Desde la última guerra entre Armenia y Azerbaiyán, las tropas azeríes han acosado constantemente a los armenios en sus fronteras y, sobre todo, en el enclave de Nagorno Karabaj (Artsaj) y el corredor de Lachín, cerrado periódicamente con alegatos y excusas diferentes. La supuesta «operación ... antiterrorista» iniciada el martes pasado se justifica en esta ocasión por un atentado atribuido a los armenios en el que murieron seis personas, cuatro de ellas policías. Si el hecho hubiera sido esporádico y no formara parte de una situación de acoso y derribo en el enclave armenio podríamos tenerlo en consideración. Pero como ésto no es así, da la sensación de que es un paso más en la estrategia atosigante y de hostigamiento permanente a que están sometidos los armenios del citado enclave y que va más allá del mismo. No olvidemos el sueño mesiánico del Gran Azerbaiyán de Ilham Alíev y de la destrucción de Armenia como país, siguiendo la estela de su padrino turco.

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Bombardeada Stepanakert, capital de Artsaj, y otras localidades del territorio, los muertos se cuentan por decenas y, casualmente ahora, el Ministerio de Defensa azerbaiyano anuncia el establecimiento de corredores humanitarios, incluido el hasta ahora cerrado de Lachín, para que los armenios del enclave puedan dirigirse a Armenia. Así lo manifestaba el asesor presidencial azerbaiyano, Hikmet Hajiyev. Jugada maestra para vaciar un territorio que consideran suyo y del que ya han huido miles de armenios buscando una seguridad que allí no tienen.

Armenia y Azerbaiyán se encuentran en estado permanente de guerra híbrida que no sólo se limita a la región de Artsaj, ya que los enfrentamientos se producen a lo largo de toda la frontera entre ambos países. Las raíces de este conflicto son étnicas, históricas e incluso de configuración estatal para algunos sectores. Recordemos que la República de Nagorno-Karabaj decidió formalmente cambiar su nombre oficial a República de Artsaj entre el 28 de febrero y el 5 de marzo de 2017, en referencia al nombre utilizado por la Gran Armenia siglos antes, renunciando a su denominación azerí.

A pesar de la debilidad y de que los intereses rusos convierten su papel de mediador en una pantomima más, ya que Azerbaiyán sigue a lo suyo presionando implacablemente a los armenios con todas las armas a su alcance, este miércoles se ha alcanzado un acuerdo de alto el fuego entre el país azerí y las fuerzas armenias y se puso fin a los dos días de enfrentamientos. El pacto ha entrado en vigor a las 13:00 horas y este jueves negociarán funcionarios azerbaiyanos y las autoridades de etnia armenia de Artsaj. Será un impasse más de un conflicto que no tiene buena solución, ya que Azerbaiyán ya no se conforma sólo con ocupar un territorio que no fue suyo hasta 1923 y que siempre estuvo poblado por armenios, sino que aspira a adueñarse de toda Armenia, paso previo a la desaparición del país.

Armenia es una pieza prescindible en el tablero mundial para las grandes potencias y el «panturquismo» de azeríes y turcos su principal amenaza.

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