará todos sus esfuerzos a superar este período turbulento».

Corea del Sur se sumergió en un terreno desconocido la madrugada del 3 de diciembre cuando Yoon apareció en la televisión para anunciar la imposición de la ley marcial. Una investigación apunta ahora que, con alta probabilidad, el expresidente gestó este plan durante meses, con el objetivo de usar la polémica legislación para detener a sus oponentes políticos, según publica el diario 'The Washington Post'.

El exmandatario negó que hubiese ordenado paralizar la Asamblea Nacional y sostuvo que mandó allí a 300 soldados desarmados para «advertir» a los parlamentarios. Sin embargo, el periódico surcoreano 'Chosun Ilbo' revela que fueron más de mil los militares que acudieron al lugar. Algunas unidades habrían llevado incluso munición real, aunque se cree que no se llegó a distribuir entre los enviados.

Yoon, además, habría ordenado al ejército que arrestase a los legisladores, para lo que realizó hasta seis llamadas, según el testimonio recogido por el periódico 'Hankyoreh'. Telefoneó a sus comandantes y exigió que los soldados «derribaran la puerta ahora mismo, entraran allí y sacaran a la gente que estaba dentro». No consiguió bloquear la Asamblea Nacional, por lo que decidió revertir el decreto de la ley marcial.