Me encontraba en Washington cuando recibí la llamada de uno de nuestros abogados preguntándome si era verdad que habían atentado contra Fernando. «No. Cómo se te ocurre», contesté. Cerré y llamé a Christian Zurita. Me dijo que lo habían herido; le pregunté qué pasó, ... le pedí que me pusiera con el médico que lo estaba atendiendo y noté en su voz un quebranto. «Lo siento Vero, lo siento, Fernando está muerto».
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Para ese momento ya me había desplomado de rodillas en la tienda donde me encontraba viendo unas camisetas para mis hijos pequeños. Lo siguiente que recuerdo es que un empleado me hablaba, me pedía que me pusiera de pie y me decía «tus hijos están aquí». Me levanté y salimos a ver un vuelo que nos regresara a Ecuador.
Recibí la llamada del expresidente Guillermo Lasso para indicarme que nos regresarían de inmediato, pero llegamos al día siguiente al atardecer. No recuerdo cómo salí de EE UU ni cómo pasé migración. Tengo vagas imágenes en la memoria de lluvia en Panamá y que el avión trataba de aterrizar y no se podía, hasta que lo hizo y vi en mi teléfono mensajes preguntándome qué ropa ponerle. Había dos opciones. Escogí un traje azul, que era el que iba a usar la noche del debate antes de las elecciones. Lo siguiente que recuerdo es estar frente a un miembro de la Policía Nacional que me ponía un chaleco antibalas y un casco para llevarme a la funeraria donde estaba Fernando.
Todo este año me ha tocado estar de pie por mis hijos enfrentando todo lo que tiene relación al magnicidio de mi esposo. Incluso los dos atentados recibidos y neutralizados por mi cápsula de seguridad no han podido detenerme ante mi determinación de seguir hasta el final con las investigaciones y llegar a los responsables.
Las investigaciones que pensé serían objetivas y contundentes no fueron así, apenas superficiales, y se dejaron de hacer varias diligencias. Nunca se hizo la reconstrucción de los hechos ni la triangulación de las armas. Hay una sentencia en contra de cinco personas pero a mí esa sentencia me sabe a impunidad y mala fe de parte de la Fiscalía. Sin embargo, vamos a presentar una nueva denuncia por delincuencia organizada en contra de las personas que sí participaron del complot para silenciar a la voz más crítica que tenía Ecuador.
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