zigor aldama
Shanghái
Jueves, 2 de julio 2020, 13:33
Nada más conocer que China había aprobado definitivamente la Ley de Seguridad Nacional, que castiga hasta con cadena perpetua cualquier acto de secesión, subversión o terrorismo en Hong Kong, el joven partido Demosisto anunció su disolución. Esta formación prodemocracia, liderada por Joshua Wong y nacida ... tras la Revolución de los Paraguas de 2014 siguiendo los pasos de Unidas Podemos, sabía que estaba en la diana de Pekín, y el pasado martes prefirió no correr riesgos innecesarios. Pero Wong está convencido de que aún puede acabar en una cárcel china, porque en la excolonia británica se ha establecido una oficina directamente controlada por Pekín para perseguir estos delitos.
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Para que eso no ocurra, y con el fin de dar cobijo a los ciudadanos hongkoneses que se sientan amenazados, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha anunciado que su país abrirá un proceso para la nacionalización de quienes estén en posesión de un pasaporte de 'británico de ultramar', al que pueden acceder todos los nacidos en Hong Kong antes de 1997, fecha de su devolución a China. Aún no se ha detallado cómo será el proceso, pero sí que incluirá cinco años de residencia inicial y uno más hasta acceder a la nacionalidad, de la que se podrían beneficiar hasta tres millones de personas, casi la mitad de la población de la ciudad.
Taiwán ha planteado hacer algo similar. Aunque no ofrece la nacionalidad, sí que ha establecido una institución para ayudar a los hongkoneses que quieran abandonar su lugar natal a establecerse en la isla. Según grupos de activistas, su número ya alcanza los 200. La nueva Oficina para los Servicios y el Intercambio Taiwán-Hong Kong tramitará los permisos de residencia e incluso ayudará a que sus titulares encuentren empleo. «Es un hito en el apoyo que el Gobierno [de Taiwán] da a la democracia y la libertad en Hong Kong», declaró el ministro Chen Ming-tong ayer.
Hoy, Australia se ha sumado a la ola de solidaridad y ha anunciado que está considerando diferentes opciones para ofrecer en su territorio un lugar seguro a los hongkoneses. «Creemos que es importante y consistente con quienes somos», ha declarado el primer ministro australiano, Scott Morrison, que se ha mostrado «muy preocupado» por el impacto que la nueva legislación puede tener en los derechos y las libertades de los ciudadanos de Hong Kong. Si Camberra decide poner en marcha los mecanismos para acoger a los hongkoneses, podría airar a Pekín y empeorar aún más las relaciones entre ambos países, que ya se encuentran en mínimos históricos por diferentes razones.
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No obstante, Hu Xijin, editor jefe del diario ultranacionalista chino Global Times -controlado por el Partido Comunista- ha restado importancia a estas iniciativas en Twitter. «Independientemente de cuál sea la respuesta oficial de China, el pueblo chino no tiene inconveniente en que el Reino Unido abra sus brazos a quienes quieran marcharse de Hong Kong», ha escrito después de criticar que Johnson no otorgue directamente la nacionalidad a quienes tienen ese pasaporte británico oficial y les haga pasar por un laborioso «período de incertidumbre».
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