Asier Quintana
Jueves, 18 de abril 2024, 20:58
Este viernes da comienzo el ejercicio democrático y logístico más grande del mundo. India elige a sus líderes políticos, a los próximos dirigentes de un país con más de 970 millones de electores. Los comicios son tan monumentales que se prolongarán más de un mes, ... con convocatorias territoriales perfectamente compartimentadas. Hoy se eligen 102 de los 543 escaño del Lok Sabha, la Cámara baja parlamentaria o Casa del Pueblo. La importancia de esta cita con las urnas trasciende las fronteras de la nación. Como potencia nuclear y una de las economías de mayor crecimiento, todo apunta a que el país desempeñara un papel estratégico de primer orden en el escenario mundial del próximo lustro, sobre todo tras la escalada de conflictos territoriales con los vecinos China y Pakistán y su posición 'amiga' con Rusia.
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Las elecciones comienzan hundidas en la polémica. En vísperas de la apertura de los colegios, las fuerzas de seguridad detuvieron ayer a Amanatullah Khan, diputado del partido opositor AAP por su posible relación con un caso de lavado dinero. Esta misma investigación condujo hace unos días al arresto también de Arvind Kejriwal, jefe de gobierno de la capital india y dirigente de la misma formación, que ha denunciado una «conspiración» por parte del primer ministro. Narendra Modi, para hundir sus posibilidades electorales.
Modi y su partido, el nacionalista de derechas BJP, parten como favoritos en estos comicios, hasta el extremo de que muchos analistas consideran que la única incógnita reside en saber qué porcentaje de votos sacará por encima del resto de grupos. El BJP ya ha anunciado que su objetivo es ganar al menos en 400 distritos indios. La oposición, por su parte, no descarta unirse bajo las banderas de la economía y de una mejora de la democracia, que ven amenazada tras los arrestos de varios representantes políticos contrarios al primer ministro en los últimos tiempos. En esta primera ronda votan 102 distritos electorales en 21 Estados y territorios de la Unión.
En total, un millón de colegios electorales abren sus puertas a los votantes durante el casi mes y medio que se alargará la cita electoral. Los comicios finalizarán el 1 de junio tras siete fases de votaciones repartidas por las diferentes regiones, y tres días después se conocerán los resultados. Saldrán elegidos 543 de los 545 miembros de la Cámara Baja (Lok Sabha) del Parlamento. Ellos serán los encargados de decidir quién ocupará los 250 asientos de la Cámara Alta (Rajya Sabha), mientras que los dos asientos restantes serán nombrados por el presidente de la comunidad anglo-india. El partido que quiera gobernar deberá lograr al menos 272 escaños.
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La razón de que todas las encuestas den como vencedor absoluto al gobernante Bharatiya Janata Party (BJP), el partido nacionalista hindú del actual primer ministro Narendra Modi, tiene mucho que ver con la forma en que el mandatario ha convertido una opción política casi en una religión. Una gran mayoría ve en su política una consolidación del nacionalismo hindú y un crecimiento en materia económica e industrial que ha resituado a India dentro la comunidad internacional, con una consideración mayor de superpotencia. Ocho de cada diez ciudadanos tienen una buena opinión de él y muchos creen que ha mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos de a pie, en concordancia con la imagen que él promueve de sí mismo: la de protector del pueblo.
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La oposición le acusa en cambio de sectarismo y asegura que su formidable equipo de asesores o expertos en relaciones públicas sabe maquillar sus fracasos, como el del desempleo juvenil, con un 50% de tasa nacional. Resulta significativo que Modi utilizó en 2014 varios hologramas de su figura para hacer campaña en diferentes Estados al mismo tiempo. En esta ocasión ha recurrido a las figuras de cartón. Miles de recortes con su imagen han inundado el país, con especial presencia junto a los monumentos o las estaciones de transporte para que cualquiera pudiera hacerse un selfi con el 'primer ministro'.
El mandatario, de 73 años, busca su tercer mandato consecutivo por todo lo alto. Quiere hacer historia en el país logrando entre 400 y 370 escaños de los 543 que hay en juego -en los comicios de 2019 alcanzó algo más de 300-, dejando a la oposición, la Alianza Nacional Inclusiva para el Desarrollo de la India (INDIA), en minoría parlamentaria.
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La coalión formada en 2023 por 26 partidos de izquierdas, con Rahul Gandhi a la cabeza, busca hacer frente al nacionalismo hindú de Modi. La campaña del candidato a primer ministro ha sido aclamada por el intento de llegar a toda la población India con su caminata por todo el país de este a oeste para captar votos. Aunque, pese a los esfuerzos de la oposición, todo parece indicar que Modi no debe preocuparse por su reelección.
El populismo de Modi resiste con el mismo discurso después de 10 años de mandato. El actual líder del país continua prometiendo reformas económicas y un nacionalismo hindú en un territorio multireligioso que provoca divisiones en el país. El PIB indio crecerá este año un 7,3%, la cifra más alta de las principales economías, además de tener unas infraestructuras modernas y ser importante económicamente hablando en el panorama mundial.
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Por otro lado, el crecimiento económico ha creado grandes desigualdades sociales en un país de 1.400 millones de personas. El paro juvenil ronda el 50%, la inflación castiga a los que menos tienen y la gestión del coronavirus ha hecho mella, sobre todo en la clase media y baja debido a la mala gestión del gobierno.
Además, desde fuera del país se observa el nacionalismo de Modi como una medida de represión ante las minorías religiosas, sobre todo contra la musulmana. Ha implementado una ley que privara a estos de la ciudadanía india, ha demolido mezquitas y ha inaugurado templos hinduistas en su lugar. Sus viviendas y negocios han sido derribados por lo que se conoce como la «justicia de la piqueta» y los boicoteos no son extraños. En un mes se conocerá si salta la sorpresa en el país con la democracia más grande del mundo que, según algunos expertos y opositoress, podría dejar de serlo si Modi continúa aplicando su nacionalismo radical religioso.
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