Después de 44 días de votaciones y una campaña tan intensa como colorista, las elecciones de la India han concluido este sábado con su séptima y última fase. Tal y como se preveía, las encuestas a pie de urna que ya están publicando los medios ... indios apuntan a una amplia victoria del actual primer ministro, Narendra Modi, pero los resultados oficiales no se anunciarán hasta el martes.
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En el poder desde 2014, y tras arrasar en los comicios de 2019 al obtener 352 de los 543 escaños en liza de la Lok Sabha, la cámara más potente del Parlamento, la coalición que lidera su formación, Bharatiya Janata Party (BJP) o Partido Popular de la India, aspira esta vez a una supermayoría sin precedentes de más de 400. Pero no está tan claro que pueda batir ese récord de diputados porque los primeros sondeos le conceden entre 353 y 368 escaños.
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La oposición, aglutinada en una alianza de 40 grupos políticos llamada India (Indian National Development Inclusive Alliance), habría logrado entre 118 y 133 diputados, según las encuestas. Su principal formación es el histórico Partido del Congreso de Jawaharlal Nehru, su hija Indira Gandhi y el hijo de esta, Rajiv. Su rostro más popular es el de la cuarta generación de esta saga política, Rahul Gandhi, quien no parece que vaya a cumplir con la tradición familiar de convertirse en primer ministro de la India.
Para no especular sobre los resultados hasta que se difundan oficialmente el martes, el Partido del Congreso había decidido no participar en los debates y análisis que ya están emitiendo las diferentes cadenas de televisión indias. Pero, a última hora, su presidente, Pawan Khera, cambió de idea.
Como gran favorito, el BJP de Modi tenía clara su presencia en dichos programas para empezar a celebrar lo que parece otra rotunda victoria. Además de lograr un inédito tercer mandato consecutivo, la clave está en saber si conseguirá esos 400 escaños que se había marcado como objetivo para demostrar su hegemonía política. En las últimas elecciones de hace cinco años, el BJP obtuvo 303 diputados y otros 53 el resto de socios en la Alianza Democrática Nacional (NDA, en sus siglas en inglés). Con respecto a dichos comicios, parece que la participación ha sido algo menor: 65% de los 960 millones de electores frente al 67,11% de 2019, la más alta de la historia.
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Por su parte, el Partido del Congreso aspira a aumentar sus 52 escaños y a aprovechar la gran coalición de India para arrebatarle algo de poder a Modi, a quien ha criticado muy duramente por asuntos clave como el alto desempleo y la inflación. A tenor del periódico 'Times of India', los estados decisivos a observar en las encuestas a pie de urna son Uttar Pradesh, Bengala Occidental, Karnataka, Bihar, Maharashtra, Haryana, Himachal Pradesh, Madhya Pradesh, Odisha, Punjab, Delhi, Rajastán y Tamil Nadu.
Después de una década en el poder, es increíble que la popularidad de Modi no solo no se haya resentido, sino que siga en auge. El motivo principal es el orgullo y optimismo que ha contagiado a la mayoría de la población con su discurso nacionalista, de marcado acento hindú, y un ambicioso programa de infraestructuras que tiene todo el país levantado en obras.
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A estos cambios, de los que los indios se benefician con nuevas autopistas, aeropuertos y líneas de trenes, se suma que la economía tira como una máquina y creció un 7,2% durante el año fiscal 2022-23, uno de los ritmos más rápidos del planeta y casi el doble de la media de las potencias emergentes. «Una vez más superando las predicciones, el Producto Interior Bruto (PIB) en el cuarto trimestre del año fiscal 2023-24 creció al 7,8% y el incremento para todo el año se sitúa en el 8,2%. ¡El más alto entre las grandes economías… otra vez!», se congratula en X la profesora Shamika Ravi, quien pertenece al consejo de asesores del primer ministro.
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Gerardo Elorriaga
Tras rebasar en 2022 al Reino Unido, su antigua metrópoli y el año pasado a China como país más poblado del planeta, la India es ya la quinta economía mundial con un PIB de 3,7 billones de dólares (3,5 billones de euros). Para 2027, su objetivo es desbancar a Japón y Alemania y convertirse en la tercera, solo por detrás de Estados Unidos y China.
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Pero, en el PIB per cápita, la India está en el puesto número 140 con solo 2.500 euros, a la altura de Nicaragua, Bangladés o Camboya. A pesar de la pobreza que sufren los 800 millones de indios que dependen de los subsidios estatales, se aprecia algo que falta en otros países: optimismo.
Junto a la pobreza, las desigualdades y el paro, sobre todo juvenil, el otro gran problema de la India es la creciente división entre hindúes y musulmanes. Aunque Modi ha sabido explotarla electoralmente con su discurso nacionalista hindú para ganarse al 80% de la población, supone jugar con fuego en un país donde 200 millones de personas profesan el islam y se han vivido sangrientos estallidos de violencia interreligiosa. Esta tensión también la sufren otras minorías como los sijs y los cristianos.
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De igual modo, los críticos de Modi le acusan de autoritario y de debilitar a la oposición con causas penales y fiscales, advirtiendo del peligro que supondrá una nueva victoria suya, y más si es por supermayoría. A la espera de conocer los resultados oficiales el martes, las elecciones en la India, la mayor democracia del mundo, concluyen como empezaron: con Modi como claro favorito.
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